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CRÍTICA LITERARIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘Una esposa ejemplar’, la exhortación en defensa de la dignidad de la mujer de Alba de Céspedes

La soberbia historia feminista en torno al amor de la escritora cubanoitaliana, que evoca aquella habitación propia de Virginia Woolf, constituye una verdadera obra maestra de la narrativa contemporánea

La escritora italiana Alba de Céspedes, fotografiada en su casa de Roma mientras hojea una revista, el 23 de febrero de 1955.
La escritora italiana Alba de Céspedes, fotografiada en su casa de Roma mientras hojea una revista, el 23 de febrero de 1955.Emilio Ronchini (Mondadori / Getty Images)

Celebremos la feliz recuperación de esta obra señera de la narrativa italiana contemporánea, una de las novelas ejemplares de la segunda mitad del siglo XX en la lengua de Dino Buzzati, Cesare Pavese, Elio Vittorini o Alberto Moravia, coetáneos de Alba de Céspedes como las otras dos gigantescas escritoras de su generación, Natalia Ginzburg y Elsa Morante, hijos todos ellos de la sordidez del neorrealismo del drama íntimo representado en el escenario de una sociedad de privaciones y de asfixia.

Una esposa ejemplar (1949), titulada ahora con irónico e indudable acierto a la luz de la historia que contiene y de la excepcional mujer que la refiere, cuenta habida de que en su primera edición en español se tituló El mejor de los esposos (José Janés, 1952), es sobre todo el caudaloso monólogo con el que una joven mujer narra con serenidad y porfía, como una suerte de atestado íntimo, de escritura solitaria para alcanzar algo semejante a la redención (“En la paz severa de este lugar, me ha sido fácil rememorar mi historia, y escribirla ha sido un alivio”), la desventura de la transformación de su ilusión en desdicha y más tarde de su resignación en rebeldía: “cuando una mujer es inteligente y no puede resignarse, debe acostumbrarse a estar sola”. Y, en efecto, lejos de reiterar el lugar común de la indocilidad precursora de Jane Eyre y las heroínas de la novela romántica, a merced del viento del patriarcado, Alessandra ya es una mujer moderna, y su voz poderosa clama al cielo de la justicia a la vez que se dirige con premonitoria determinación al hombre, inevitable antagonista en aquella Italia fascista de comienzos de la década de los cuarenta, con la guerra mundial atenazando una Europa en blanco y negro “en la que un manto de pesadumbre lo cubrió todo”.

De Céspedes evoca aquella habitación propia de Virginia Woolf, abrigo en el que resguardarse de las inclemencias de una sociedad que solo concibe la prevalencia del hombre: “Quien conoce estas páginas sabe que estar en silencio junto a una ventana es una de mis condiciones para la felicidad”

La novela que nos ocupa es asimismo una exhortación al lector en defensa de la dignidad de la mujer. Extirpado del texto todo sentimentalismo, reducido al prolijo relato de los sentimientos encontrados que se congregan en el espacio de una vida, por medio de la voz de la protagonista, al final de su escrupuloso ejercicio de la memoria, evoca De Céspedes aquella habitación propia de Virginia Woolf, abrigo en el que resguardarse de las inclemencias de una sociedad que solo concibe la prevalencia del hombre: “A esa hora me dejan regar los geranios. Y quien conoce estas páginas sabe que estar en silencio junto a una ventana es una de mis condiciones para la felicidad”. La voz (de la conciencia) de Alessandra, con la tragedia de su madre siempre presente, sirve bien al mandato de la introspección y fluye segura entre el regocijo del amor incipiente por el profesor Francesco Minelli y la acedía por el fracaso de las ilusiones, entre la sobriedad en el recuento de los trances de su educación sentimental y la caída en la tentación del lirismo, entre el idealismo comprometido y el desengaño. Hay palmarias afinidades con La romana (1947) de Moravia y con Y eso fue lo que pasó (1947) de Ginzburg en el retrato psicológico de la mujer y la vida cotidiana, cierta analogía con el relato iniciático de las mujeres de Un bello verano (1949) de Pavese, y la necesidad compartida con Mentira y sortilegio (1948) de Elsa Morante de escribir en la posguerra una historia que denuncie el sometimiento de la mujer.

Incluye la edición dos apéndices. Uno es el iluminador prólogo que el editor de Mondadori Ernesto Ferrero le pidió a la autora para la edición de 1994, que finalmente publicó el Corriere della Sera en forma de artículo, Cuando Italia perdió sus ilusiones, nombre que daría pie a una lectura alegórica de la novela, y que da cuenta del contexto social en el que se escribió (“la aversión por las ataduras que impedían a las mujeres expresar su voluntad de acción me resultaba una carga cada vez más pesada”), de la convicción de que la novela hace las veces de homenaje a las mujeres que vivieron con anterioridad a la conquista de los derechos fundamentales, y de la razón del título original, Dalla parte di lei (Desde la perspectiva de ella). Y el otro es el epílogo de Elena Ferrante, cuyo entusiasmo por la novela, sumado al de Susanna Tamaro o al de la Nobel Annie Ernaux, ratifica que esta soberbia historia feminista en torno al amor (y a un crimen y una vindicación) constituye un verdadero capolavoro de la narrativa italiana contemporánea.

Portada de 'Una esposa ejemplar', de Alba de Céspedes. EDITORIAL SEIX BARRAL

Una esposa ejemplar

Alba de Céspedes
Traducción de Isabel González-Gallarza
Epílogo de Elena Ferrante
Seix Barral, 2023. 22,90 euros
648 páginas

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