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‘Crónica de 30 años en primera línea’, la mirada de un fotoperiodista sobre ETA

Fotógrafo de los de antes, Fidel Raso rememora en un fotoensayo una trayectoria profesional como testigo de casi todos los atentados y secuestros de la organización terrorista en el País Vasco y Navarra

José María Irujo
Fabio Moreno Asla
Llegada a la iglesia de los restos del niño Fabio Moreno, asesinado a los dos años por ETA tras explotar una bomba en el coche de su padre, en noviembre de 1991 en Erandio (Bizkaia).FIDEL RASO

Enfrentarse a la lectura de este libro es rememorar la historia más dura del terrorismo etarra, de los llamados “años de plomo” en los que la banda asesinaba a un centenar de personas cada 365 días y España figuraba a la cabeza del ranking de un siniestro congreso mundial de bombas. La novedad es que en esta ocasión no se trata de una novela de éxito ni de la crónica de uno de los periodistas que cubrió ETA, sino de las memorias de un fotoperiodista que durante tres décadas capturó con sus cámaras la interminable tragedia y el dolor de las víctimas.

Fidel Raso es uno de los testigos principales de casi todos los atentados y secuestros de la organización terrorista en el País Vasco y Navarra. El libro recoge los sentimientos y las emociones del profesional que dedicó lo mejor de su vida a despertar cada mañana por la llamada de la muerte, subirse a lomos de su Yamaha 250 o su viejo Citroën AX, con sus cámaras colgando del hombro, y llegar muchas veces el primero a la escena del crimen.

El autor se ha desnudado cada día con sus fotografías publicadas en los principales medios nacionales e internacionales. Imágenes cargadas de mensajes de dolor, de rabia o resignación de las víctimas. Ahora, Raso confiesa la dureza de retratar el diminuto féretro blanco de Fabio, un niño de dos años muerto al explotar una bomba en los bajos del coche de un guardia civil en Erandio en noviembre de 1991, o explica lo difícil que fue captar con respeto y sensibilidad las imágenes de aquellas familias anónimas que acudían por primera vez al norte de España a recoger el cadáver de sus maridos y llevárselos a enterrar a Andalucía. Comitivas fúnebres que, tal y como recogen sus fotografías, caminaban por las calles de Bilbao bajo el silencio atronador de escasos y mudos espectadores.

El fotóperiodista Fidel Raso.
El fotóperiodista Fidel Raso.Fernando Sanz

Cuenta el autor que en un encuentro con el lendakari José Antonio Ardanza, el presidente del Gobierno vasco se dirigió a él con la coletilla: ¡hombre, un fotógrafo de los de antes! Una buena manera de definir al fotoperiodista que figura en la cabeza de una reducida lista de profesionales que durante años se jugaron el tipo y lo entregaron todo para que la sociedad viera el daño que causó ETA.

Raso entró en el “ataúd” de Ortega Lara, así lo bautizó el guardia civil que le permitió visitarlo, y retrató los rostros de dolor de miles de personas congregadas en Ermua por el asesinato de Miguel Ángel Blanco, pero al mismo tiempo cruzó la frontera de Irún con Francia para cubrir los atentados de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL), la guerra sucia protagonizada por mercenarios y policías durante los primeros años de mandato socialista.

La crónica recoge también las experiencias como enviado especial. Pero tras estas escapadas, Raso regresaba una y otra vez a su tierra, “al primer mundo donde se asesina con el tiro en la nuca”

El autor relata sus viajes al otro lado de la frontera, junto al periodista Ricardo Arques, tras la pista de la misteriosa Dama Negra, autora de varios asesinatos. Y sus encuentros en Bilbao con las novias de los policías José Amedo y Michel Domínguez, condenados por organizar los atentados. Dos mujeres que con sus testimonios ayudaron a denunciar la trama, pero que en aquella ocasión se negaron a ser fotografiadas. La crónica recoge también las experiencias como enviado especial en la caída del muro de Berlín, la guerra del Golfo, su estancia como editor gráfico en Ecuador y los 10 años cubriendo la inmigración y el terrorismo yihadista en Ceuta y Melilla. Pero tras estas escapadas, Raso regresaba una y otra vez a su tierra, “al primer mundo donde se asesina con el tiro en la nuca”.

Leyendo este libro, el lector descubrirá a un autor que confiesa tener el alma herida y se enfrentará a un relato que ayudará a las generaciones futuras a reflejar en imágenes y sin mentiras los años más duros de la barbarie etarra.

Portada de 'Crónica de 30 años en primera línea. Eta, Euskadi y el mundo', de Fidel Raso. EDITORIAL BETA

Crónica de 30 años en primera línea

Autor: Fidel Raso.


Editorial: Ediciones Beta, 2022.


Formato: tapa blanda (336 páginas, 27 euros).


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Sobre la firma

José María Irujo
Es jefe de Investigación. Especialista en terrorismo de ETA y yihadista, trabajó en El Globo, Cambio 16 y Diario 16. Por sus investigaciones, especialmente el caso Roldán, ha recibido numerosos premios, entre ellos el Ortega y Gasset y el Premio Internacional Rey de España. Ha publicado cinco libros, el último "El Agujero", sobre el 11-M.

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