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Cuba a palo seco

‘La isla oculta’ compila los artículos del periodista Abraham Jiménez Enoa. Retrató las miserias de la isla hasta que tuvo que exiliarse en España en 2022

El periodista Abraham Jiménez Enoa en la azotea de su casa en La Habana, Cuba.
El periodista Abraham Jiménez Enoa en la azotea de su casa en La Habana, Cuba.ABRAHAM JIMÉNEZ ENOA
Pablo de Llano Neira

“Bienvenido, aquí se satisface el síndrome de la compulsión”, leyó hace un año a la entrada de una tienda de Barcelona un cubano recién exiliado, el periodista Abraham Jiménez Enoa. Nunca había salido de la isla. Todo era confuso. El funcionamiento del metro, el Google Maps, un señor con delantal y gorro blanco tirando a la basura dos bandejas de cruasanes, publicidad, publicidad, publicidad. Sus ojos no descansaban. “Miro cada bar, cada cafetería, cada restaurante, los letreros enormes y a colores, cada tienda, cada negocio, cada edificio, cada persona, cada persona y su ropa distinta, cada persona y el idioma que habla”. Escribe: “Tengo náuseas, la sien me quiere estallar”. En Cuba sentía otra cosa: “Una daga clavada en el pecho”.

En el epílogo de su primer libro, La isla oculta (Libros de K.O.), una compilación de crónicas y perfiles, Jiménez Enoa (La Habana, 34 años) muestra el impacto existencial que supone para un cubano el primer choque con el mundo exterior. “No es lo mismo salir de Cuba que salir de cualquier otro país por primera vez. Salir de Cuba es caer en el mundo”. Arrojado al mundo en enero de 2022 vía Iberia, dejaba a diez mil pies un suplicio de persecución política que se agudizó en 2021, un año de protestas civiles y en el que su perfil se elevó al pasar a colaborar con The Washington Post.

La boxeadora cubana Namibia Flores en La Habana.
La boxeadora cubana Namibia Flores en La Habana.ABRAHAM JIMIÉNEZ ENOA

Todo empezó en 2016. Con el deshielo de 2014 entre Obama y los Castro, parecía posible alguna clase de transición política y en Cuba había cierta ilusión. Encima la gente empezaba a poder conectarse a Internet. En ese contexto surgieron medios de periodistas jóvenes que contaban Cuba desde dentro pero fuera de los medios oficialistas. Un hito desde la destrucción revolucionaria de la opinión pública. Jiménez Enoa fundó con otros colegas El Estornudo, una revista de periodismo narrativo.

Las penas abundan en los personajes que perfila Jiménez Enoa. Desde el biólogo que acaba preso, en huelga de hambre y con una única arma, la meditación vipassana, hasta la boxeadora que soñó en vano con que se legalizase el boxeo femenino

Pero nacieron bajo un tímido aperturismo que pronto desapareció. En noviembre de 2016 gana Trump y muere Fidel, todos a sus trincheras. Vuelve la glaciación. Los cubanos emigran, los jóvenes periodistas cubanos independientes emigran. Él se va quedando solo. No puede salir porque hizo sus prácticas de periodismo en el Ministerio del Interior y por seguridad nacional está “regulado”, en libertad pero encarcelado en la isla, en la neolengua castrista. Acaba con una depresión. Pide atención a varios psicólogos y se la niegan. El Comité para la Protección de Periodistas de las Américas le pone uno que lo atiende por vídeollamada desde Madrid. El paciente se sube a la azotea de casa para pillar señal.

En ese tiempo desde el achampañado momento Obama hasta que le dejan subirse a un avión para quitárselo de encima, Jiménez Enoa no deja de escribir para su revista y para medios internacionales sobre la cara B de Cuba. La isla oculta es una selección de artículos “donde vemos a la sociedad cubana al desnudo, en todas sus penas y glorias”, escribe en el prólogo Jon Lee Anderson, autor del clásico Che Guevara. Una vida revolucionaria (Anagrama). Las penas abundan en los personajes que perfila Jiménez Enoa. El biólogo que acaba preso, en huelga de hambre y con una única arma, la meditación vipassana. La boxeadora que soñó con que se legalizase el boxeo femenino y como no ocurrió terminó haciendo guantes con muchachos en un solar. El maestro que lleva dos décadas subiendo a pie a un rincón de una sierra para dar instrucción básica a los miembros de una secta que solo se trata con agua —los acuáticos—. El prostituto que se precia de su oficio: “Profesionalismo, man, profesionalismo. Lo poco que yo tengo se lo debo a mi pinga”.

Esto hizo Jiménez Enoa a la vez que la policía política lo iba cercando con mayor celo. A los arrestos e interrogatorios se sumó el conflicto con su familia. Su padre fue agente del Ministerio Interior. Su abuelo había sido guardaespaldas de los grandes jerarcas de la revolución. En casa de sus padres aún cuelga una foto del día del enlace del abuelo José Inés con la abuela Mirta. Aparece el Che, padrino de boda, con un mojito en la mano. El libro del nieto no lleva ron ni azúcar ni hierbabuena.

Portada de 'La isla oculta', de Abraham Jiménez Enoa.

La isla oculta

Autor: Abraham Jiménez Enoa.


Editorial: Libros del K.O., 2023.


Formato: tapa blanda (296 páginas. 21,90 euros) y e-book (9,99 euros).

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