‘Hijo de esta tierra’, perdido antes de nacer
Richard Wright, pionero de la novela afroamericana, escribió en 1940 un relato testimonial que aborda el aún vigente problema de la población negra en Estados Unidos
Native Son es un clásico al que se considera fundador de la novela afroamericana. Su aparición en 1940 obtuvo una espectacular resonancia en su país y se inscribe en la gran corriente del realismo americano que inauguró Theodore Dreiser con Una tragedia americana y Sister Carrie. El deseo que impulsa a Richard Wright es el de mostrar el conflicto entre el mundo blanco y el mundo negro desde el punto de vista de la vida en el gueto negro. Sin embargo, el suyo no es tanto un testimonio ni una denuncia, sino lo que podríamos llamar una “ficción testimonial” con una evidente intención literaria. La historia de Bigger Thomas, un joven de color de 20 años que se ve enredado en un homicidio involuntario al que sigue otro provocado por el miedo, es la representación de una lucha por la vida de alguien que “se sabe perdido antes de nacer”.
No hace mucho que escribí en estas mismas páginas la reseña de un libro excepcional de la literatura afroamericana: La calle, de Ann Petry, publicada seis años después de Native Son. Ambas coinciden en un hecho: la desesperanza; pero en la novela de Petry no hay una intención testimonial tan decidida como en la de Wright, que busca con expresa intención golpear la conciencia de la sociedad americana; el suyo es un alegato que también busca y en cierto modo fundamenta los derechos civiles de los negros mientras que en la de Petry domina la ficción dramática, y así como la de Wright tiene un planteamiento y un duro final en el que, leído hoy, se intuye un posible futuro, el de Petry es sólo un drama desolador.
Native Son tiene aspectos que son, a la vez, virtudes y defectos. La intención de su autor es abarcadora y por ello insiste una y otra vez en la visión del mundo de un Bigger Thomas encerrado en su negritud, incapaz de considerar el mundo en el que le ha tocado vivir de una manera abierta. Todas sus reacciones son emocionales y sólo dejarán de serlo, en parte, al final del camino que lo condena. Lo más notable de la historia es el hecho de que está contada (por un narrador) desde el interior de un Bigger acorralado, lo que inmediatamente suscita la comprensión del lector en un suceso tan sórdido y terrible. El realismo de Wright genera una tensión extrema, pero, al mismo tiempo, se afana en exceso en mostrar todos los aspectos del hecho. No perdona detalle y el lector, afectado por el doble juego del autor (1, el lector sabe la verdad; y 2, el lector sigue los acontecimientos desde el interior de Bigger), queda realmente imbuido del horror que acompaña a Bigger en su huida desesperada —y, quizá, un tanto agotado por el exceso de deseo del autor de no dejar nada fuera del relato—. Una vez que Bigger es capturado, esa tensión tremenda cede en favor de la lucidez con que Wright culmina la huida y persecución de su personaje.
La tercera parte cuenta el juicio y hace entrar en escena a dos personajes muy relevantes: el abogado Max, judío defensor de los derechos civiles de los negros, y el fiscal Bukley, supremacista que prefigura el macartismo y distribuye su odio entre los negros y el partido comunista, del que procede Max. El contraste entre los discursos y visiones del problema de ambos es magnífico, muy bien medido y de una intensa efectividad. Los diálogos e interrogatorios también son un acierto expresivo.
Evidentemente, esta novela es axial respecto al problema negro en Estados Unidos, que sigue en pie y por ello es doblemente actual en un país hoy partido entre conservadores y demócratas, entre fanáticos y progresistas, dentro de una democracia original que presenta síntomas inquietantes de un grosero retroceso.
Hijo de esta tierra
Autor: Richard Wright.
Traducción: Eduardo Hojman.
Editorial: Alianza Editorial, 2022.
Formato: tapa blanda (576 páginas, 27,50 euros) y e-book (14,99euros).
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