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Cuando Rocío Jurado iba a Arco

Un repaso a los 40 años de historia de la principal feria de arte española a través de las crónicas periodísticas de EL PAÍS

El pintor Antonio Saura y la cantante Rocío Jurado, en la inauguración de Arco de 1982.
El pintor Antonio Saura y la cantante Rocío Jurado, en la inauguración de Arco de 1982.MANUEL FERNÁNDEZ (EL PAÍS

1982. Famosos y profesionales

La primera edición, según contaba en su crónica José Miguel Ullan, llamó la atención de muchos famosos. Así, más de uno se quedó de piedra cuando Rocío Jurado, como una ola, pisó la moqueta lacrimosa del recinto. También acudió Manolo Escobar, que coleccionaba desde antiguo. Y anunciaron su visita, Ana Belén y Víctor Manuel. Para los expertos, fue un éxito. El director de la galería neoyorquina Marlborough, Pierre Levai, comentó: "No recuerdo feria alguna con tanta gente recorriéndola. Es una pena que no hayan acudido demasiadas galerías extranjeras para contemplar este fenómeno. Pero la información circulará y habrá pronta enmienda".

1983. El arte en un mercado

"Allí penden, extasiados, cuadros magníficos de excelsos pintores de museo; pero no es un museo", escribía en una tribuna Vicente Verdú. "Se puede merendar pan bimbo con mortadela, hablar gárrulamente y fumar como en las comunidades de regantes. Es una muestra de arte, pero en su naturaleza no es primordial la exposición, sino la feria. Los cuadros o esculturas no están allí para ser observados, sino para ser traficados. Arte y público se relacionan sólo episódicamente en el habla estética. O mejor, la estética es sólo un guiño silencia do de cuyo filo nace el cliente".
Entrada al recinto de la edición de Arco 1987.
Entrada al recinto de la edición de Arco 1987.

1987. Sin aranceles aduaneros

La eliminación de las barreras arancelarias para la importación de las obras de arte extranjeras que participan en el certamen y el veto a un centenar de galerías por falta de espacio marcaron aquella edición. Lo contaban Fietta Jarque y Ángeles García en una crónica. "La sexta edición de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo, Arco 87, fue inaugurada oficialmente anoche en presencia de la reina Sofía, durante una gran fiesta aderezada con flores canarias, frutas marcianas y cava catalán en los pabellones 10 y 12 del recinto ferial de la Casa de Campo de Madrid. El carácter festivo de la apertura se vio reforzado por la noticia de que la Dirección General de Comercio Exterior del Ministerio de Economía y Hacienda ha anulado las barreras arancelarias para la importación de las obras de arte extranjeras que participan en el certamen, según informó ayer la organización de Arco 87".

1992. Crisis y estreno en el parque ferial Juan Carlos I

"La undécima edición de la feria internacional de arte contemporáneo, Arco 92, se inauguró ayer con unos 2.000 invitados, lluvia y rayos láser, en el parque ferial Juan Carlos I, de Madrid", escribía Fernando Samaniego en su crónica de aquel año. "Sus resultados serán una sorpresa frente a la respuesta de los coleccionistas, que dispondrán de una oferta de calidad, y servirá de termómetro de la situación del mercado, según los profesionales consultados. Al nuevo emplazamiento del recinto ferial se une la crisis económica, que ha afectado a las galerías extranjeras. A partir de hoy y hasta el próximo martes, un total de 193 galerías de 28 países ofrecerán obras de 1.200 artistas".
Stand de Babelia en Arco 1997. Se presentó la obra de la estadounidense Terry Braunstein.
Stand de Babelia en Arco 1997. Se presentó la obra de la estadounidense Terry Braunstein.Bernardo Pérez
Estand de la galería Berini, en Arco 1997.

1997. El foco en el arte digital

La feria Arco 97 acogía por vez primera en su programa oficial la sección Arte Electrónico, como respuesta a la rápida evolución que están experimentando los nuevos medios, según aseguraba María Pallier, coordinadora de esta sección, a José F. Beaumont en su crónica. "De entre los tres apartados —arte sonoro, videoarte y arte cibernético— en que se sustenta la nueva sección, el último grito es el arte en la red. 'Aunque el año pasado tuvimos conexiones a través de Internet con el mercado del arte convencional, es en esta edición cuando experimentamos con la creación colectiva en la red', afirma Pallier".


Obra de Luis Gordillo, en Arco 2002.

2002. El circo necesario

"Si Arco sólo fuera una feria de arte, no sería una feria importante", afirmaba el crítico mexicano Cuauhtémoc Medina a Catalina Serra en su artículo de 2002. "Su importancia, aclara, radica en que no es sólo 'una feria de compradores', sino que a través de las mesas de debate y de los programas comisariados adquiere el carácter de una bienal de arte que lanza nuevas propuestas. 'Es verdad que las bienales son circos, pero si no hubiera circos, ¿dónde hubiéramos estado los freaks estos años?', dice".
<i>Yul Gok, </i>de Nam June Paik.

2007. Mercado de vértigo

En la edición de 2007, la galería Hilario Galguera se presentaba en Arco con una apabullante exposición del mismo artista con el que abrió sus puertas en México DF un año antes: Damien Hirst, según contaba en su crónica Catalina Serra para ilustrar que el mercado seguía boyante, cada vez con más ricos y con más ganas de comprar arte. "Que la estrella más polémica y rutilante del arte británico exhiba por primera vez de forma monográfica en España y en la feria (no estuvo representado en 2001 cuando el país invitado era, precisamente, Reino Unido) en una galería mexicana es una perfecta ilustración de las paradojas de la globalización".
'The Thinker', de Folkert de Jong, en Arco 2012.
'The Thinker', de Folkert de Jong, en Arco 2012.GORKA LEJACEGI
La escultura 'Always Franco', presentada en ARCO 2012 por el artista Eugenio Merino.

2012. A la búsqueda del eslogan perfecto

La feria de arte se enfrentó en 2012, el año de la polémica por el dictador Franco en una nevera de refrescos, a la incertidumbre económica y la búsqueda de brotes verdes en el coleccionismo. Así lo contaron Ángeles García e Iker Seisdedos.. "Los eslóganes se abrían paso anoche entre las escaleras de tijera, los palés de obra y los rollos de embalar en un Arco en pleno montaje que abre hoy sus puertas a coleccionistas y prensa. "La eterna vigilancia es el precio de la libertad". "No hay trabajo. No hay futuro. No hay miedo". "Sé papi". "La crisis es estética". "Dejémonos de juegos, pongámonos serios". Las exhortaciones y la abundancia de banderas (descoloridas, europeas y hasta hechas de trapos) sirvieron de llamativo reclamo en una feria que dejó la impresión (temprana, eso sí) de preseguir la sutileza con desiguales resultados..."
Obra de Clemens Krauss en Arco 2017.
Obra de Clemens Krauss en Arco 2017.Jaime Villanueva
Una obra de Iván Navarro, en Arco 2017.

2017. Argentina en una clima de confianza

Después de años de pesimismo y desaliento, esta edición se antojaba la feria del optimismo y la esperanza. Así lo contaron Iker Seisdedos y Ángeles García. "A falta de datos que ayuden a aterrizar la cosa, conviene recordar, como bien sabe el crítico cultural marxista Terry Eagleton, que el optimismo tiene más que ver con la confianza que con la esperanza. Y así, confiado, se mostró en mitad del ajetreo propio del mediodía el director de la cita, Carlos Urroz, quien explicó que 'la presencia de galerías importantes que llevaban tiempo sin participar y que todas traigan piezas más grandes hace confiar en que las cosas funcionen'. 'A partir de ahí, solo queda dejar trabajar a la magia', añadió".
Obra de Alicia Martín instalda en el stand de El País.

2019. Menos artistas para animar el mercado

El deseo de los directores de Arco (Carlos Urroz, que se despedía, y Maribel López, cuya era arrancaba) es que los estands redujeran su oferta para evitar la dispersión propia del mercadillo, explicaban Iker Seisdedos y Ángeles García en su crónica. Lo imponían en los programas comisariados, como Diálogos, que cuenta con una selección de espacios que confronta artistas en clave intergeneracional. "También ha resultado así con la interesante oferta de ARCOPerú, país invitado: 23 artistas de 15 galerías dispuestos en una original arquitectura con forma de rosa del desierto, en la que ayer se contagiaba uno de la vitalidad de la embajada del país que ha inundado la ciudad de oferta cultural (Nobel de Literatura incluido)".
'Pink Circle' (2010), a work by photographer Bosco Sodi, which will be in the Kai Hilgemann gallery at Arco.

2020. La edad adulta en los prolegómenos de una pandemia

Pocos se esperaban lo que iba a pasar poco después con la Covid 19. "Con una salud a prueba de coronavirus —apenas se vieron unas cuantas mascarillas entre los miles de profesionales que acudieron a la jornada de inauguración celebrada ayer, donde no hubo baja de ninguna de las 11 galerías italianas invitadas y solo 15 de los 300 coleccionistas invitados fallaron, una cifra habitual—, esta edición de la mayor feria de arte contemporáneo de España, la primera con Maribel López a la batuta, se intuye como el comienzo de una nueva era, una etapa de madurez tanto en el sentido económico como creativo", escribían en su crónica Ángeles García y Silvia Hernando. En lo profesional, la edición de 2020, dejaba atrás tiempos de dubitaciones juveniles sobre el rumbo que tomar y las épocas de transición adolescente donde se sucedían las llamadas de atención por medio de gritos vacíos y polémicas de corto recorrido.
Una obra de Rebecca Ackroyd en la feria Arco 2021, en Ifema en Madrid.
Una obra de Rebecca Ackroyd en la feria Arco 2021, en Ifema en Madrid. ANDREA COMAS
DVD1061 (07/07/2021) Una mujer mira una obra dentro del stand de Elvira Gonz‡lez durante el primer d’a de la feria ARCO en Ifema en Madrid. ANDREA COMAS

2021. Sobriedad con aforo reducido al 50%

Esta vez no había país invitado ni tema específico. El número de galerías cayó en picado (130, frente a las 209 de 2020) y los pasillos se volvieron anchos y hasta algo distópicos. Se inauguró con el aforo reducido al 50% y con un descenso de visitantes en su apertura al público del fin de semana. Las ferias de arte fueron los titánicos portaaviones del crecimiento desmedido del arte contemporáneo en las últimas dos décadas, contaba Àlex Vicente en su crónica. Ahora puede que sean el bote salvavidas con el que volver a alcanzar la tierra firme, siempre que uno sortee el peligro de hundirse en el océano.

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