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Las fantasías oscuras de E. T. A. Hoffmann

Se cumplen 199 años de la muerte del músico y escritor alemán, un romántico que inspiró a escritores y cineastas como Ingmar Bergman o David Lynch

Kyle MacLachlan y Sheryl Lee en una escena de 'Twin Peaks'.
Kyle MacLachlan y Sheryl Lee en una escena de 'Twin Peaks'.Suzanne Tenner

Este 25 de junio se han cumplido 199 años desde que murió E.T.A. Hoffmann, romántico total, escritor, músico y pintor alemán cuya influencia ha llegado viva hasta nuestros días. De la tradición nórdica y germánica tomó el mito del Doppelgänger, el doble oscuro que pone un contrapunto a nuestra vida consciente, para escribir su obra más famosa: Los elixires del diablo (1815). La novela fue estudiada por Sigmund Freud en su ensayo de 1919 Lo siniestro (“Al final del libro, cuando las convenciones sobre las cuales se fundaba la acción y que hasta entonces habían sido disimuladas al lector le son finalmente comunicadas, he aquí que este no queda informado, sino completamente confundido”). Puede considerarse precedente de Doctor Jekyll y Mister Hyde, de Stevenson, y es una influencia fácilmente rastreable en el cine de David Lynch, por ejemplo en Carretera perdida, Mulholland Drive o Twin Peaks. También el cine de Ingmar Bergman refleja los destellos hoffmannianos, muy evidentemente en la mezcla de fantasía y realidad que anima Fanny y Alexander o en La hora del lobo, basada en La flauta mágica de Mozart (ídolo de Hoffmann, que cambió su tercer nombre, Wilhelm, por el de Amadeus) y en El puchero de oro, cuento de hadas en 12 cuadros nocturnos, que es otra de las obras maestras del alemán.

El francés Jacques Offenbach compuso su ópera Los cuentos de Hoffmann a partir de algunas historias, como El violín de Cremona, La historia del reflejo perdido o El hombre de arena. El hombre de arena, también conocido como Sandman, es una figura del folklore centroeuropeo que nos conduce al sueño espolvoreándonos arena sobre los ojos. Sobre él escribió Hans Christian Andersen su cuento Ole Cierraojos, y también en él se basa la serie de cómics The Sandman, escrita por Neil Gaiman. Otra ópera basada en un cuento de Hoffmann es Cardillac, de Paul Hindemith; La señorita de Scuderi es una historia de robos y envenenamientos ambientada en el París de Luis XIV, en la que Cardillac, el mejor joyero del mundo, es asesinado en extrañas circunstancias.

En el personaje de Johannes Kreisler, un músico genial de sensibilidad extrema, que protagoniza varias novelas de Hoffmann, se inspiró Robert Schumann para sus Kreisleriana, ciclo de ocho piezas de piano alentadas por su convulso amor por Clara (entonces aún apellidada Wieck) y dedicadas a Frédéric Chopin. El mismo personaje anima algunas piezas del Homenaje a Robert Schumann Op. 15d, del húngaro György Kurtág, como las Piruetas singulares del maestro de capilla Johannes Kreisler.

El ballet de Chaikovski El cascanueces es una adaptación de El cascanueces y el rey de los ratones, cuento en el que Hoffmann desarrolla el tema clásico de los muñecos que cobran vida durante el sueño de los humanos. Varias de las danzas de la obra aparecen en la película de Walt Disney de 1940 Fantasía. También para su ballet Coppélia se inspiró Léo Delibes en dos cuentos de Hoffmann (otra vez El hombre de arena y además El autómata, donde aparece el Turco parlante, muñeco que responde a las preguntas que se le hagan y hermano de madera del Turco jugador de ajedrez con el que Wolfgang von Kempelen asombró a la sociedad europea de finales del siglo XVIII).

Antes de morir a los 46 años, E.T.A. Hoffmann dejó también una variedad de piezas vocales e instrumentales y de escena que merecieron el aplauso de Beethoven. Su influencia en la literatura y el cine (y en la psicología) occidentales se puede comparar a la de Shakespeare y su vigencia sugiere que el ser humano sigue topándose con el mismo abismo al mirarse en el espejo.

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