Los muertos toman la palabra
Por ahora van cuatro en As Pontes, 11 en A Fonsagrada y tres en O Pino. Los esqueletos, con zapatos y algún diente de oro, van saliendo poco a poco de la tierra húmeda, enmarañada de raíces de eucalipto. Y en cuanto se levantan, empiezan a hablar.
Se expresan por sí mismos, por las lesiones de sus huesos y los agujeros de bala de sus calaveras, y también cuentan verdades como puños por boca de los vivos que aún recuerdan. El viernes, sin ir más lejos, en O Amenal (O Pino), la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) localizó a un hombre que, siendo un niño de seis años, presenció la matanza por parte de los falangistas de seis republicanos de Boimorto. Los asesinos obligaron a algunos vecinos díscolos de Amenal (que trabajaban juntos en el campo porque era el tiempo de la malla) a presenciar la caída de los detenidos e, incluso, a cavar las fosas. Era un aviso. Y a golpe de avisos a los vivos se fueron fraguando esos recuerdos que hibernaron en las aldeas hasta que alguien, hace poco, se acercó a preguntar.
Según Andrés Sánchez Lavandeira, miembro de la ARMH, si antes no se hurgó en la memoria de la tierra y de los que todavía caminan sobre ella es porque "la sociedad no estaba preparada" y porque los ayuntamientos "no siempre estaban por la labor". Pero, sobre todo, si este año se ha acelerado la búsqueda es "porque la asociación no había conseguido, hasta ahora, ninguna subvención pública que financiase las tareas". La primera, y la única, ayuda llegará supuestamente en este ejercicio (aún no la han recibido) de la Presidencia del Gobierno. Fue un compromiso personal de José Luis Rodríguez Zapatero, después de que la ARMH recuperase los restos de su abuelo, represaliado durante la Guerra Civil.
El dinero pagará los viajes, el alojamiento, el papeleo y el alquiler de excavadoras, pero los miembros de la ARMH seguirán cumpliendo sus objetivos, en días libres y vacaciones, sin cobrar. Son arqueólogos, historiadores, forenses, psicólogos que "acompañan" a los familiares de aquéllos que murieron hace 70 o 71 años. Unos familiares que aún se emocionan.
Las fosas de As Pontes se abrieron el año pasado, pero ha sido este verano cuando realmente se ha avanzado en la recuperación de la memoria. Los trabajos de A Fonsagrada han quedado inconclusos. No se ceja en el intento de encontrar al comandante Moreno, pero se sigue avanzando porque ahora ya no se puede parar: esta semana comenzó la búsqueda de cinco hombres que fueron paseados en un monte de O Pino (dispararon a seis pero uno escapó herido) y, en cuanto se localicen los restos de dos que no aparecen, se exhumará a otros seis vecinos de Boimorto en el cementerio de Ames. Después, la ARMH se desplazará con sus palas y sus picos hasta Ponteareas. Allí, los muertos y los vivos seguirán reescribiendo la historia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.