Los resultados económicos de Milei: la desinflación avanza, los ingresos no
La Administración ultra de Argentina consigue controlar la inflación y la cotización del dólar, pero el poder adquisitivo de la sociedad continúa rezagado
El Gobierno de Javier Milei está atravesando su mejor momento desde que asumió. El dólar financiero, el termómetro del mercado local, se redujo de manera sostenida en los últimos meses (-25%), después de tocar un pico máximo de 1.450 pesos por dólar a principios de julio. De la mano de la caída del dólar, también se observó una reducción sostenida del riesgo país (el indicador asociado a la capacidad de pago de la deuda pública) y un incremento sostenido de la bolsa, que se ubica cerca de los máximos históricos.
¿Qué cambió desde principios de julio a hoy? El Gobierno podría apelar a su principal caballo de batalla, haber logrado equilibrar las cuentas públicas y frenar la emisión de dinero que implicaba el financiamiento del elevado déficit fiscal que había dejado la gestión del Frente de Todos. Pero eso ya lo había logrado varios meses antes.
La realidad es que lo que cambió fue la percepción del mercado sobre la capacidad del Gobierno de hacer frente a los pagos de la deuda externa de cara al año próximo. Hasta julio, las dudas eran muy elevadas, debido a que el Banco Central no contaba con las reservas suficientes (al descontar sus pasivos de corto plazo, se ubicaban en terreno negativo por más de 4.000 millones de dólares), y eso se vio potenciado por el hecho de que sistemáticamente tenía que intervenir en el mercado cambiario –vendiendo dólares– para sostener el tipo de cambio.
Pero, a partir de allí, se observó el cambio. En plena corrida, el Gobierno adoptó una cuota de pragmatismo, yendo en contra de su propio discurso de no intervención en los mercados, y anunció que, a partir de ese momento, el Banco Central intervendría en el mercado del dólar financiero, con el objetivo de contenerlo. Esa medida permitió calmar las aguas por un par de semanas. A principios de septiembre, el Gobierno lanzó un blanqueo de capitales que fue sumamente exitoso, dado que ingresaron al sistema financiero local unos 20.000 millones de dólares (como referencia, eso representa el 65% de las reservas brutas del Banco Central). Como se desprende del gráfico adjunto, esto fue lo que explicó la reducción sostenida del dólar financiero.
El incremento de las expectativas de devaluación también le había puesto un freno a la reducción sostenida de la inflación que se había observado desde el comienzo del Gobierno de La Libertad Avanza. Entre mayo y agosto, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) registró cuatro meses consecutivos con una inflación en torno al 4% mensual, confirmando su estancamiento.
La estabilización del dólar financiero, junto con la decisión de reducir 10 puntos porcentuales el impuesto País a principios de septiembre (que tributa sobre la mayoría de los insumos y bienes importados), permitieron romper la barrera inflacionaria. Como se aprecia en el gráfico, tanto en septiembre como en octubre se observó una reducción de la inflación, logrando el nivel más bajo en tres años.
A partir de lo anterior, queda clara la euforia del Gobierno en estas últimas semanas, envalentonado por la victoria de Trump en Estados Unidos, por quien Milei había hecho explícita campaña.
No obstante, el eslabón débil del programa económico sigue siendo la economía real, en particular el poder adquisitivo de la sociedad. El drástico incremento del tipo de cambio –superior al 120%– que aplicó el Gobierno ni bien asumió y su consecuente aceleración inflacionaria provocaron una caída tremenda de los ingresos, la más elevada desde la crisis del 2001. Con el correr de los meses, y a medida que la inflación empezó a menguar, los ingresos comenzaron a recuperarse, pero de una manera bastante dispar.
El salario del sector privado formal (que representa el 38% del total de los asalariados) fue el que mostró mayor capacidad de recuperación, explicado por los diferentes mecanismos que tienen los sindicatos a través de las negociaciones paritarias para actualizar sus ingresos en función de la inflación. A pesar de eso, en la actualidad todavía se ubican, en promedio, 4% por debajo de los niveles del año anterior.
Los salarios del sector público (que representan el 25% del total) sufrieron la “motosierra”, lo que llevó a un duro recorte inicial que luego se moderó levemente con el correr de los meses. Esto hizo que en la actualidad su poder adquisitivo sea un 20% menor. Por el lado del sector privado informal (que representa el 37% del total), su dificultad en la medición hace que sea difícil contar con datos actualizados (el organismo de estadísticas lo publica, pero con bastante demora). El último disponible es de abril, que muestra una caída del 23% y una dinámica similar a la evolución del sector público.
Por último, los jubilados (el 65% cobra el haber mínimo) fueron los que sufrieron la mayor caída, aunque luego el Gobierno decidió modificar la fórmula con la que se actualizan (de modo que sea en función de la inflación), lo que permitió una recuperación más rápida, aunque insuficiente. En la actualidad se ubican 13% por debajo de los niveles del año anterior.
En suma, en la actualidad se observa un desacople entre los ingresos de la gente y los resultados que está logrando el Gobierno en materia de estabilidad cambiaria y reducción de la inflación. Sin embargo, por ahora la sociedad parece valorar más esto último que lo primero (la gran mayoría de las encuestas y/o indicadores de la imagen del Gobierno se mantienen en niveles elevados), lo cual podría ser interpretado como un sacrificio individual en pos de un futuro mejor. El tema es que ese futuro mejor llegue.
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