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En colaboración conCAF
Migración
Tribuna
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El fenómeno migratorio en América Latina y el Caribe: mitos, oportunidades y una propuesta transformadora

Nuestra región tiene la llave para solucionar los problemas globales: en alimentos, energía, o en el combate del cambio climático, en integración y procesos de paz

Migrantes viajan sobre un tren en Ciudad Juárez (México), el 6 de octubre.
Migrantes viajan sobre un tren en Ciudad Juárez (México), el 6 de octubre.JOSE LUIS GONZALEZ (REUTERS)

Las migraciones son un fenómeno que se ha dado en la humanidad desde tiempos inmemoriales. Y la época en que nos ha tocado vivir no escapa a esta lógica. La búsqueda de una mejor calidad de vida, mejores condiciones laborales, educativas, sanitarias y de factores socioambientales, además de una situación económica más favorable son algunos de los elementos que las personas tienen en cuenta a la hora de decidir desplazarse de su ciudad, país, región o continente hacia otro lugar. Pero también parte de este fenómeno está dado por el desplazamiento forzoso y en muchos casos irregular, por motivo de conflictos bélicos, desastres naturales y crisis climáticas, persecuciones religiosas y procesos antidemocráticos, entre otros.

En este marco, existen debates a nivel social sobre el aporte y las contribuciones que los migrantes hacen a sus comunidades de destino. Según un estudio conjunto de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las poblaciones migrantes en países como Argentina pagan más impuestos que los que generan en gastos gubernamentales.

Sabemos además que a nivel global un alto porcentaje de migrantes se traslada hacia centros urbanos, donde las oportunidades de inclusión laboral y económica y de seguridad social suelen ser efectivas. En esos contextos, los y las migrantes tienen posibilidad de convertirse en contribuyentes beneficiosos para sus nuevas comunidades, así como de generar espacios de arraigo para sus familias y evitar nuevos desplazamientos. En América Latina y el Caribe, en particular, estamos atentos a esta realidad y por ello desde CAF, como banco de desarrollo, ponemos especial hincapié en el acompañamiento a los gobiernos subnacionales de nuestros países miembros. Desplegamos una serie de proyectos y soluciones que buscan que las ciudades y municipios tengan la posibilidad de fortalecer sus capacidades institucionales y de infraestructura, y su relación con el entorno natural para, entre otras cosas, ofrecer oportunidades a las comunidades migrantes de todo el mundo que se trasladan a nuestro territorio.

Por eso, en agosto, nos convertimos en organismo observador de la Red Iberoamericana de Autoridades Migratorias (RIAM), para contribuir a una estrategia integral de movilidad humana en los 22 países miembros de CAF, así como fortalecer los mecanismos de recibimiento, acogida, tránsito y retorno de los ciclos migratorios. Además, durante el encuentro organizado por el gobierno de Argentina y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) buscamos generar respuestas migratorias más ordenadas, humanas, justas, igualitarias y seguras para todos los latinoamericanos y caribeños.

Nuestro continente es una región solución para los problemas globales. Tanto en producción de alimentos, generación de energía, diversidad biológica y servicios ecosistémicos para el combate del cambio climático, como en integración y procesos de paz, nuestro continente ofrece oportunidades, beneficios y posibilidades de crecimiento e inclusión para todos y todas.

Para ello es necesario seguir estimulando diálogos regionales que sean interdisciplinarios y con visiones integrales, amplias y justas respecto del fenómeno migratorio en sí mismo. De la misma forma, resulta urgente combatir los discursos globales que naturalizan y promueven una mirada expulsiva y violenta sobre los migrantes, los refugiados y la movilidad humana en general. Pero, sobre todo, resulta primordial que los gobiernos nacionales pongan en marcha los procesos de regularización correspondientes para que los migrantes puedan acceder a los mismos derechos que los ciudadanos de las comunidades receptoras.

La migración es un fenómeno que seguirá existiendo, y todas las personas que deciden movilizarse tienen derecho a una vida digna y bien vivida. El reconocimiento, la integración y la regularización de su situación conforman el primer paso para garantizarla.

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