Soluciones climáticas para que América Latina supere el reto de adaptarse a la crisis ambiental
El último informe de CAF propone medidas globales sobre cómo mitigar el calentamiento y encontrar soluciones en la naturaleza sin obviar que el planeta ya cambió. Y seguirá haciéndolo. Estas son algunas de las herramientas de adecuación
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El mundo que conocieron los abuelos poco o nada se parece al actual. Si es que entonces se mencionaba el cambio climático era casi como una leyenda; el monstruo dentro del armario. Hoy es una realidad tan tangible que asusta. En América Latina, una de las regiones que menos gases de efecto invernadero emite, los eventos climáticos extremos pasaron de un promedio de 28 por año entre 1980 y 1999 a 53 por año en las dos últimas décadas; afectando a casi 3 millones más de personas. La deforestación, la pérdida de biodiversidad y la subida del nivel del mar ponen de manifiesto dos realidades: que el mundo cambió y toca adaptarse a él y que los compromisos globales son cada vez más urgentes para encerrar al monstruo en el armario.
“Adaptarse permite varias medidas a la vez”, explica Ricardo Estrada, uno de los autores del último Reporte de Economía y Desarrollo (RED) de CAF-banco de desarrollo sostenible de América Latina y el Caribe. “Una medida de adaptación puede traer consigo herramientas de mitigación del impacto y desarrollo local. Que se fomenten, por ejemplo, las barreras de manglar contra la subida del nivel del mar, es una política de conservación y también cumple la función de mitigar, puede generar desarrollo económico local y, al mismo tiempo, le dan seguridad al inversor”, añade. En ausencia de estas precauciones, el cambio climático podría hacer que entre 2,4 millones y 5,8 millones de personas de América Latina y el Caribe caigan en la pobreza extrema para 2030. “Sabemos que esta es una región con muchos problemas no resueltos y con crecimientos magros, pero también es una región que tiene muchos recursos para encontrar soluciones”, añadió Ernesto Schargrodsky, coautor.
El RED, que se presenta este jueves en Santa Marta, en la costa del Caribe colombiano, escanea el continente y toma una fotografía actual de la región que permite predecir cómo serán los próximos años. El estudio indica que la temperatura media hasta 2040 será de alrededor de 1°C más alta que entre 1985 y 2014. También se esperan menos precipitaciones en el norte de Sudamérica, el Caribe, Centroamérica, parte de la Amazonia, el noreste de Brasil, el centro y sur de Chile y el sur de Argentina. Esto se traducirá, cuentan, en climas áridos en todo el continente, a excepción de las costas de Perú y Ecuador.
“Los países necesitan, en primer lugar, mejores diagnósticos de lo que sucede en su territorio”, narra mediante una videollamada Pablo Brassiolo, coautor del estudio, titulado Desafíos globales, soluciones regionales: América Latina y el Caribe frente a la crisis climática y de biodiversidad. “Las cifras que vimos dan cuenta de la diferencia en el impacto del cambio climático. Es diferente en función de dónde vives y a qué te dedicas. Las políticas públicas tienen que contemplar esas diferencias”.
En Colombia, por ejemplo, la conciencia de cómo afecta el cambio climático, está muy presente en la población. Nueve de cada diez colombianos exigen políticas climáticas más estrictas, según una encuesta del Banco Europeo de Inversiones, publicado este lunes. El 94% de los colombianos asegura sentir los efectos del cambio climático en su vida cotidiana, y el 67% afirma que le afecta mucho.
“Nos está afectando a todos”
“Con esta publicación queremos destacar que se requiere integrar estas políticas con las que promueven el crecimiento económico y la inclusión social, lo que puede dar lugar a complementariedades y tensiones que es necesario manejar articuladamente”, afirmó Sergio Díaz-Granados, presidente ejecutivo de CAF, en la apertura del evento. “El mundo necesita soluciones climáticas, alimentarias y sociales con urgencia, esta realidad nos está afectando a todos”.
Con una superficie terrestre que representa el 16% del total mundial, la región aloja una enorme variedad de las especies conocidas en el mundo: el 33% de mamíferos, el 35% de reptiles, el 41% de aves y el 50 % de anfibios. En la región con mayor riqueza medioambiental del mundo, cuentan los expertos, ¿por qué no buscar esas soluciones en la naturaleza?.
Este tipo de estrategia de adaptación incluye las prácticas de agricultura sostenible, que también suelen ser estrategias costoefectivas, y acciones tan variadas como la restauración y conservación de coberturas naturales, la recuperación de ecosistemas costeros, el desarrollo de espacios verdes urbanos o utilizar las barreras naturales, como las que nombraba Estrada. La región es, junto con África, la que tiene mayor proporción de iniciativas de adaptación basadas en la naturaleza.
Para que estas medidas crezcan, sin embargo, es necesario repensar el financiamiento climático. Casi todo lo que se invierte se destina a proyectos de mitigación, con menos del 10% dedicado a adaptación, a pesar de que solo para que 58 países logren habituarse al calentamiento se necesitan alrededor de 70.000 millones de dólares cada año. Las baja inversión en esta cartera se debe a que el financiamiento está subordinado a créditos y a la rentabilidad financiera de los proyectos, que no suelen generar de igual manera las medidas de adaptación. “Los países desarrollados, que suelen ser quienes más fondos aportan, no le apuestan a la adecuación porque el mayor beneficio es local se queda en las comunidades”, argumenta Brassiolo.
El ejemplo estrella de estas alternativas es el mercado de carbono. Los expertos ponen de ejemplo a México y Colombia, dos países que tienen impuestos al uso de algunos tipos de combustibles fósiles, pero permiten a las empresas sustituir parcial o totalmente el pago del impuesto por la compra de estos bonos. “Lo que se tiene que blindar, también con la legislación, es que estos espacios sean verdaderamente conservados gracias a ese pago”, narra Brassiolo. “Si el bosque por el que se está compensando ciertas emisiones se hubiera reforestado sin la financiación, no va a ser una medida efectiva”.
Otro de los grandes desafíos para los tres expertos es eliminar los subsidios de los precios de energía que, estiman, representan el 1% del PIB regional. “Es una medida probablemente poco popular, pero necesaria. La transición energética pasa por esto”, añade Brassiolo. La clave, asegura, es la gobernanza robusta que priorice la Agenda 2030.
La presentación del RED se realizó tras la Cumbre Finanzas en Común celebrada en Cartagena de Indias entre el 4 y el 6 de septiembre. El evento reunió a bancos de desarrollo de todo el mundo, que han desempeñado un papel crucial en la lucha contra la pobreza y el cambio climático. “Los bancos de desarrollo no tenemos que competir entre nosotros, sino crear un ecosistema del que se beneficien los latinoamericanos”, apuntó Carolina España, vicepresidenta ejecutiva de CAF. “La hoja de ruta es clara: desafíos globales, soluciones regionales”, concluyó Schargrodsky. Estrada añadió: “No está todo dado, estamos a tiempo de actuar y revertir la pérdida de biodiversidad. Para esto, es urgente actuar”
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