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9 gráficos que explican los logros y desafíos de Petro a la mitad de su Gobierno

EL PAÍS selecciona un conjunto de datos, desde la baja aprobación hasta la menor deforestación, pasando por la inflación o los migrantes que cruzan el Darién, que pintan un cuadro general de lo ocurrido en Colombia entre 2022 y 2024

El crecimiento del PIB por trimestre en Colombia.
El crecimiento del PIB por trimestre en Colombia.EL PAÍS

Han pasado dos de los cuatro años de Gobierno del presidente Gustavo Petro. Las evaluaciones y análisis de lo que ha ocurrido durante la primera Administración de izquierda de la Colombia contemporánea, y de lo que viene, están a la orden del día. A continuación presentamos diez gráficos útiles para entender lo que ha ocurrido, y lo que viene.

Un tercio de aprobación

Llegado a la mitad de su mandato, Gustavo Petro mantiene de su lado en torno de un tercio de la opinión pública, según la mayoría de las encuestas. El 62% de los consultados desaprueba su gestión, mientras un 32% la aprueba en la más reciente Invamer Poll, que le toma el pulso al país desde hace 30 años. El presidente, elegido con poco más de la mitad de los votos en segunda vuelta, ha repuntado después de haber registrado sus peores cifras en diciembre, cuando la aprobación se desplomó al 26% y el rechazo llegó a un 66%. En la primera medición de su Gobierno, en agosto de 2022, el 56% de los consultados aprobaba su naciente gestión, por un 20% que la desaprobaba. Desde principios de 2023 ha estado en terreno negativo, aunque sin caer hasta los peores números rojos de su antecesor de derecha, Iván Duque, quien atravesó una prolongada crisis de popularidad y dejó el poder con un 27% de aprobación por un 68% de desaprobación.

Cultivos de coca en níveles récord

A la espera de la publicación de los datos correspondientes a 2023, la extensión de cultivos de hoja de coca en Colombia ha alcanzado cifras nunca antes vistas, con 230.000 hectáreas. El Gobierno de Petro se enfrenta al desafío de reducirla. En 2022, de acuerdo con el informe anual del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos de Naciones Unidas (Simci), la medición oficial, continuó una tendencia al alza con un incremento del 13% en la superficie total, que alcanzó un máximo histórico por segundo año consecutivo. La producción potencial de clorhidrato de cocaína también aumentó un 24%, hasta 1.738 toneladas. Norte de Santander, Nariño y Putumayo, tres departamentos fronterizos, concentran el 65% del área sembrada. Petro ha insistido en la necesidad de cambiar el paradigma de la lucha antinarcóticos, presentó una nueva política de drogas e incluso ha convocado al resto de América Latina a replantear los esfuerzos. Las drogas ilícitas han sido durante décadas el principal combustible del conflicto armado que Petro se propone extinguir con la política de paz total.

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Un hito histórico en la lucha contra la deforestación

El Gobierno de Petro, un presidente con un marcado acento ambientalista que se prepara para ser el anfitrión de la cumbre de Naciones Unidas sobre biodiversidad a finales de este año, se apuntó un hito histórico en la lucha contra la deforestación. En julio reportó las cifras anuales de pérdida de bosques más bajas desde que se llevan registros, hace 23 años. En el 2023 se perdieron en el territorio colombiano 79.256 hectáreas, una reducción de 36% frente a las 123.517 hectáreas taladas y quemadas en 2022. “Es, por primera vez, una cifra que se reduce sustancialmente y por debajo de las 100.000 hectáreas. Es un año realmente icónico en esta lucha contra la deforestación”, valoró al entregar las cifras la ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Susana Muhamad. Ella es uno de los únicos tres nombres que sobreviven en el gabinete desde el día uno. El plan de contención de la deforestación incluye estrategias como el programa Conservar Paga, que triplicó los incentivos para las comunidades que se comprometen con la protección de los bosques.


El incontenible flujo de migrantes por el Darién

El paso de migrantes por la selva del Darién, que marca la frontera entre Colombia y Panamá, es una crisis humanitaria sin freno. Venezolanos, haitianos, ecuatorianos y colombianos, pero también migrantes de otros continentes como Asia y África, arriesgan sus vidas en esas peligrosas rutas, expuestos a abusos de grupos criminales. El cruce de personas ha roto todos los registros en los últimos años. Más de 130.000 migrantes, principalmente haitianos y cubanos, cruzaron en 2021. La cifra saltó a 250.000 en 2022, con un incremento de venezolanos y ecuatorianos. Y más de medio millón se aventuró el año pasado, la gran mayoría venezolanos, lo que hace aún más complejo el escenario ante una crisis poselectoral que puede provocar nuevas oleadas migratorias. Del lado colombiano, el Clan del Golfo domina el tráfico de migrantes, que le proporciona millonarios recursos. Del panameño, las condiciones se han endurecido con el Gobierno de José Raúl Mulino, que ha insistido en “cerrar” el Darién. El presidente panameño aseguró esta semana que los vuelos de repatriación que se propone implementar serán hacia Colombia, el principal país de acogida de la diáspora venezolana. Cerca de 200.000 personas cruzaron en la primera mitad de este año, con rumbo al norte, principalmente a Estados Unidos.

La negociación con el ELN se atasca

El ecuador del Gobierno de Petro llega en un momento crítico en el diálogo con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la primera mesa que se abrió en el marco de la política de paz total –y en teoría la más avanzada–. El cese al fuego bilateral expiró este mes y las conversaciones siguen estancadas. La negociación con la última guerrilla en armas también ha perdido apoyo en la opinión pública. Por primera ocasión, más de la mitad de los encuestados en la Invamer Poll se muestra en desacuerdo con continuar las negociaciones (51%) frente a los que prefieren mantener el proceso (46%). Ya en diciembre había sido mayor el número de personas que preferiría dejar de negociar (49% frente a 47%), después de que el ELN tardó 12 días en responder al clamor nacional para liberar al padre del futbolista Luis Díaz. La renuencia de esa guerrilla a desistir del secuestro de civiles he emponzoñado las conversaciones, en medio de crecientes dudas sobre su voluntad de paz. Aún debilitada, una mayoría de 53% todavía favorece la opción de insistir en diálogos con los grupos armados hasta lograr acuerdos de paz, mientras 42% prefiere intentar derrotarlos militarmente.

Una tasa de homicidio que se reduce levemente mientras el secuestro regresa

En un país que por décadas ha estado entre los más violentos de una región a su vez caracterizada por la violencia, la opinión es particularmente sensible a las cifras de los delitos más graves. La tasa de homicidios por 100.00 habitantes llegó en 2023 a su punto más bajo en cuatro décadas, a excepción del incomparable año 2020, que es una anomalía estadística debido a los confinamientos por la pandemia. Sin embargo, han aumentado los secuestros, que conforman un trauma colectivo por su uso como arma de guerra por las guerrillas y los paramilitares, especialmente alrededor del cambio de siglo. El Gobierno de Petro ha sido fuertemente criticado por no combinar su política de diálogo y negociación con una estrategia de seguridad fuerte, algo que ha empezado a cambiar en el último semestre con sus decisiones de realizar bombardeos o usar artillería en el Cauca.

La reducción de la pobreza

Si las cifras de seguridad no le son muy favorables, uno de los cambios por los que más ha sacado pecho el presidente Gustavo Petro en su balance de logros de este 7 de agosto ha sido la reducción de la pobreza monetaria, la que se mide comparando los ingresos de una persona con el costo total de una canasta de bienes y servicios básicos. Entre 2022 y 2023 salió de esa condición la apreciable cifra de 1,6 millones de colombianos —equivalente a la mitad de la población de Puerto Rico, o a las de las ciudades de Barranquilla y Sincelejo combinadas— . Además, salieron de la pobreza extrema otros 1,1 millones, una cifra mayor a la de los habitantes de Cartagena de Indias o de Chipre.


El crecimiento económico se ha estancado

La reducción de la pobreza contrasta con el estancamiento de la medida más gruesa que se suele usar para estudiar una economía, el comportamiento de todos los bienes y servicios que produce. El Producto Interno Bruto de Colombia se ha estancado en los últimos trimestres, e incluso se contrajo en un 0,7% entre julio y septiembre de 2023. La menor actividad económica ha afectado la situación fiscal, por lo que el presidente ha indicado que buscará una ley de financiamiento para completar su presupuesto de 2025, que inicia con un faltante estimado en 12 billones de pesos. Petro también señaló el viernes pasado que iniciará una estrategia de reactivación económica, buscando que los bancos sean obligados a invertir en cinco sectores económicos que considera centrales (turismo, agricultura, vivienda, transporte y energía).

Dos picos superados, en inflación y precio del dólar

Las dificultades en el crecimiento están relacionadas con el fuerte aumento de dos datos claves en la economía, el del aumento de precios a los consumidores y el de la tasa de cambio entre el peso y el dólar. Con la depreciación bajo control, el Gobierno se ha enfocado en buscar que la junta directiva del Banco de la República acelere la velocidad en la reducción de las tasas de interés, para así incidir en buscar un mayor crecimiento. Sin embargo, hasta ahora ese órgano —del que Petro podría designar dos de los cinco miembros independientes en enero— ha ignorado la presión y ha preferido mantener una velocidad más pausada en el abaratamiento del dinero, para seguir llevando la inflación hacia su meta del 3%.

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