Qué hacer con los tiburones capturados por accidente: el dilema que enfrenta al Gobierno colombiano con los animalistas
La propuesta del Ministerio de Agricultura que busca permitir que los tiburones y rayas que se pesquen por accidente puedan ser utilizadas generó dudas e información falsa. El aleteo sigue estando prohibido
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Los tiburones han dado de qué hablar durante las últimas semanas en Colombia. Y no precisamente de la mejor forma. La modificación que el Gobierno de Gustavo Petro busca hacerle a un decreto publicado durante la anterior Administración de Iván Duque para que se puedan aprovechar los tiburones y rayas que provengan de la captura incidental – que se pesquen por accidente –ha generado un torbellino y confusión. Además, ha enfrentado a la ministra de Agricultura, Jhenifer Mojica, con los animalistas– que no necesariamente son ambientalistas-, y creó pánico sobre la falsa idea de que lo que estaba haciendo el último documento era permitir el aleteo en Colombia, una cruel practica que consiste en cortar las aletas dorsales y laterales del tiburón, y arrojar el resto al mar. Pero como sucede con la mayoría de temas que polarizan, lo hay que en el fondo es una discusión llena de matices.
A grandes rasgos se podría decir que el dilema comenzó en marzo de 2021, cuando el presidente de ese entonces, Duque, y su ministro de Ambiente, Carlos Correa, firmaron un decreto que determinaba que los tiburones, las rayas marinas y las quimeras ya no podían ser consideradas como un recurso pesquero en el país y, en cambio, pasaban a ser un recurso hidrobiológico. Esto quería decir que se prohibía pescarlas – aun cuando fuera producto de la captura por accidente-, y que la Autoridad Nacional de Pesca y Acuicultura (Aunap) ya no velaba por ellas.
Pero el documento generó dos problemas. Mónica Leonor Mosquera, representante de la Federación de Pescadores Artesanales del Litoral Pacifico Colombiano, que agrupa a 26 organizaciones, cuenta que, para ellos, el decreto de Duque criminalizó las prácticas de los pescadores artesanales de la región. “Nosotros no hacemos pesca dirigida a tiburones ni aleteo, como han dicho algunos medios. Lo que pasa es que tenemos artes de pesca colectiva, con las que no se puede evitar que a veces caiga una de estas especies. Y por el miedo a ser sancionados, los pescadores empezaron a tener miedo de salir a pescar, poniendo en riesgo nuestro sustento y soberanía alimentaria”. A diferencia del aleteo, cuando un pescador captura a un tiburón por accidente, aprovecha toda su carne y no solo sus aletas, que suele comerse ahumada.
Pescadores artesanales sancionados
Mosquera recuerda que, desde 2021, han contabilizado 17 pescadores artesanales que fueron sancionados o llevados a la Policía por tener un tiburón en sus embarcaciones al llegar a puerto. “Incluso, en una ocasión, a uno de ellos le pidieron reportarse todos los días ante la Policía y, como los pescadores hacen dos o tres faenas al mes en las que duran entre 10 y 12 días afuera, pues eso le impidió salir a pescar”, asegura. Explica que hasta las mujeres ahumadoras de tiburón has sido perseguidas. “Es como le digan a usted que ya no puede hacer periodismo, que está prohibido”.
El otro de los “peros” lo comenta Vladimir Puentes, biólogo marino con un doctorado en ciencias pesqueras. “Al dejar de ser un recurso pesquero, la Aunap dejó de tener competencia sobre los tiburones, rayas y quimeras, por lo que no siguió llevando la estadística sobre lo que sucedió con estas especies durante tres años”, explica. “Además, como los pescadores sabían que si los veían con tiburón en sus embarcaciones los sancionaban, preferían esconderlos. Y sin datos e información, no se puede tener conservación o un manejo sostenible de esas especies”.
Desde 2021, e incluso antes de que se publicara el decreto de Duque– porque Mosquera insiste que jamás se socializó – su comunidad dejó clara su oposición. “Hicimos marchas, mandamos documentos, oficios y recomendaciones”. Y este año, a través del Ministerio de la Igualdad, lograron ser escuchados, lo que, en parte, dio pie para que el Ministerio de Agricultura informara que trabaja en una resolución de la Aunap que modificaría parte del decreto de 2021 para que 11 especies de tiburón y cuatro de rayas marinas vuelvan a ser recursos pesqueros.
Este documento, que aún es un borrador y está abierto a comentarios hasta este sábado 24 de febrero, insiste en que aún está prohibida la pesca dirigida a tiburones, rayas y quimeras, así como el aleteo. De hecho, en Colombia el aleteo está no está permitido desde 2007. Pero para evitar cualquier confusión, en la segunda versión del borrador de resolución, dice que todas las aletas de tiburones que resulten de la captura incidental deben ser entregadas a la Aunap, autoridad que las almacenará o incinerará. Así se evitaría su comercio, que es ilegal, y que suele llevarlas hasta Hong Kong, donde se hacen platos y sopas que pueden valer hasta 200 dólares.
Sin embargo, sobre lo que está sobre el papel sigue habiendo bastantes dudas. Juan Manuel Díaz, coordinador de Programas de la oficina Colombia de la Fundación MarViva, cree que la propuesta actual del Gobierno “tiene buenas intenciones, pero es una solución improvisada”. “Está bien que se advierta que los productos de la captura incidental se puedan aprovechar, pero el problema que nos inquieta o nos genera sospechas es por qué eligieron esas 15 especies que serán de nuevo recursos pesqueros”, indica.
Algunas de estas especies, como el tiburón zorro (Alopias pelagicus) y el sedoso (Carcharhinus falciformis) son de las predilectas para el aleteo, mientras otras son especies que suelen caer más en la captura incidental de la industria pesquera que en la de pesca artesanal. “Esto podría abrirle una puerta al aleteo que, aunque es ilegal, sigue sucediendo. Por las especies elegidas parecería que lo que se quiere es beneficiar a la industria pesquera más grande”. Además, comenta el experto, una de las tres especies de tiburón martillo que está en la lista de la Aunap, es una que está en peligro crítico de extinción.
Mosquera, que también es representante nacional ante el Comité Técnico Asesor de la Aunap y secretaría General de la Red Nacional de Mujeres Pescadoras Acuícolas Defensoras del los Territorios y la Cultura (Ranamupes), explica que lo que hizo la autoridad fue seleccionar las especies que más caen por captura incidental.
Pero sobre la lista siguen existen otras dudas. Puentes también es crítico con el listado, aunque en una vía contraria a la de Díaz: cree que deben ser más las especies que se vuelvan recurso pesquero, pues así se tendrá más datos sobre estas y se sabrá cómo manejarlas de manera sostenible. “Eso se lo dije a la Aunap y al Ministerio de Ambiente en una reunión que hubo el sábado pasado [a la que asistieron varios expertos, incluyendo a Díaz]. Que se equivocaron en esa lista, porque sabemos qué criterios eligieron”.
Y es que se trata de una discusión que tiene tanto de fondo como de ancho. Díaz, por ejemplo, aunque considera que el Gobierno sí debe hacer algo para regular el aprovechamiento de la pesca incidental y no perjudicar a las comunidades, no cree que volver a los tiburones un recurso pesquero sea la mejor vía. Puentes cree lo contrario. “La mayor presión que tienen los tiburones es su pesca, entonces si no lo entendemos desde ahí, si no se reglamenta y se gestiona desde su pesca, no se podrán tener planes de manejo. Yo sí creo que ese es el camino correcto”.
Díaz, por ejemplo, también se pregunta qué porcentaje de tiburones se aceptará como captura incidental. “¿Un tiburón, diez toneladas o 30 toneladas? ¿Quién determina eso?”. Sin embargo, en lo que ambos sí coinciden es que – con o sin lista – las autoridades de pesca y conservación de especies necesitan un fortalecimiento acelerado para poder reducir la captura incidental. El país requiere que no solo se vigilen las embarcaciones en puerto, sino que, ojalá, haya un observador en ellas. Pero los recursos destinados a este tema parecen ser mínimos, sobre todo en un país que se enorgullece de tener dos mares y 176 especies de rayas y tiburones.
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