Peleas, vicios de trámite y ‘plan tortuga’: la reforma a la salud de Petro se estanca en el Congreso
La plenaria de la Cámara de Representantes aplaza de nuevo la discusión de los artículos más polémicos del proyecto de ley que busca transformar de raíz el sistema sanitario en Colombia
La reforma a la salud del Gobierno de Gustavo Petro sigue estancada en el Congreso de la República. En la tarde de este miércoles, la plenaria de la Cámara de Representantes volvió a aplazar la discusión del proyecto de ley que busca transformar de raíz el sistema sanitario de Colombia. Esta vez, el presidente de la corporación, el liberal Andrés Calle, propuso programar el debate para la próxima semana, después de que muchos congresistas insistieron en que había habido una equivocación jurídica en la forma en que se citó a la discusión.
Hasta el momento, nueve meses después de que el presidente Petro radicara la reforma, se han aprobado en segundo debate 72 artículos (46 sin modificación, 26 con cambios sustanciales), se han eliminado 8 y restan 63 por discutirse. Entre los que hacen falta están todos los relacionados con el cambio sustancial de la reforma: los presupuestos y las funciones que desempeñarán las entidades promotoras de salud (EPS) en el nuevo sistema. Calle, aliado del Gobierno, explicó su decisión: “Es pertinente continuar el debate el otro martes. Nadie va a correr, no hay afanes, no nos vamos a dejar presionar de ningún sector. Hemos avanzado en el 70% de la reforma, y ahora viene el grueso del proyecto de ley. Hay que discutir con tranquilidad”.
La representante Katherine Juvinao, del partido Alianza Verde y fuerte opositora de algunos puntos de la reforma, afirmó que el aplazamiento era necesario: “Hoy no se levanta la plenaria por el contenido de la reforma, sino porque ayer se cometió un vicio de trámite al citar al debate cuando estábamos en una sesión informal”, explicó ante los medios de comunicación. Sin embargo, la representante Marta Alfonso, también del Verde pero aliada del Gobierno y ponente de proyecto, denunció que la decisión fue “una dilación deliberada de sectores políticos que seguramente lo hacen de manera coordinada con las EPS para que el trámite no avance”.
La representante Alfonso hizo énfasis en que el aplazamiento se parece a otros que ha habido a lo largo de los nueve meses de la reforma en el legislativo: “Han usado todo tipo de argumentos dilatorios, vicios de procedimiento, proposiciones aplazatorias, comisiones accidentales y saboteos para evitar que el proyecto se apruebe”. Alfonso recordó que este martes el debate también se aplazó porque los congresistas de varios partidos de oposición, incluidos el Centro Democrático y Cambio Radical, decidieron abandonar la plenaria y romper el cuórum decisorio, cuando la reforma iba avanzando. “Ayer un opositor al proyecto de ley declaró abiertamente que lo está saboteando”.
Alfonso se refería al representante Andrés Forero, del Centro Democrático, quien en medio de una bochornosa pelea con David Racero reconoció a gritos su estrategia: “Claro que la estamos saboteando y lo vamos a seguir haciendo”. Forero estaba respondiendo a los insultos de Racero, que dijo que había congresistas que iban a la plenaria a “hacer videos para las redes, pero no a hacer el debate con argumentos”. Racero, incluso, afirmó que lo que estaba sucediendo era “un robo para los colombianos”.
Al terminar la sesión de este miércoles, Forero se refirió a lo sucedido: “Hay frustración en los integrantes del Pacto Histórico porque, ante la imposibilidad de garantizar la votación positiva de la coalición de Gobierno, la emprenden contra la oposición política”. Forero aclaró que romper el cuórum “es, según el Consejo de Estado, un mecanismo legal y válido”. Y añadió: “Nuevamente, le ganamos un pulso político al Gobierno nacional y al presidente Petro. Voy a denunciar a Racero ante la Comisión de Ética porque de manera injustificada ha planteado que somos ladrones”.
Más allá de las peleas y los debates fuera de tono, casi dos semanas después de las elecciones regionales el Gobierno Nacional no ha logrado recomponer las fuerzas políticas de su coalición para sacar adelante sus reformas en el Congreso. Si tuviera los votos suficientes en la Cámara, que le es más favorable que el Senado, ninguna estrategia de dilación serviría para frenar los proyectos. El problema está en que por ahora ni el Partido de La U ni el Conservador, que fueron claves para que el proyecto pasara con éxito el primer debate en la comisión séptima y que tienen los votos necesarios para definir la mayoría, han mostrado un apoyo contundente a la reforma. Al contrario, todo indica que no están dispuestos a votar positivo por los artículos que hacen falta.
Así lo expresó el representante Víctor Salcedo, de La U, que de las dos es la formación menos distante de Petro: “Hoy en bancada habíamos tomado la decisión de levantarnos de la plenaria si la mesa directiva decidía seguir con el debate”, reconoció este miércoles el congresista del Valle del Cauca. En sus palabras, los artículos que siguen deben tener “una consideración especial”. El representante, aliado fiel de la electa gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, dijo que él, particularmente, no ha votado la reforma por dos motivos principales: “No tiene marco fiscal [en referencia a la incertidumbre sobre su costo para el Estado] y el periodo de transición de dos años es muy corto”. Varios congresistas conservadores afirmaron que tampoco van a apoyar lo que resta de la reforma. “El partido tomó la decisión en bancada de no acompañar la reforma a la salud y nos hemos comportado con coherencia”, dijo el representante de Antioquia Andrés Felipe Jiménez. Sin los 41 congresistas de esas dos bancadas, el Gobierno tiene muy difícil lograr la mayoría absolta de representantes.
La representante Juvinao reconoce las dilaciones, pero afirma que el problema era de voluntad política: “Claro que hay una operación tortuga en el Congreso. Los representantes han asumido esas estrategias para evitar la discusión. Sin embargo, más allá de decir que son malos o mezquinos, lo que esto demuestra es que no hay todavía la voluntad mayoritaria en la Cámara de Representantes para que se apruebe la reforma a la salud”.
En diálogo con EL PAÍS, la representante Jennifer Pedraza, del partido independiente Dignidad y Compromiso, explica que en las últimas semanas no ha habido un debate de fondo sobre el contenido del articulado. Según Pedraza, lo último que importa en este momento es el contenido de la reforma. “No estamos discutiendo si la ADRES [la entidad estatal que maneja el presupuesto para el sistema y que recibiría muchas funciones que tienen las EPS] tiene el presupuesto o no, si se debe eliminar el giro directo [la transferencia directa de recursos a los prestadores de salud sin pasar por las EPS], nada de eso. El interés por la salud parece haber pasado a un segundo plano después de las elecciones del 29 de octubre y lo que estamos viendo es un tire y afloje de mermelada y de presupuesto para las Gobernaciones a cambio de los apoyos a la reforma”.
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