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La fariña, el alimento clave en la supervivencia de los niños en la selva de Colombia

Hecho a base de yuca, aparte de algunas frutas fue lo único que pudieron comer los cuatro menores que estuvieron perdidos en la Amazonía por 40 días

Elementos del Ejército colombiano atienden a uno de los menores rescatados en San José del Guaviare (Colombia), el pasado 9 de junio. Foto: COLOMBIAN AIR FORCE (VIA REUTERS) | Vídeo: EPV

Después de la alegría que representó el hallazgo de cuatro niños perdidos 40 días en la selva amazónica de Colombia, al que se le atribuyó el adjetivo sobrenatural de “milagroso”, las dudas más racionales han empezado a despertar. Aparte de pensar en cómo durmieron y se resguardaron en un lugar inhóspito y húmedo, cuyo follaje tan tupido impide ver con claridad la luz del sol, también ha surgido la pregunta de la alimentación: ¿qué comieron en todo ese tiempo?

De acuerdo con los relatos hechos por las personas más inmediatas al entorno de Lesly Mucutuy (13 años), Soleiny Mucutuy (9 años), Tien Noriel Ronoque Mucutuy (5 años) y Cristin Neriman Ranoque Mucutuy (un año), la fariña fue una de las claves de la supervivencia. Se trata de una especie de harina gruesa derivada de la yuca (o mandioca) que es un alimento de consumo habitual en las comunidades indígenas de la Amazonía en Colombia, Venezuela y Brasil. En algunos lugares es también conocida como mañoco.

La fariña tiene su origen en la yuca brava (o amarga), que es diferente de la yuca dulce, que se suele usar en preparaciones típicas del Caribe como el sancocho. Para hacerla, la raíz de la yuca pasa por un proceso, casi siempre artesanal, que termina con el alimento rayado, ya en forma de harina gruesa. Con la fariña, además, se puede preparar otra comida común en esa región: el cazabe (o casabe, que en idioma arahuaco significa pan de yuca), una especie de tortilla, carente de levadura, que también sirve como acompañamiento de sopas o de platos con alguna proteína.

Un plato de fariña.
Un plato de fariña.vecinavegetariana.com

Narciso Mucutuy, abuelo de los cuatro menores, dice que los niños consiguieron tres libras de fariña que llevaban con ellos en el avión en que viajaban el 1 de mayo, y que sufrió un accidente en el que murieron la madre de los cuatro, el piloto y el copiloto. Con ella se alimentaron mientras pudieron, para después recurrir a algunos frutos comestibles que Lesly podía identificar gracias al conocimiento de los indígenas uitoto.

También había fariña en los paquetes que arrojaba la Fuerza Aérea a la selva, con la esperanza de que, en su recorrido, los niños los encontraran y pudieran alimentarse hasta que los encontraran. Esa estrategia fue útil, según dijo Astrid Cáceres, directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), a Cambio. Aseguró que Lesly, la mayor de los niños, le contó que ellos habían encontrado alguno de esos paquetes, en los que también había suero hidratante y bocadillo (un dulce típico de Colombia hecho a base de guayaba y azúcar). Esos alimentos les permitieron mantenerse con vida hasta el viernes pasado, día de su rescate, cuando se empezaron a conocer las imágenes en las que se los veía demacrados después de más de un mes en la selva.

El rescate de los niños ha servido también para que fuera de las comunidades indígenas se conozca la concepción que ellas tienen de la selva, a la que consideran un ser con vida propia. Esos saberes, conjugados con la técnica que ofrecían el Ejército y la Fuerza Aérea, fueron determinantes para el hallazgo de los menores. Pero, según Fidencio Valencia, tío abuelo de los niños, también tienen relación directa con su supervivencia: “Como dicen nuestros mayores, alguien los orientó y alguien los guió, tuvieron la sabiduría de cómo poder comer, conseguir agua, y por supuesto cómo aguantar hambre”.

Desde la madrugada del sábado, los niños permanecen ingresados en el Hospital Militar, en Bogotá, donde reciben asistencia psicológica, cuidados tradicionales de los indígenas y siguen un tratamiento con dieta blanda. A pesar del estado precario en el que fueron encontrados, según el presidente Gustavo Petro, quien los visitó el sábado, su condición es aceptable.

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