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Reportaje:

Los diarios que alimentaron la ficción de Faulkner

Un libro descubre cómo el novelista se inspiraba en una familia sureña amiga

Si hubiera que poner banda sonora a la novela Desciende, Moisés de William Faulkner sería fácil utilizar el clásico del mismo nombre que hizo célebre Louis Arms-trong en los años cincuenta. El origen de esta canción se remonta a las plantaciones de esclavos estadounidenses del siglo XIX, en las que se inspiró el escritor sureño para escribir la mayoría de sus libros. Lo que nadie sabía hasta ahora es que, al igual que la música que ha llegado hasta nosotros, en diferentes versiones y generación tras generación, es la misma que cantaban los esclavos, muchos de los personajes de Faulkner también existieron.

Su historia ha estado hasta ahora oculta en los diarios de Francis Terry Leak, un rico propietario que vivió en Misisipi a mediados del XIX y cuyo tataranieto acaba de desvelar que el escritor, amigo de su padre, "tomó copiosas notas de aquellos diarios en los años treinta", según The New York Times.

El escritor bautizó a los amos de sus libros con nombres de esclavos de Leak
El contenido a favor de la esclavitud de los dietarios enfurecía al premio Nobel

El resultado es visible en sus libros, en los que hay abundantes similitudes entre los nombres de los personajes faulknerianos y los esclavos de la plantación de Leak. En Desciende, Moisés aparecen Sergio, Toney, Mollie, Moisés y Caruthers. En El ruido y la furia aparecen Ben y Candis. Milly, Ellen, Henry y Old Rose son algunos de los protagonistas de Absalon, Absalon, aunque curiosamente, en la mayoría de los casos, Faulkner optó por bautizar a los propietarios de sus libros con los nombres de los esclavos de la hacienda de Leak. "Y además, el diario y las historias familiares de los Leak parecen haber dado fuerza temática y filosófica a muchas de sus obras principales". Lo decía esta semana en el rotativo neoyorquino Sally Wolff-King, la profesora de la Universidad de Emory que ha descubierto la conexión entre el contenido de los diarios y la obra de Faulkner.

Wolff-King llevaba más de 30 años estudiando al escritor y mientras preparaba un libro sobre la gente que le conoció, contactó con Edgar Wiggin Francisco III, tataranieto de Leak. Este hombre de 79 años se había negado durante años a contar al mundo la conexión entre los diarios familiares y el premio Nobel de Literatura. "Había muchas cosas ocultas que Faulkner descubrió y que yo ni siquiera sabía que formaban parte de la historia familiar. Lo metí todo en un cajón y traté de olvidarlo", ha explicado Francisco III al The New York Times. Sin embargo, su esposa le urgió a que hiciera público un vínculo que expertos como John Lowe, un profesor de inglés de la Universidad de Luisiana que prepara otro libro sobre Faulkner, han calificado como "uno de los descubrimientos literarios más importantes de las últimas décadas".

Francisco III asegura que él nunca le había prestado demasiada atención a la obra de Faulkner. "Intenté leer Desciende, Moisés hace años pero me enfadé tanto que lo lancé contra la pared y ahí se quedó durante meses". El escritor fue íntimo amigo de su padre, Edgar Wiggin Francisco Jr., y visitaba a menudo la casa de Holly Springs, en Misisipi, donde se guardaban aquellos diarios, cuyo contenido proesclavista parecía enfurecer a Faulkner. "Se enfadaba mucho. Insultaba a Leak, tomaba notas, lo volvía a insultar y seguía tomando notas", recuerda Francisco III.

Pero los diarios de Leak no son una novedad para quienes estudian la historia y la economía de las plantaciones de Misisipi. Desde 1946 las 1.800 páginas originales que escribió aquel rico propietario formaban parte de los fondos de la Universidad de Carolina del Norte, que se ocupó de darle una copia a sus herederos, que fue la que llegó a manos de Wolff-King. "Además del libro había una fotocopia con la lista del precio individual de cada esclavo, algo que me hizo pensar que eso podría haber influido en los libros de contabilidad sobre esclavos que aparecen en Desciende, Moisés afirma esta profesora que en junio publicará el libro Ledgers of history: William Faulkner, an almost forgotten friendship, and an antebellum diary.

Muchos de los términos y elementos del diario aparecen también en la obra de este autor, considerado uno de los mejores del siglo XX, y entre los ejemplos que pone Sally Wolff-Kingella está el tictac de un reloj que obsesiona al personaje Quentin Compson del libro El ruido y la furia o incluso las descripciones de la plantación que hace Thomas Sutpen en Absalon, Absalon! Es más, parece que incluso las conversaciones que Faulkner mantuvo con su amigo Edgar Wiggin Francisco Jr. también quedan reflejadas en esa novela.

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