Caro Baroja es desde ayer nuevo miembro de la Real Academia

Julio Caro Baroja (Madrid, 1914) apareció ayer en la Real Academia Española enfundado en un solemne frac que la ocasión requería. La pajarita con lunares, que se ha convertido dentro de su atuendo habitual más en una prenda de reconocimiento que de distinción, la cambió ayer por una de color negro. "Resulta que yo tenía un frac viejo casi sin usar", dice. "Lo he desempolvado y me ha resultado muy decente, porque sigo siendo el mismo y he perdido poco peso. No parece, como se suele decir, que el difunto era mayor".El título del discurso que Caro Baroja pronunció ayer, Género biográfico y conocimiento antropológico. Diecisiete académicos de los 37 de número -38 contándolo a él, según informaron en la secretaría de la Academia-, lo escucharon en un salón repleto de público y e abanicos que luchaban contra el rigor de la estación.

La oportunidad de 1984

Caro Baroja, que estuvo a punto de entrar en la Academia en diciembre de 1984, y que fue elegido el 18 de abril del año pasado en la primera votación para ocupar el sillón T, vacante tras la muerte de Guillermo Díaz-Plaja, entró por el pasillo de la sala acompañado de los académicos José García Nieto y Valentín García Yebra.

La mesa estuvo formada por el presidente de la Academia, Pedro Laín Entralgo, por el secretario perpetuo, Alonso Zamora Vicente, y por los académicos Rafael Alvarado Ballester, Ángel Martín Municio y Rafael Lapesa. Este último fue quien propuso a Caro Baroja para su ingreso, junto a Martín de Riquer y Manuel Alvar, quien fue el encargado de responder al discurso del nuevo académico. En el estrado se encontraba la infanta Margarita de Borbón, hermana del Rey, y su esposo, el doctor Zurita; entre académicos como Dámaso Alonso y Pedro Sáinz Rodríguez.

Julio Caro Bareja se mostró un tanto preocupado minutos antes de leer su discurso, porque por la mañana había hecho un intento en voz alta que al parecer no resultó muy satisfactorio, "por falta de costumbre", dijo. De todas formas salió bien parado de la prueba, tardó alrededor de 45 minutos en terminar, y sus últimas palabras fueron recibidas con larguísimos aplausos.

Manuel Alvar recordó en su discurso de respuesta una amistad con Caro Baroja que dura ya 40 años. Destacó su personalidad de hombre que puede traer a la Academia un gran conjunto de saberes y se refirió a su madurez y su prestigio dentro de unas condiciones personales de independencia y liberalidad.

Pedro Laín Entralgo distinguió en dos apartados su satisfacción ante el ingreso de Julio Caro Baroja. "Es un día de gala para esta institución", dijo. "Primero porque Caro Baroja es una persona de gran valía en campos muy diversos, y segundo por la esperanza que tenemos en que su colaboración en estos campos se apliquen desarrollo de la Academia".

Para Dámaso Alonso, antecesor de Laín Entralgo en el cargo de presidente, la figura de Julio Caro Baroja es "enorme". "Es muy bueno", manifestó, "y la cantidad de conocimiento y de ciencia que son su reserva son enormes". Rafael Lapesa dijo que los conocimientos sobre antropología popular de Julio Caro Baroja harán de él una persona indicadísima "para trabajar en el diccionario histórico y en el general".