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Orgías y misterios de Hermann Nitsch

La sangre como color y como tema

Hermann Nitsch nació en Viena, en 1938 y es el creador del teatro de Orgías y Misterios (O. M.). Lleva dieciséis años realizando sus acciones en galerías y teatros de Europa y América. Ha publicado escritos sobre su trabajo y ha editado discos con su música. En España es un artista poco conocido por el gran público: no ha actuado nunca en nuestro país.

El teatro de Nitsch, es un teatro de «orgías y misterios» como dice su nombre, es un teatro cruel y sensual. Su objetivo, el resultado que se pretende, es «la intensidad y la experiencia de felicidad provocados por un estado vivido intensamente. Lo importante es el ser sentido y percibido intensamente, la felicidad de la existencia liberada de las reglas establecidas (...) El ser se encuentra de nuevo en la embriaguez provocada por la búsqueda del ser y puede renovarse y reconstruirse».

Para el lector que no esté al corriente del teatro de Nitsch, diré que en sus acciones Nitsch emplea corderos muertos que suspende de una especie de percha y hace salir la sangre y los diferentes órganos del animal «para extender y profundizar el color», según su propia expresión. El cadáver del cordero queda así colgado, mientras Nitsch extiende la sangre y otras partes del animal sobre las personas desnudas tendidas sobre tableros. Al final parte de la sangre es ofrecida a los asistentes para beberla, que la mayor parte del público rechaza muy impresionado, más bien horrorizado.

Nitsch tiene aspecto realmente de un campesino austriaco, estatura mediana, más bien grueso, piel pálida con algunas manchas rojizas sobre su rostro. En la Feria Internacional de Arte (FIAC), de Paris, donde expone una serie de fotografías de sus acciones, se paseaba con aire ausente, un poco como si se viera metido en un ambiente ajeno.

«Yo vengo de dos tendencias —nos dice—, la poesía del drama y la pintura informal. Practiqué la pintura informal desde el año 1950 hasta principios del 60, justo cuando el tachismo empezaba a pasarse de moda. Yo comprendí el tachismo de forma sicoanalítica. Trabajaba mucho con pintura roja, dejando caer este color sobre telas de grandes dimensiones, sobre superficies verticales y horizontales. Ya en este momento la acción era muy importante para mí, casi más importante que el resultado. Decidí filmar mis acciones, y así empezó la trayectoria hacia lo que hice después.»

«Más tarde dejé el cuadro, el espacio cuadro, para penetrar en el espacio total. El paso de la pintura roja a la sangre, fue muy fácil. Ya cuando hacía los cuadros, la acción tenía que ser muy sensual (insiste mucho sobre esto), este aspecto era, muy importante para mí y esta sensualidad debía ser percibida intensamente por los participantes.

Poco a poco mis acciones fueron evolucionando hasta llegar a lo que ahora son.

En mis primeros intentos dramáticos, utilizaba el verbo, el lenguaje: las cosas eran como en el teatro clásico: los actores representan y dicen un papel. Pero yo quería llegar a la unión de valores creadores y sensuales en el seno del lenguaje con elementos específicamente dramáticos.

Para mí, esta unión sólo se da en la tragedia griega y en Kleist. Comencé a introducir, según las exigencias del juego escénico, ciertas percepciones sensuales: gusto. olor…, los espectadores debían tocar la carne cruda, meter la mano en líquidos a diferentes temperaturas, fríos, templados, calientes... Así nacieron mis primeras acciones. Renuncié a la palabra, Los actores ya no, representaban: el desarrollo del drama se producía realmente por medio de la acción.»

Estudios

«Estuve en Viena en una Escuela de Artes y Oficios durante cinco años, estudié pintura y grabado: tuve una educación muy completa, muy buena. Yo defiendo la tradición en la pintura, he copiado mucho de los antiguos maestros. Empecé a trabajar a los quince años, a los dieciocho empezaron mis primeras creaciones personales, que aún hoy considero válidas. Mi primera partitura es de 1958: la primera gran acción es en 1962-63. En este momento tuve grandes dificultades en Austria para seguir con mi trabajo. Ahora mi proyecto más querido es una acción que durará seis días, es una acción extrema. No tengo subvenciones de nadie, lo hago todo con mis propios medios. El año pasado, por primera vez, hice una acción que duró un día y una noche. Quisiera que el drama se convirtiera en un juego, en una fiesta, que los participantes se transformaran en héroes y desarrollen su propio siquismo a través de la acción propuesta, que lleguen a ser creadores ellos mismos.»

—En sus acciones introduce la música ¿qué sentido tiene?

—Es una parte de la obra completa, el sonido forma parte de ella. Me gusta Wagner, aunque yo no utilizo el sonido como él. Para mí fue muy importante el movimiento americano del happening en los años sesenta, que utilizaban medias muy diferentes en su camino hacia una realidad más total. Los músicos dejaron de hacer música en el sentido tradicional, para emplear también el ruido como elemento musical, crearon acciones en las cuales el ruido (la silla que se mueve, alguien que tose) formaba parte integrante del espectáculo. Todos los elementos de nuestro entorno, olores, sabores, ruidos, forman parte de nuestra vida: por tanto, deben ser introducidos en la creación.

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