Ir al contenido
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Alguien sabrá de qué hablo cuando venga yo a hablarle de Dostoievski?

Algún día, “siempre nos quedará París”, “esta no es la copa de un carpintero” o “todo te lo puedo dar menos el amor, ‘baby” no significarán nada, parecerán desvaríos

Eva Güimil

La semana pasada le dije a una conocida: “Si me necesitas, silba”. Al ver extrañeza en su rostro, añadí: “Sabes cómo se hace, ¿verdad? Uno junta los labios y sopla”. Ante el aumento de su estupefacción, le aclaré que era de una película de Bogart y Bacall. Ignoraba de qué le hablaba. La conocida es joven, no demasiado, pero lo suficiente como para no haberse tragado clásicos, no solo por devoción, sino porque no había otra cosa en televisión. Bendita escasez. No sé si me habría aficionado al cine si hubiese escogido yo lo que veía y no los exquisitos programadores de TVE que poblaron mis noches de ciclos de Mankiewicz, Newman o Garbo. Como para no enamorarse de aquel arte.

Para rematarme, soltó un “ah, claro, no es de mi época”, como si fuese de la mía, como si fuese posible que yo la hubiese visto en 1944. Preferí escandalizarme para mí misma, zanjar la conversación y empezar a preocuparme por la edad que aparento.

La conocida en cuestión ve cine, muchísimo, pero solo novedades. No es la única, y también sucede con las series e incluso con la literatura. Hay lectores voraces que viven en la sección de últimos lanzamientos, pero ni les menciones El cuarteto de Alejandría, La colmena o Moby Dick.

Esta tendencia provoca un daño colateral; algún día mi conocida no será la única que no detecte una frase cinematográfica supuestamente inmortal, ese lenguaje aprendido vía reposiciones televisivas y basado en referencias que parecían universales. “Siempre nos quedará París”, “que venía yo a hablarle de Dostoievski”, “esta no es la copa de un carpintero” o “todo te lo puedo dar menos el amor, baby” no significarán nada, parecerán desvaríos.

Pensé en ello tras escuchar a un profesor lamentar que sus alumnos ya no entendían las referencias a Los Simpson. Pude entender su dolor. Tiene frente a sí a un grupo humano que no conoce a Orugrita ni a Tenacitas, ignora el simbolismo del señor Burns con el gorro de Jimbo y que nunca va a resumir esta columna con la imagen de un viejo que le grita a una nube. El día que Antena 3 decidió dejar de emitir en bucle la serie de Matt Groening condenó un idioma universal a la muerte. La tele generalista cumple una función unificadora del lenguaje; es una lástima que cada vez menos espectadores le presten atención. Algún día esa lengua que tanto nos facilita la conversación se perderá como lágrimas en la lluvia y al leer esto alguien dirá “¿cómo qué?”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Eva Güimil
Eva Güimil (Mieres, 1972) ha sido directora y guionista de diversos formatos de la televisión autonómica asturiana. Escribe sobre televisión en EL PAÍS y ha colaborado con las ediciones digitales de Icon y 'Vanity Fair'. Ha publicado la biografía de Mecano 'En tu fiesta me colé'.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_