‘Nada’, la carta de amor a Buenos Aires de Mariano Cohn y Gastón Duprat
Luis Brandoni protagoniza la comedia dramática que cuenta con Robert de Niro como secundario de lujo
Para los cineastas argentinos Mariano Cohn y Gastón Duprat, Buenos Aires es una mezcla explosiva e inspiradora. Una ciudad cargada de carácter, que se nutre de su propio pasado y de la herencia de la inmigración europea. Una ciudad llena de contrastes, poderosa, potente. “Te somete a contradicciones constantes. No es un lugar tranquilo y apacible, una ciudad de Suiza con un lago y una montaña, es lo contrario. Tiene una potencia inusual”, dice Gastón Duprat. “Puedes estar muy cómodo y muy incómodo a la vez, y eso te da mucha adrenalina. Es lo contrario al lago estancado que decía Gastón, está todo en movimiento siempre y superándose. No hay crisis que le pueda pegar un martillazo a esta ciudad”, añade Mariano Cohn.
Sus calles, sus personajes y su idiosincrasia quedan retratados en las series de la dupla de directores responsables de películas como Competencia oficial o El ciudadano ilustre. Las series El encargado y Nada, ambas en Disney+, tienen fuertes raíces porteñas. En la primera, Guillermo Francella interpreta al portero de un edificio de un barrio de clase alta que lucha con uñas y dientes contra cualquiera que pretenda quitarle poder en su territorio. En la segunda, el actor y político Luis Brandoni da vida a un dandy que se gana la vida como crítico gastronómico y cuya existencia se vuelve del revés cuando su asistenta personal muere.
Mariano Cohn y Gastón Duprat charlaban con EL PAÍS por videollamada el pasado miércoles desde Buenos Aires, el primero desde el barrio de Saavedra y el segundo en Núñez. “Aunque estamos filmando bastante afuera y podríamos pensar historias también para grabar en otro lugar, nos gusta crear, trabajar y contar las historias de acá, desde Buenos Aires, desde Argentina. Y pensábamos que había una deuda pendiente nuestra hacia Buenos Aires, que nunca habíamos retratado al 100% y tampoco la veo retratada en el cine o en las series”, comienza Cohn la charla. De ahí Nada, un homenaje desde la ficción a la gastronomía de la capital argentina y a algunos de sus personajes más emblemáticos.
Ese dandy porteño, “una especie en peligro de extinción”, como dice Cohn, es Manuel Tamayo Prats, un hombre de aspecto peculiar y costumbres fijas que se mueve en círculos elitistas pero escaso de dinero efectivo. Su tranquila vida se pone del revés cuando su asistenta muere y tiene que aprender a defenderse en la vida y amoldarse a una nueva ayudante, una joven e inexperta paraguaya.
Cohn cuenta cómo surgió Nada: “Somos muy amigos de Beto Brandoni [Luis Brandoni] y en una de nuestras cenas con él nos mostró una foto donde estaba con Robert de Niro en los años ochenta justo en la misma mesa donde estábamos cenando en su casa. Ahí pensamos, qué bueno hacer una serie donde los podamos vincular y haya un juego de espejos con esa relación de amistad que perdura en el tiempo. Además, Brandoni tiene algún componente del personaje de Manuel. Tanto Gastón como yo pasamos mucho tiempo con él y tiene muy buena charla, mucha experiencia, y tenía también una especie de ama de llaves a tiempo completo en su casa, que estaba en la cena y le hacía seguir ciertos procedimientos culinarios. Teníamos todos los eslabones ahí a la vista, decidimos bajarlos a un papel y retratarlo”. Tras esa cena, tomaron notas y crearon Nada.
Cómo llegó Robert de Niro a su serie es algo que todavía no consiguen explicarse muy bien. El actor neoyorquino no ha participado en ninguna serie (salvo contadísimos cameos) porque las ha rechazado ofertas. “Ir con la propuesta de una serie, que ni siquiera sea él la figura principal, que sea en español y se filme en Argentina..., todo parecía en contra”, relata Gastón Duprat. “Sin embargo, logramos que supiera que Luis Brandoni iba a hacerla y que leyera los capítulos. Vio nuestras películas y le gustaron muchísimo y se alinearon los planetas, para sorpresa de todos. Nos conocimos por Zoom, luego hicimos muchos viajes, muchas charlas, debatimos mucho sobre el guion, estaba muy comprometido con el guion. Luego incorporamos a Brandoni para que tuvieran sus primeros encuentros como actores, y era un placer escucharlos y verlos, dos actores de esa categoría, hablando con una mezcla de inglés, español e italiano, esa manera tan inusual que tienen ellos en la vida real de comunicarse” y que se replica en la serie, como explica el director y guionista.
De Niro viajó a Buenos Aires para grabar durante 10 días su participación en la serie, donde interpreta a un famosísimo escritor amigo del protagonista que hace de narrador explicando a los no porteños el carácter y la gastronomía del lugar y cobra protagonismo en el último episodio. Tal fue su compromiso que había reservado hueco en su agenda para viajar al festival de San Sebastián, donde tuvo lugar la presentación de la serie, pero la huelga de actores impidió que acudiera.
“Fue todo una suerte de conexión no tan azarosa porque a todos nos interesaba la comida, tanto a De Niro como a Brandoni y a nosotros y fue sencillo construir a ese crítico culinario que, como todo crítico, es también una raza en extinción, esos críticos con personalidades tan fuertes que si tienen que hacer una crítica negativa la hacen y disfrutan más de una crítica negativa que de una positiva”, dice Cohn.
El dúo de cineastas hablan con orgullo de su última serie, que consideran una “serie boutique, artesanal, sofisticada, que no está diseñada en un Excel”, dice Duprat. Aunque la plataforma no da datos, Nada ha sido un éxito internacional, como lo fue El encargado, cuya segunda temporada tiene previsto su estreno este otoño. Dos series con fortísimo sabor argentino que han encontrado un gran público tanto en su país como fuera de él. “Hace muchos años se decía que la historia tenía que ser neutral para que se comprendiera en muchos países y la viera un chino y un mexicano. Sin embargo, veíamos que había cosas que desmentían esa idea porque, qué sé yo, El chavo del 8, la serie mexicana extraordinaria, mexicanísima, y sin embargo se veía en todo el planeta. Nunca le prestamos atención a eso y hacemos las historias contadas desde el punto de vista que tenemos”, reflexiona Duprat. “No hay que impostar la mirada, porque es el lugar donde vivimos, donde comemos, donde creamos. Hace años se corrió la bola acá de que Woody Allen iba a venir a hacer una de sus películas sobre ciudades a Buenos Aires. Nunca vino, pero qué mejor que nosotros para retratar Buenos Aires, no tiene que venir alguien de fuera a retratarnos”, añade Cohn.
Ese retrato porteño también incluye en Nada la gastronomía. “No hay ningún libro que recopile la cocina de Buenos Aires, que es muy nutrida, con mucha influencia de lo español, de lo italiano, de la cocina regional de los países colindantes y la cocina criolla. Todo eso hace un frankenstein deforme superlibre y desprejuiciado que tiene mucho en común con lo español y lo italiano pero con variaciones muy atrevidas”, describe Cohn.
Las creaciones de Cohn y Duprat transpiran una ironía muy particular que convierte el drama o el thriller en una comedia a ojos del espectador y que les sirve para desmenuzar la sociedad. “Nuestras historias son dramas, pero eso no quiere decir que no haya situaciones en que uno pueda reírse, como en la realidad. La realidad uno la vive en tono de drama realista, pero puede toparse con situaciones increíblemente ridículas o incómodas”, defiende Duprat.
Nada solo dura dos horas y media en total. Cinco capítulos de media hora. Aunque siempre la contemplaron como una serie, la proyección del tirón en San Sebastián les hizo ver que también habría funcionado, y funciona, como una película. De hecho, aseguran que muchas veces se refieren a ella como una película. “Pero tiene una lógica que sea una serie porque tiene unas elipsis muy importantes entre capítulos”, puntualiza Gastón Duprat. Mariano Cohn valora el formato corto de sus series, pocos capítulos de pocos minutos, que les permite condensar la historia y “poner toda la carne en el asador, quedan medias horas muy potentes y puedes hacer algo más artesanal, más artístico”.
“Nosotros le dedicamos el mismo trabajo, el mismo detalle, a una serie, a un programa de televisión, a un documental... cada género lo vemos como una obra en sí misma”, explica Cohn. Y continúa: “Hicimos un programa de televisión, se llamaba Televisión abierta, en el año 1998 en Argentina, que era, antes de que existiera YouTube, antes de Gran Hermano, un envío de cámaras a domicilio. Pedías por teléfono una cámara, iba una motito con un camarógrafo, sacaba de la caja de las pizzas una cámara, te filmaba y al día siguiente salías en la tele. Así empezamos en la televisión. Nuestra manera de relacionarnos con el cine y con las series es un mix de eso. No tenemos un método ni académico, ni universitario, es más bien una cosa sui generis, un mix de la televisión, de la fotografía, el cine, el documental, la televisión…”.
Con el regreso de El encargado a la vuelta de la esquina, la entrevista no podía terminar sin preguntar por la segunda temporada. Los directores avanzan que Eliseo hará frente a un nuevo propietario que pondrá en cuestión su reinado en el edificio. “Es un personaje, el encargado, que nos gusta muchísimo cómo quedó construido. Tiene un actor extraordinario, Guillermo Francella, que hace muy natural lo difícil, porque es muy complejo para un actor en la misma escena pasar de un registro cálido, casi humorístico y divertido, a una cosa severa, intensa y muy malintencionada. Eso lo logra Guillermo”, dice Gastón Duprat. “En la primera temporada, uno quizá no era tan consciente y la filmamos de manera más inconsciente, sin saber exactamente cómo es el personaje al 100%, lo vas descubriendo mientras filmas. En la segunda eso está mucho más consolidado. Para nosotros como directores, ver a Francella actuar es como ver jugar a Messi”, completa Mariano Cohn.
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