Cómo escribir el final de serie perfecto

Todavía hoy hay seguidores de Perdidos que guardan rencor a sus responsables por su final. Un aluvión de fans insatisfechos pusieron en marcha peticiones en internet para solicitar la reescritura de la conclusión de Juego de tronos. El final de Dexter recibió tantas críticas que la serie regresó años después para, entre otras cosas, intentar arreglar el desaguisado. Cientos de espectadores enfurecidos llamaron a HBO en la noche en que se emitió el final de Los Soprano pensando que la emisión se había cortado antes de tiempo. En la cultura popular española hay pocos chistes recurrentes tan extendidos como los relacionados con el final de Los Serrano.

Un remate que no esté a la altura de las expectativas de los espectadores puede marcar una serie para siempre. Y un final aplaudido será el lazo perfecto a una gran historia. Sin destripar demasiado, es fácil recordar conclusiones muy celebradas. Don Draper meditando y sonriendo mientras tiene una nueva gran idea. El rotundo final del camino a los infiernos de Walter White. La mirada al futuro de los personajes de A dos metros bajo tierra. Un emotivo reencuentro y una charla pausada en The Leftovers. La despedida de Monica, Rachel, Phoebe, Ross, Joey y Chandler.

En pocos días, algunas de las series más premiadas y celebradas de los últimos años pondrán o han puesto el punto final a sus relatos. El viernes terminó La maravillosa señora Maisel, hoy lunes se despiden Succession y Barry y este miércoles concluirá la tercera temporada de Ted Lasso, que casi seguro será el final de la serie tal como se la conoce. El tiempo dirá si sus colofones estuvieron a la altura del resto del recorrido.

Los guionistas saben de la importancia de dar una buena conclusión a sus historias. “Es la guinda del pastel, el último recuerdo que dejas en el espectador. Si tu historia ha sido buena pero no la has sabido cerrar bien, generas frustración y un mal sabor de boca que incluso puede perseguirte como creador”, reflexiona Jacobo Delgado, coordinador de guiones en la que será la última temporada de Cuéntame. Esther Martínez Lobato, detrás de series como La casa de papel o Sky Rojo, concuerda: “Un buen final deja una sensación más poderosa que la suma aislada de capítulos brillantes. El final ha de ser tan sorprendente como coherente. Y esto para un escritor es profundamente complicado”. “Creo que fue David Trueba quien dijo que en el final de una peli se veía la ideología de la historia. Y también la coherencia. Y es probable. Dudo que eso pase siempre en una serie, tal vez sí en una miniserie”, reflexiona Carlos Montero, creador de Élite, Física o Química o El desorden que dejas. “Yo creo que en muchas series el final no es lo importante, lo importante es el camino. En otras, como Breaking Bad, por supuesto que el final es completamente acorde con el viaje del héroe, en este caso con su paso a la oscuridad”, añade.

En el mundo interconectado de las redes sociales, donde cualquiera puede proclamar y hacer oír su opinión, los guionistas reciben al momento la reacción de los espectadores, tanto para bien como para mal. ¿Van ahora con pies de plomo para no disgustar a los fans? “Si vamos con pies de plomo, fallamos seguro. En la ficción hay que ir con todo, hacer una apuesta clara y luego rezar para no haberse equivocado”, dice Jacobo Delgado. Carlos Montero confiesa que siente más presión al presentar la premisa que al pensar el final: “Si los espectadores llegan hasta el último capítulo, ya lo has conseguido”. Las cautelas a la hora de escribir las extiende Esther Martínez Lobato más allá del final: “Los guionistas hemos de ir con pies de plomo secuencia a secuencia. Gracias a las redes sociales, están sometidas a juicio sumarísimo constantemente”.

Por su parte, Gema R. Neira, creadora de Las chicas del cable, Velvet, Gran Hotel o Nacho, siente que las nuevas formas de consumo televisivo han hecho que se diluya el efecto de esa reacción: “Antes todo el mundo veía la serie el mismo día y en ese momento empezaban a comentar o se hacía al día siguiente, había más impacto que ahora. El que cada uno vea las cosas cuando quiera hace que se diluya esa sensación”. En ese sentido, Jacobo Delgado destaca el mérito de Succession: “Ha conseguido que veamos la serie al modo preplataformas, todos a la vez, cada lunes un capítulo. Espero el último con muchas ganas, y en el improbable caso de que resulte un ladrillo, no me sentiré estafado. Las series de largo recorrido son como la vida misma: lo importante no es tanto el destino final, sino disfrutar del camino. Y el camino de Succession es para quitarse el sombrero”.

Vince Gilligan, creador de Breaking Bad, ha explicado en varias entrevistas que, en contra de lo que pueda pensarse, el recorrido de Walter White y Jesse Pinkman lo fueron construyendo sin un plan previo, sobre la marcha. “Es bueno pensar por adelantado hacia dónde va la historia, pero una forma mejor de escribir televisión es estar abierto a las posibilidades y a los cambios de planes, y ser más flexible con la narración”, dijo a EL PAÍS en una entrevista en 2018. “Pocas series tienen pensado su final”, asegura Carlos Montero. “Las de muchas temporadas, al menos, tienen mucho que ver con una novela río, se va creando temporada a temporada”.

“Tener un final muy pensado antes de empezar a escribir nos encorseta”, concuerda Delgado. Martínez Lobato describe una serie como “algo que crece en el día a día. Todos los que intervienen en ella generan cosas, son creadores. Hay que tener la historia pensada, especialmente en determinados géneros donde hay que generar preguntas y dar las respuestas oportunas, pero no me importa sorprenderme en su crecimiento y disfrutar con los cambios”, dice la guionista de La casa de papel. Por su parte, Gema R. Neira prefiere tener un faro como referencia al final del recorrido, un lugar hacia el que dirigirse. “Pero siempre pensando que por el camino muchas veces surgen cosas que mejoran el relato”. “Si es un thriller, casi todos empezamos por el final y luego construimos el rompecabezas. Si es una serie de continuidad, puedes tener una idea más genérica y según las temporadas que escribas, ir variando”, añade.

Ponemos a estos guionistas ante un reto: elegir el que para ellos es el mejor final de la historia de la televisión. Todos dudan. Jacobo Delgado opta por The Leftovers: “10 minutos con cero acción, dos personajes hablando, sentados a una mesa. Sobre el papel, todo lo que no se debe hacer y, sin embargo, consiguió emocionarme como pocos finales”. Gema R. Neira se decanta por dos: “Porque fue sorprendente, emotivo y estuvo más que a la altura de la serie y forma parte de la historia de la televisión, el de A dos metros bajo tierra, un final fantástico. Pero me gustó muchísimo el de Mad Men, que tiene todos los elementos que se podían esperar de la serie y es a la vez sorprendente y reconocible la referencia que hacen. Es intelectual y divertido a la vez”. Carlos Montero se sale por la tangente: “Quizás por deformación profesional, me imagino los finales de las series que me gustan antes de que ocurran. Sé que son buenos finales cuando los que yo he pensado son mucho peores de los que ocurren. Así que espero no estar a la altura con el final que imagino para Succession y La maravillosa señora Maisel. Seguro que no me decepcionan. La decepción es que se acaben”.

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