‘Sky Rojo’, un burdel de carretera

Cuando unos periodistas franceses le preguntaron a Hitchcock “¿qué es el cine?”, el realizador les contestó a bote pronto: “Una gran sala llena de butacas que hay que llenar como sea”. Pragmatismo profesional. Algo similar se le puede atribuir a Álex Pina, creador con Esther Martínez Lobato de Sky Rojo (Netflix), quien no dudó en confirmar que si la plataforma decide renovar en base a estadísticas y cuentas, puede aparecer la tercera temporada de Sky Rojo. Por ello decidió escribir un final abierto, para simplificar la producción de la siguiente temporada solo por si Netflix lo requería. Una sala de butacas que hay que llenar como sea o la renovación de una serie si así lo decidía Netflix, después de comprobar las cuentas, naturalmente.

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Del ensoñado cine como aventura a las películas y series como inversión. Las Novias, un gran burdel de carretera en el desértico paisaje de Arico, Tenerife. Tres de las varias prostitutas semi-esclavizadas que ejercen allí, Verónica Sánchez, Lali Espósito y Yani Prado, se rebelan, dejan malherido al propietario, Asier Etxeandia, y comienzan una complicada huida inmisericordemente perseguidas por dos esbirros del dueño del burdel, Miguel Ángel Silvestre y Enric Auquer.

Estupendas interpretaciones a las que añadir al sólido Luis Zahera. Acción, violencia tarantiniana y un lejano recordatorio de Abierto al amanecer, aunque sin vampiros. El profesionalismo de Pina queda demostrado con citar tan solo tres de sus series: Vis a Vis, El embarcadero y, sobre todo, La casa de papel. En unos días se emitirá la segunda temporada, algo necesario por el brusco final de la primera. Serán otros ocho capítulos de menos de 30 minutos cada uno con, esperemos, menos discursos justificativos de Romeo, el dueño del burdel.

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