Asier Etxeandia: “Durante un año y medio no tuve ni para el billete de metro. Ahora, si no me dan trabajo, me lo invento yo ”

No podemos decir que está de regreso porque, desde que en 2002 se pusiera los calentadores en la Escuela de Artes Escénicas Carmen Arranz en la serie Un paso adelante, Asier Etxeandia (Bilbao, 1975), ha sido una presencia recurrente en los escenarios, la gran y la pequeña pantalla. Actor, cantante y creador capaz de saltar del teatro, al cine o la televisión, ha trabajado con los mejores y con todos ha destacado: el Alberto Crespo de Dolor y gloria de Almodóvar, el novio de La novia de Paula Ortiz, el ginecólogo cantante de Ma ma, de Julio Medem, el Raúl de la Riva de Velvet Colección, su premio Max por La avería, su Cabaret… Y ahora, Sky rojo, la ambiciosa ficción española que llega con el sello Vancouver Media, la productora detrás de La casa de papel, y que es una de las grandes apuestas de Netflix para esta primavera. Etxeandia habla como vive: a toda velocidad y sin pelos en la lengua.

Empecemos por la polémica. Hay quien sostiene que su nueva serie, Sky Rojo, hace apología de la violencia de género…

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La serie es una historia empoderada y feminista. Hay que llevar al público al límite para que haya una catarsis. Si en la serie no contáramos el vía crucis que pasan estas chicas y lo terrible que es la trata, tú no empatizarías con ellas ni estarías deseando que se vengaran de estos hijos de puta. El que no entienda esto no entiende lo que es el arte, ni el teatro, ni la catarsis ni el significado de lo que hacemos.

Su personaje, Romeo, es una especie de filósofo del proxenetismo. Sus palabras las podría firmar cualquier dueño de un club de alterne. ¿Crees que, en pleno debate sobre el abolicionismo, aporta luz?

Romeo es un artista del sexo. Cree muchísimo en su labor y se cree un tanto mesiánico, incluso. Está convencido del poder del sexo y de follar. La serie traslada un mensaje necesario para la sociedad, una crítica brutal a la trata y al sufrimiento que pasan las chicas, y lo hace a través del entretenimiento. Si te quedas en lo superficial igual te lo tienes que mirar tú, porque te va a pasar con todo en la vida.

Romeo se parece un poco a Cristo, al que interpretaba en Mentiras y gordas (Albacete y Menkes, 2009). ¿Se siente bien con estos personajes desagradables y pelín psicópatas?

Un actor siempre está esperando que le toquen personajes límite. Tú no puedes juzgar a tus personajes porque no podrías interpretarlos. Contamos historias, y para hacerlo tienes que representar a hijos de puta y al revés. Eso es lo maravilloso. Me parece acojonante. Me divierto mucho haciéndolo.

Cine, teatro, televisión, música… Cuando uno repara en su trayectoria, resulta abrumadora la cantidad de cosas que ha hecho.

Es que si no estoy trabajando caigo en una profunda depresión. Si no generas cosas la vida no tiene mucho sentido. El exceso de vacaciones me envejece.

Pero, ¿cuándo ha estado parado?

Pues mira, precisamente monté la obra musical El intérprete porque, después de ganar el Premio Max con La avería (2011), una pieza que hice con la Portillo [Blanca], no me salía trabajo. Durante un año y medio no tuve ni para el billete de metro. Pero para mí eso no es un problema. Ahora, si no me dan trabajo, ya me lo invento yo, porque me apasiona crear cosas.

Cuando se es tan adicto al trabajo y tan versátil, ¿cómo pasa uno de un personaje a otro siendo todos tan diferentes?

A veces es difícil, porque se juntan varios proyectos a la vez. Estoy acostumbrado. Tuve una temporada que estaba haciendo cinco personajes a la vez. Tres obras de teatro: El intérprete, La Chunga y Sagrado Corazón 45, mientras rodaba la serie Velvet y la película Ma ma. ¡Y todo en los mismos meses!

Y a eso hay que añadirle las alfombras rojas. Los medios siempre esperamos que nos sorprenda

Con la edad los eventos cada vez me gustan menos. Me gusta la fiesta, las reuniones con amigos y las grandes comilonas. No te negaré que me encanta lucir algún trajazo brutal de los que te dejan y sentirte empoderado, pero por lo demás es bastante aburrido, a no ser que termine borracho con un colega.

Sky Rojo es un volantazo, uno más, en su carrera. Viene de maravillar con su monólogo en Dolor y gloria, de Pedro Almodóvar. “Conocí a Marcelo en un váter lleno de gente...” Eso ya es historia del cine…

A mí me gusta mucho que me dirijan. Lo que más me fascina y lo que más me gusta es encontrar un buen director o una buena directora que tenga muy claro su obra. Dejarme llevar y que me moldee como plastilina, porque confío en él o ella y, al fin y al cabo, tú eres un instrumento y una paleta de color más.

Hablando de monólogos. Su personaje, mitad profeta mitad teórico, tiene uno fascinante acerca de cómo internet está acabando con la imaginación.

Es de las pocas cosas con las que estoy de acuerdo con Romeo. Yo soy el primero que caigo con las redes, con los móviles y con el ordenata, pero creo que el porno está destrozando la sexualidad y la imaginación, por ejemplo. Acaba con la paciencia de poder entender cosas que llevan otro ritmo, y te priva de una emoción a la que solo puedes llegar si tienes paciencia y escucha y no sientes ansiedad por pasar a la siguiente imagen, que es a lo que estamos acostumbrados ahora: pasar el dedo y no pensar.

Es algo que también sostiene Virginie Despentes, que opina que el porno actual es violento y aburrido.

Todo en la vida es callo. Si tú utilizas bien la imaginación, pues será como una mina. Si te lo dan todo hecho y no lo ejercitas, no tendrás imaginación y eso es aplicable a todo, no solo al sexo. Piensa en los niños que se tiran todo el día frente a la pantalla jugando a un videojuego. No son como los de antes que se tiraban a la plaza a jugar y su imaginación era descomunal. Sin una pantalla están bloqueados y se aburren.

Los que tenemos cierta edad le recordamos robando escenas sin parar en Un paso adelante. Ahora que se habla tanto del bum de la ficción española, ¿cómo ha visto su evolución?

Como yo soy muy macarra y siempre estoy buscando cosas que me impacten, estoy muy feliz … Si me pongo a pensar en lo que viví en Un paso adelante y lo que he vivido con Netflix, es como comparar un trozo de barro con un lingote de oro. Antes, lo que se hacía era para gustar a todo el mundo. Ahora puedes hacer lo que te salga, y cuanto más bruto sea, mejor, porque todo tiene un público. Creo que eso es lo bueno, que no se hace solamente para la audiencia. Y no pasa ningún filtro. Antes todo era amable y familiar. Hace 10 años sería impensable hacer una serie como Sky rojo. Con los demás aspectos de la televisión no estoy demasiado feliz.

¿Por?

Los programas de entretenimiento no me interesan demasiado.

Para un melómano como usted, una banda sonora como la de la serie, que empieza con el Rocks de Primal Scream, y tiene temas de Lou Reed o Joe Strummer, habrá sido una delicia. ¿Cuál es su canción favorita?

Me emocionó mucho descubrir que habían elegido La leyenda del tiempo, de Camarón, para la primera pelea entre las chicas. Creo que la escena es gloriosa y es de las más acertadas que he visto en mi vida.

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