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Julia de Castro: “Cuando le conté al director de mi discográfica que me levanto a las siete y hago yoga contestó: ‘¡qué decepción!”

La cantante y actriz presenta mañana en el Teatro de La Abadía de Madrid ‘La historiadora’, un álbum de combustión tan lenta que llevaba cuatro años en el horno entre Madrid, Roma, Tucson y México

Julia de Castro es de las que se recogen pronto y madrugan para hacer yoga. Aquí, posa para ICON en la Casa de México de Madrid.
Julia de Castro es de las que se recogen pronto y madrugan para hacer yoga. Aquí, posa para ICON en la Casa de México de Madrid.Yago Castromil

Julia de Castro es una persona ambiciosa. “Como artista, es interesante ponerte objetivos. Eso te ayuda y te impulsa”, explica en la Casa de México de Madrid, frente a una michelada. Actriz y cantante, tiene 35 años y pasó diez siendo parte del dúo De La Puríssima con Miguel Rodrigáñez. “Se concibió desde el principio como un proyecto conclusivo y en 2019 decidimos ponerle fin. Fue una despedida muy bonita, pero ya antes cada cual había tirado por su camino. Él fue padre, a mí me dieron una beca en Roma”.

Abulense, licenciada en Historia del Arte, graduada en Interpretación y titulada en violín, Julia obtuvo en 2017 una beca con un proyecto para descontextualizar el libro del siglo XVII La rettorica delle puttane, de Ferrante Pallavicino. Su idea era escribir una nueva versión desde la perspectiva de una mujer del XXI: “Mi disco se abre con un homenaje a las prostitutas y mi libro es un manual de cómo ser una buena prostituta en el siglo XXI. Expongo mi experiencia con algunas que ejercen libremente”. Prostitución voluntaria es un concepto muy discutido ¿no? “¿Tú crees? ¿Tú piensas que la gente ejerce voluntariamente su trabajo?”. Relativamente. “Pues ellas igual. Quieren ganar dinero con ese trabajo. Y las estigmatizan por ello”.

De La Puríssima, que dio sus primeros conciertos en un hotel, era un proyecto vivencial. Neocuplé madrileño que se alimentaba de la noche, aunque de Castro asegura que ella es pájaro mañanero, de los que madrugan y no trasnochan. “Cuando se lo conté a Javier Liñán [director de la discográfica El Volcán, con la que ha publicado su disco en solitario] no me creía. Yo le decía que me levanto a las siete y hago yoga y él me contestaba: ‘No jodas, qué decepción’. Pero es así”.

En 2020 publicó su primer disco en solitario, La historiadora. En una época en la que mucha música parece estar pensada para escucharla haciendo otras cosas, La historiadora demanda la completa atención del oyente. Hay pop, hay mariachis, hay bases electrónicas... es cualquier cosa menos ambient. Son canciones teatrales, narrativas, de esas que cuentan historias. “Es mi personalidad. En mi cabeza es imposible desligar la música de la puesta en escena, porque al final me siento responsable con la gente que viene a verme, no solo a escucharme, al concierto”. El domingo 14 de marzo a las 13.00 h, (la pandemia ha instaurado los conciertos a la hora del vermut) presenta La historiadora (”por fin”, añade) en el Teatro de La Abadía de Madrid. “Es muy difícil encontrar sitios para tocar en Madrid ahora mismo. Pero como estaba haciendo una ópera allí como actriz lo hablé con ellos. Será en formato pequeño, con pocos músicos”. “Pocos” es un término relativo teniendo en cuenta que en su despedida, De La Puríssima reunió a 90 personas sobre el escenario. “Era una ocasión especial. Esta vez seremos tres o cuatro más invitados”.

La historiadora empezó a crearse en 2016. “Es un disco totalmente transicional. Muy dilatado en el tiempo, como todo lo mío. Liñán me llamaba de vez en cuando y me preguntaba: ‘¿Cómo vas?’. Cuando tuve diez canciones listas es cuando por fin lo publicamos”. Todo empezó con un encuentro casual con el productor y músico mexicano Camilo Lara, que graba bajo el alias Instituto Mexicano del Sonido, en el Mercat de Música Viva de Vic, él la convenció para que viajara a Tucson a grabar tres temas. “Me sentía provinciana. Todo me parecía enorme. Y era increíble grabar con músicos como Joey Burns, de Calexico. Después me separo, me becan en Roma, me mudo, grabo allí, grabo en México....”. Entre unas cosas y otras, pasaron cuatro años. ¿Cómo se siente uno cuando afronta el tramo final de un proyecto tan largo? “Cuando lo escucho, veo un viaje. Yo ahora soy muy nómada y describe muy bien como he ido cambiando y evolucionando. Es un retrato muy fiel de quién soy”.

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