El final de ‘Las chicas del cable’, el final de un ciclo para sus creadoras
La primera serie española de Netflix, que termina este viernes, situó a su productora como referente en el mercado internacional
Bambú Producciones nació en 2007 y su primera serie fue un gran fracaso. Guante blanco solo aguantó tres episodios en La 1 en octubre de 2008, los cinco restantes se vieron solo en la web de RTVE. Nueve años después, en 2016, era la primera productora española en trabajar con Netflix. Las chicas del cable se estrenó en 2017 y confirmó el éxito de la empresa fundada por Teresa Fernández Valdés y Ramón Campos en su viaje silencioso desde Galicia hacia la conquista del mundo. La excelente acogida internacional en la plataforma de dos de sus creaciones anteriores, Gran Hotel y Velvet, les había puesto en el foco. Habían encontrado un nicho que les daba buenos resultados: el melodrama con tintes históricos, altas dosis románticas y dirigido a un público mayoritariamente femenino.
Ahora tienen producciones en marcha para Netflix y Amazon Prime Video y proyectos en desarrollo con otras plataformas como Apple TV+. Han producido largometrajes (A pesar de todo para Netflix, Malasaña 32 y El verano que vivimos —sin estrenar— para salas) y series documentales (El caso Alcàsser o El caso Asunta). Una de sus series, Gran Hotel, se ha adaptado para el horario de máxima audiencia estadounidense. Ha recibido aplausos de la crítica y premios con Fariña y En el corredor de la muerte. Es la productora que todo el mundo quiere tener en sus filas.
Este viernes termina la serie que supuso el despegue definitivo de Bambú. Las chicas del cable se despide cerrando su quinta temporada (un número considerable para la media de las series de Netflix). “Durante mucho tiempo, nos valió de carta de presentación. Yo iba a los mercados internacionales o participaba en mesas redondas y decían ‘Bambú Producciones, la primera productora en trabajar para Netflix en España’. Impresionaba fuera, no solo a mí”, recuerda la cofundadora, Teresa Fernández Valdés, que en 2016 fue destacada por The Hollywood Reporter como una de las 20 mujeres más poderosas de la televisión mundial y que en 2018 fue la primera española premiada con una medalla de honor en el principal mercado de televisión, el MipTV de Cannes.
En diciembre de 2019, dieron carpetazo definitivo al universo de Velvet con el final de su continuación, Velvet Colección. Ahora es Las chicas del cable la que termina, dos títulos que, aunque no hayan enamorado de forma unánime a la crítica, sí conquistaron a la audiencia de todo el mundo y que han abierto a Bambú las puertas del éxito internacional. ¿Es el fin de una era para ellos? “Yo creo que está terminando una era en Bambú permanentemente”, dice Gema R. Neira, directora de contenidos de la productora y cocreadora, junto a Fernández Valdés y Ramón Campos, de Las chicas del cable. “Esta industria cambia tanto que estás todo el rato adaptándote. Nosotros somos siempre de mirar hacia delante, enfocarnos más en lo que viene que en lo que fue. Asumimos que es una profesión en la que hay más fracasos que éxitos. Nacimos de un fracaso, sabemos que se aprende mucho de ellos. Que se terminen ciclos no lo vemos como algo malo, sino como una oportunidad de evolucionar”, añade.
Desde el estreno de Las chicas del cable, la presencia de Netflix en España se ha consolidado año tras año con nuevos proyectos e incluso con un centro de producción en Madrid. Bambú ha crecido de forma paralela. “Pero nosotros tenemos una cosa: empezamos trabajando juntos un grupo muy pequeño y nos ha gustado siempre sentir que la productora es como nuestra casa, con un ambiente muy familiar y muy cercano”, dice Gema R. Neira. “Hemos intentado mantener ese espíritu aunque la productora creciese y hubiese más series. Lo bonito de crecer es que no solo tienes oportunidades tú, también todo tu equipo. Hemos visto cómo gente que empezaba de becario ahora son jefes de equipo”, resume.
El trabajo de Bambú con Netflix les ha ayudado a adoptar una mirada más internacional en sus propuestas (“hablando de la Guerra Civil en Las chicas del cable, los guionistas entraban en detalles de nombres y de política y nosotros les decíamos que tenía que olvidarse, que eso tenía que entenderlo un señor de Wisconsin”, dice Fernández Valdés) y huir de discursos retrógrados a pesar de que la historia estuviera situada en el pasado. “Antes estábamos muy ceñidos a las expectativas del público español”, añade la productora y guionista. También han ganado experiencia en su trato con las diferentes plataformas de pago. “Cada una tiene su manera. En el contenido, cada una identifica lo que está buscando. Uno quiere apostar más por nombres importantes en su casting, otros quieren historias mixtas culturalmente, Netflix tiene vocación de conquistar España y que desde España viaje el contenido, otras no se plantean el lanzamiento global a pesar de que la empresa sí sea global… Cada una tiene su estrategia y sus objetivos”, cuenta Fernández Valdés.
Pero sí encuentra algo común a todas las plataformas internacionales: una forma de hacer y pensar diferente de la española. “Antes, si vendías un concepto potente y tenía atractivo suficiente, ya trabajabas hacia delante: cómo seguir entreteniendo, qué giros puede tener… El americano va siempre hacia atrás, te pregunta qué quieres contar, qué le ha pasado al personaje antes… Le quiere dar un discurso, un calado. Ese aprendizaje con Netflix de estos años nos vale para las nuevas plataformas. Nos ha dado mucho callo”, remata la productora.
Series que son marca España
Bambú tiene pendiente de estreno en Netflix la tercera y última temporada de Alta Mar y Jaguar, en la que Blanca Suárez interpreta a una espía cazanazis. En total, la plataforma tiene previsto estrenar 10 series hechas en España a lo largo de todo 2020. “Las chicas del cable abrió el camino e inició un cambio de paradigma. Demostró que las series funcionan en todas partes y aceleró la inversión de series de varios países”, repasa Diego Ávalos, vicepresidente de Contenidos Originales de Netflix.
En la plataforma siempre destacan cómo las producciones que tienen en marcha en cada país tienen un carácter vinculado fuertemente a su lugar de origen. “Las series españolas tienen una marca española. No pueden suceder en otros lugares del mundo. España no solo cuenta con una historia, sino también con recursos creativos y de producción, que son líderes en el mundo, y eso se ve en pantalla. Me enorgullece cada vez que lanzamos una serie de España para el mundo porque podemos enseñar no solo las grandes historias, sino también el gran equipo que hay detrás”, dice el directivo a EL PAÍS en conversación telefónica.
Los rodajes de las series de Netflix en España acaban de regresar al trabajo después de meses de parón obligado por la crisis sanitaria mundial provocada por la pandemia de la Covid-19. Sin embargo, según Ávalos, ese frenazo en la producción no afectará en gran medida al plan de estrenos previsto por la plataforma. “Para nosotros, como para todos, lo primero fue el bienestar y la salud de todo el mundo. Tuvimos que asegurarnos de ese lado. Siempre al parar hay ciertas pausas, pero de momento no tenemos gran impacto a largo plazo”.
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