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‘Café con aroma de mujer’: el exitoso ‘remake’ de la icónica telenovela de los colombianos

Más de 20 años después de estrenarse en el país sudamericano, la serie, con nuevos actores y adaptada a la actualidad, se ha convertido en un éxito de Netflix

William Levy y Laura Londoño en 'Café con aroma de mujer'.

En 1994, mientras Colombia intentaba sacudirse de la violencia del narcotráfico, la historia de amor y dignidad entre Gaviota, una agricultora, y Sebastián, el vástago de una familia aristocrática productora de café, irrumpía en los televisores y en la vida de todo el país sudamericano para darle un respiro. Veinte años después, la adaptación de esta telenovela icónica ha conquistado públicos más jóvenes y se ha convertido en un éxito más allá de Colombia.

A finales de 2021, se estrenó en Netflix, y desde entonces ha estado en la lista de lo más visto de la plataforma en 19 países, incluyendo Argentina, Colombia, México y España. La telenovela original tenía el sello de calidad de Fernando Gaitán, también la cabeza detrás de Yo soy Betty, la fea, el más exitoso culebrón de la televisión colombiana, que se vio en todo el mundo y tuvo una veintena de adaptaciones internacionales. Café con aroma de mujer fue primero y, según Omar Rincón, periodista y profesor asociado de la Universidad de los Andes en Bogotá, “fue la telenovela que nos reconcentró con nuestra identidad cafetera”.

La nueva versión de Café está dirigida por Mauricio Cruz y Olga Lucia Rodríguez (director de Pasión de gavilanes y directora de Hasta que la plata nos separe, respectivamente) y conserva en esencia la misma historia: se enfoca en la vida de Gaviota, una mujer joven y humilde que trabaja con su madre como recolectora de café en una hacienda cuya propiedad es de la familia Vallejo, una respetada y adinerada familia de la zona cafetera del país. Pero, como ha explicado Cruz, presenta una sociedad más progresista donde los personajes femeninos se alejan de “estereotipos sumisos y románticos” con los que se solía presentarse a las mujeres en las telenovelas de esa época.

Margarita Rosa de Francisco es una de las actrices más conocidas en Colombia y quien encarnó a Gaviota en su versión original. “En la de 1994 se refleja la gran brecha económica que existe en nuestro país. La situación de Gaviota y su madre es de muchísima pobreza y contrasta con la gran riqueza de la familia Vallejo, que claramente se romantiza por la narrativa de la novela, pero sigue siendo un drama social”, dice De Francisco a EL PAÍS.

Café con aroma de mujer
La actriz Carmen Villalobos, en un momento de la serie.

La historia tiene la premisa de que existen clases sociales y que la ascendencia social y económica es posible. Café muestra un anhelo de conectar esos dos mundos, el rico y el pobre, y la ilusión de que el progreso se puede lograr. Sin embargo, la actriz resalta que el guion nunca se quedó solo en eso. Luis Guillermo Pepe Sánchez (director de la novela Gracias por el fuego y actor en Pura sangre) y Fernando Gaitán tenían una visión moderna de la televisión y con un sentido cinematográfico novedoso. Esto hizo que se pudieran mostrar temas de actualidad que no eran mencionados normalmente.

“Creo que hay un espíritu aguerrido que se destaca en ambas versiones de esta telenovela, que es el de la mujer con una llama que le pertenece a ella misma. La mujer guerrera que quiere tener presencia, poder como ser humano, y lograr sus sueños bajo méritos propios, lo cual se evidencia en el personaje de Gaviota”, afirma De Francisco a EL PAÍS. La actriz da gran parte del mérito al libreto que se aleja de la situación de violencia y guerra por las cuales pasaba el país en los años noventa. “Café era un reducto de la Colombia digna, verde, hermosa. Un país aromático y en paz” agrega De Francisco.

En eso coincide el crítico de televisión Omar Rincón. “Café hizo que el pueblo colombiano se reencontrara con esas mujeres campesinas, como Gaviota, su madre, y las otras recolectoras que han sido parte de la construcción de este país”.

Las novedades del remake

Una de las diferencias más evidentes es que en la versión de Cruz y Rodríguez no se utiliza la trama donde la protagonista colombiana, Laura Londoño (Sin senos no hay paraíso), es secuestrada para ser metida en una red de tráfico de personas en París.

En la versión original, el galán era el actor brasileño estadounidense, Guy Ecker; en la actual es el cubano William Levy (En brazos de un asesino). El elenco continúa con Katherine Vélez, como Carmenza, la madre de Gaviota, y con Laura Archbold, María Teresa Barreto, Luces Velázquez, y Luis Eduardo Motoa, como parte de la familia Vallejo.

El remake tiene el mismo nombre, pero se aleja en cuanto a la perspectiva de la historia. El melodrama se sitúa en el presente e incluye una fuerte representación y visión femenina a través de sus personajes. También incluye temas, como el racismo (que es condenado y fuertemente desaprobado por varios personajes principales) y la igualdad de género, que hace 30 años nunca se hubieran mencionado. Por eso, ha logrado facilitar conversaciones acerca del empoderamiento femenino, que se evidencia con Gaviota como una joven guerrera y luchadora que sale adelante creyendo en ella misma sin ayuda externa.

Café con aroma de mujer
Un momento de la serie entre los personajes de Londoño y Levy.

Diego Cadavid (El cartel de los sapos) interpreta al villano y machista Iván Vallejo. Durante los meses de la pandemia, este actor de 42 años se dedicó a construir su personaje e inspirarse en personas que ya conocía, tipos lamentablemente machistas, ambiciosos y quienes degradan a la mujer, para lograr retratarlo según la versión original de la novela. “La grabación fue difícil, de ocho meses de viajes a las tierras del café, largas jornadas de días y noches, además con un personaje muy pesado energéticamente. Terminé muy cansado, pero feliz con el resultado”, dijo a EL PAÍS. “Me siento agradecido, especialmente, de que la serie haya sido vista por tanta gente en el mundo. ¡Estuve hace poco en España, y es una locura la respuesta de la gente en las calles!”.

Es una telenovela que, para quienes vieron la versión original, puede ser un acto nostálgico; mientras que, para un público nuevo, es la oportunidad de ver una historia de amor imposible en tiempos modernos, en medio de pasión y empoderamiento femenino.

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