El debate sobre el estado de la ‘nación streaming’: la inflación es su presente y el deporte en directo, su posible futuro
Expertos nacionales e internacionales consideran que el frenazo en el incremento de suscriptores de las plataformas de contenido como Netflix y Disney+ todavía no puede definirse como una saturación del mercado
Nació el 29 de marzo y ayer, 30 de abril, la plataforma de información bajo demanda CNN+ ya había echado el cierre en Estados Unidos. Solo ha tenido un mes de vida. Cuando su matriz WarnerMedia —la misma de HBO Max— hizo efectiva hace unas pocas semanas su fusión con Discovery, decidió dejar de lado este nuevo proyecto. “En un mercado tan complejo como el del contenido a la carta, los consumidores quieren simplicidad y contar con un servicio integral, que brinde una mejor experiencia y más valor que las ofertas independientes”, decían en un informe los responsables del recién nacido conglomerado, Warner Bros. Discovery. Argumentaban así el fin de un ambicioso lanzamiento que había costado cientos de millones de dólares y que había atraído en ese mes a muy pocos suscriptores.
La fugaz vida de este nuevo servicio estadounidense no puede resumir todo lo que ha ocurrido en los últimos capítulos de la eterna guerra global del streaming, pero sí da buena cuenta de lo convulsa y caótica que es esta industria en construcción. También es indicativo de su imprevisible futuro el hecho de que Netflix haya cambiado tan rápido de opinión sobre la inclusión de publicidad en su servicio. Durante años, ha negado en rotundo esta posibilidad, pero hace un mes abrió ligeramente la puerta y hace tan solo unos días quedó completamente abierta, justo después de anunciar su primera pérdida de suscriptores en su historia, que ha provocado su desplome en Bolsa.
El Barómetro OTT de GECA, que ha presentado su decimosegunda oleada este viernes, analiza la tolerancia a la publicidad de los usuarios de plataformas en España. El 55,8% aceptaría los anuncios si se redujera la cuota. El 24,7% preferiría pagar algo más y no tenerlos y el 19,5% se daría de baja si llegaran a HBO Max, Amazon Prime Video, Netflix, Filmin o Disney +. “A las televisiones en abierto en España no les haría gracia que las plataformas entraran en el pastel de la publicidad. Muchos de los acuerdos que mantienen ahora con ellas [para emitir series y películas] se van a tensar”, augura Enrique García Maroto, director de consultoría nacional de GECA y creador de este estudio.
Según su análisis, el descenso de penetración de las plataformas en los hogares españoles no se limita solo a Netflix. Casi todas las demás también han retrocedido en los últimos meses. “Desde que Netflix ha anunciado que ha perdido suscriptores, se usa mucho el término saturación, pero nos olvidamos de otros aspectos, como la situación económica mundial”, explica García Maroto a principios de semana por teléfono a este periódico. El analista cuenta que, hasta ahora, su estudio trimestral mostraba que una de las respuestas favoritas de los clientes a la hora de explicar las razones por las que se suscriben a este tipo de servicios era que consideraban que su precio era asequible. “En esta oleada, esa respuesta registra el segundo dato más bajo desde 2020″, apunta. Ya no es entretenimiento barato para muchos de ellos. “Y ahora, cuando les preguntamos por qué las cancelan, aumenta el número de usuarios que dicen considerarlo un gasto innecesario”, prosigue.
La inflación marca la tendencia actual
Como contábamos hace unos días, el frenazo de Netflix tiene que ver con muchos más factores coyunturales que estructurales. Y no todos apuntan hacia una saturación de la industria del streaming. La compañía no solo ha abandonado el mercado ruso tras la invasión de Ucrania, también se enfrenta a la debilidad de su fondo de catálogo en favor de sus competidores y a una percepción, con independencia de que sea falsa o verdadera, de que su extensa oferta carece de calidad.
Ya en diciembre de 2021, la consultora Deloitte auguraba que a lo largo de este año se iban a cancelar al menos 150 millones de suscripciones de este tipo de servicios en todo el planeta, aunque también anunciaba que la cifra de nuevos clientes iba a ser todavía mayor. Pero la inflación que ha azotado en los últimos meses a un mundo en permanente crisis ha cambiado las cosas. Los precios se dispararon en marzo en Estados Unidos, con una subida interanual de un 8,5%, un dato no visto desde 1981, por el gran encarecimiento de la energía y la alimentación. Como consecuencia, el 36% de los ciudadanos estadounidenses están considerando cancelar alguna de sus suscripciones de la televisión de pago para contener el gasto, recordaba Sophie Mellor en Fortune a mediados de abril.
España parece seguir una tendencia que también se ha registrado en grandes economías como la británica. El Producto Interior Bruto (PIB) español apenas creció un 0,3% entre enero y marzo, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), por una inflación que ha hecho descender al consumo en general. Uno de los primeros perjudicados por el aumento de tantas facturas han sido los servicios de streaming, considerados superfluos. Según el anuario más reciente de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), la mayoría de los hogares españoles contaban en 2020 con más de una suscripción de contenido de pago. Así que muchos tienen dónde elegir para darse de baja.
Las grandes compañías de entretenimiento son conscientes de que los usuarios que ya planeaban el año pasado recortar su gasto en sus plataformas digitales lo hacían al verse sobrepasados por tanta oferta, tras el fin de los confinamientos forzados por el coronavirus y la vuelta a la vida fuera de casa. Por eso han decidido diseñar a medida sus propuestas en función de cada mercado. Peacock (NBC) y Viacom (CBS) son dos servicios a la carta que forman parte del abultado abanico de oferta de streaming en Norteamérica y América Latina. Para su expansión en un buen puñado de países europeos en este 2022 han decidido lanzarse como una sola plataforma que no sature tanto a sus posibles clientes: SkyShowtime. Su reto es encontrar una identidad propia con la que atraer a un nicho concreto de usuarios, si es que no están ya todos ocupados.
El deporte, al rescate
A la vista del destino de CNN+, la información no es un tipo de contenido que atraiga a nuevos clientes a esta industria. Las compañías, para no aferrarse solo a series, películas y contenidos de no ficción como los documentales, ya apuestan por otros formatos de entretenimiento propios de la televisión en abierto. Netflix ha incorporado en España nuevos programas de telerrealidad, como Insiders y Amor con fianza. Amazon Prime Video ha apostado por concursos de talento como Celebrity Bake Off España y HBO Max ya ha anunciado el estreno de su primer reality en nuestro país, FBoy Island. De momento, ninguno de estos intentos ha probado una gran eficacia a la hora de atraer más clientes.
En cambio, sí puede ser un revulsivo la emisión de competiciones deportivas en directo. Apple TV+ ha emitido en Estados Unidos partidos de las Grandes Ligas de Béisbol. Sus clientes tienen la posibilidad de ir preguntando sobre la marcha a Siri las estadísticas relacionadas con los equipos o jugadores que los están disputando. De momento, lo hace sin incrementar el precio de su suscripción. Y Amazon ya entró en el mercado del fútbol en Reino Unido en 2018 emitiendo 20 partidos de la Premier League.
“Si las plataformas de streaming se hacen con los derechos de las retransmisiones deportivas, sí que puede ser una revolución de espectadores. El 63% de los usuarios españoles que hemos encuestado para el último barómetro asegura que estaría dispuesta a pagar por ello”, avanza García Maroto.
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