Los guionistas se adaptan a un sector audiovisual en transformación
Las jornadas del sindicato ALMA permiten a escritores de programas para internet y formatos de audio convivir con creadores de espacios televisivos más tradicionales
Los límites entre formatos se diluyen en el mundo audiovisual. Esa fue una de las conclusiones que se pudieron extraer de las mesas redondas de guionistas que el sindicato ALMA organizó el viernes en Madrid. Aunque las charlas se repartieron en tres mesas redondas, centradas en programas emitidos en internet, producciones de la televisión tradicional y guionistas de podcasts (muchos de ellos, con amplia experiencia en la televisión), los temas que se trataron fueron comunes. Esta fusión se podría resumir con una frase del moderador de estos encuentros, el analista de televisión Borja Terán: “Lo importante es contar historias con personalidad propia, solo cambia el formato”.
Estos encuentros de guionistas con los medios ―organizados por ALMA―, que tienen como objetivo poner cara y dar voz a los responsables de que la televisión ―en todos sus formatos― exista, se han centrado en esta ocasión en vertientes del guion menos conocidas por el público para indagar en los diversos formatos del audiovisual. Un ejemplo son programas como Yu no te pierdas nada, Gen Playz, Esto es un late y Los felices veinte. Son espacios que, aunque beben de la televisión tradicional, huyen de sus esquemas y formatos para acercarse a un público más joven y que busca contenido alternativo en internet. Lo que no cambia es la necesidad de guionistas detrás. Porque, aunque pueda haber mucha improvisación, los temas y la estructura están claramente definidos. Como resumió Bea Esos, de Esto es un late, al explicar su función como guionista, “necesitas una red para atreverte a saltar”. Ellos dan ese colchón de seguridad que permite a los presentadores lanzarse al vacío.
Estos guionistas coincidieron en la mayor capacidad de reacción de estos formatos para reflejar las tendencias y los temas que están en la calle. “Las fuentes son las redes, no los medios”, según Ana Macías, guionista de Yu no te pierdas nada. También estuvieron de acuerdo en señalar que, al contar muchos de ellos con una marca detrás, y en contra de lo que podría parecer, estos formatos nacidos para internet no tienen más libertad en los temas tratados que la que tiene la televisión en abierto. A temas tabú ya tradicionales, como la Casa Real o la Iglesia, Bea Esos suma uno nuevo: la política. “Las marcas tienen pavor a molestar a alguien”. En la mesa dedicada a los programas de televisión tradicional, la política también se mencionó como asunto a evitar: “Es meterse en un berenjenal del que no vas a sacar nada bueno”, dice Óscar Arenas, uno de los escritores de Nadie al volante en #0 de Movistar+. Por su parte, Epi Martín, coordinador de guion de Los felices veinte, ha recordado la capacidad de la televisión en abierto para reunir a millones de espectadores todavía ante su pantalla: “Twitch creo que es flor de un día. En el audiovisual va todo muy rápido”.
Igual que los guionistas de ficción ponen voz a personajes creados, los escritores detrás de estos programas tienen que mimetizarse con los presentadores para los que escriben. “Lo bonito es que no se note que hay un guionista detrás”, sostiene Carlos Cascos, de Gen Playz. Es algo que conoce bien Dinah Robledillo, escritora de la productora El Grito Sordo y que guioniza el contenido que propone Ignatius Farray, como el podcast Payasos y fuego. En su caso, lo que proporcionan al cómico es “una estructura, un mapa con unos contenidos, y luego puede usar ese mapa o irse por otros caminos”, explica.
Curiosidades y fuentes
Una función diferente tenían los guionistas de Drag Race España (Atresplayer Premium). Como explica Joserra Fudio, el programa tiene unos guionistas de continuidad, que se encargan de los textos de la presentadora y del hilo narrativo, y otros que se encargan de obtener declaraciones de las participantes. “Tienes que estudiar sus vidas, sus estilos, sus problemas, lo que quieren contar, y haces un reparto de temas y de tiempos para que no estén media hora hablando de que la aguja no se enhebra”. En concursos, sin embargo, los guionistas escriben las preguntas y definen la estructura del programa. Es el caso de Carolina Franquiz en Alta tensión (Cuatro), que destaca cómo las preguntas y respuestas tienen que contrastarlas en varias fuentes: “Las curiosidades no suelen estar en las enciclopedias y diccionarios, hay que buscar mucho en YouTube y en fuentes variadas”.
Dani Rodríguez, que lleva 13 años trabajando en el guion de Ilustres ignorantes, describe el programa de Movistar+ como “casi un podcast grabado”, mientras que los guionistas de muchos de los podcasts representados en este encuentro aseguraron que sus espacios perdían parte de su eficacia sin el elemento visual que aporta el vídeo. Javi Valera, guionista de Buenismo bien, cita a Dinah Robledillo: “Un podcast es un programa cutre”. Por su parte, David Barreiro, responsable de los documentales de audio El rey del cachopo y GAL: el triángulo, destaca la importancia de crear una atmósfera y pensar en los sonidos cuando se escribe un guion.
La influencia de los programas de televisión y los nacidos para internet y el audio es una carretera de dos direcciones, según sus guionistas. “Creo que, igual que en la moda los ricos quieren imitar cómo visten los pobres, la tele querrá imitar al podcast”, defiende Valera. “La escuela de guion clásica era de tener todo escrito, pero programas nuevos que van apareciendo son más podcast, porque hay más espontaneidad, más oxígeno, no hay tanto leído. Escrito sí, pero no leído”, especifica Valera. Pilar de Francisco, guionista del podcast ¡Qué grandes...! y del programa Late Motiv, concluye: “Está cambiando el formato, pero no el contenido. La tecnología está haciendo que el contenido se consuma de diferentes formas, pero el contenido que se pide es el mismo”.
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