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Las adolescentes pasan hasta seis horas con el móvil, según un estudio

La investigación asocia el abuso con peores calificaciones, aumento de la ansiedad, peor imagen de su cuerpo y menor bienestar

Un grupo de adolescentes consulta sus móviles a las puertas de un centro educativo de Valencia.
Un grupo de adolescentes consulta sus móviles a las puertas de un centro educativo de Valencia.Mònica Torres
Raúl Limón

“Me he quitado de Instagram y de Tik Tok”, relata Inma Rojas, de 18 años recién cumplidos y estudiante de segundo curso de bachillerato en Sevilla. “Me he dado cuenta de que me quita mucho tiempo”, explica esta alumna que se enfrenta en dos semanas a la temida prueba de acceso a la Universidad. Antes de tomar esta decisión, le dedicaba más de tres horas al día para relajarse y entretenerse, según dice. Sus horas de móvil superan las que aconseja la Organización Mundial de la Salud (120 minutos diarios máximo), pero no llegan a las seis registradas por las adolescentes que han participado en un estudio publicado en Archives of Disease in Childhood, del British Medical Journal y el Royal College of Paediatrics and Child Health. Los efectos de este abuso son peores calificaciones, aumento de la ansiedad, peor imagen de su cuerpo y menor bienestar.

El estudio, realizado sobre un millar de alumnas de entre 15 y 16 años de Finlandia, con mediciones reales e informaciones aportadas por las participantes, ha hallado que el tiempo medio de uso diario de teléfonos inteligentes ronda las seis horas. Otros estudios entre adolescentes suecos reflejaban una media de 161 minutos, casi tres horas. En España, según la Fundación Pasos, entre semana se rozan los 200 minutos diarios y los 300 en fines de semana.

Aunque los datos varíen, la clave está en que todos los análisis coinciden en un abuso generalizado que, según la autora del estudio finlandés, Silja Kosola, genera “ansiedad y otros trastornos mentales, especialmente entre las niñas, que contribuyen significativamente a la morbilidad adolescente en los países de ingresos altos”. Entre estos trastornos destaca la adicción a las redes sociales.

El tiempo diario dedicado a estas se asocia también, según Kosola, con un promedio de calificaciones más bajo, una percepción de la propia imagen corporal más pobre, peor salud y estado de ánimo, más cansancio y mayores sentimientos de soledad.

La propia investigadora admite que “se trata de un estudio observacional y, como tal, no se pueden sacar conclusiones firmes sobre los factores causales”. Sin embargo, concluye que, “las implicaciones son graves y los responsables políticos deben instar a las empresas tecnológicas a dar prioridad a la seguridad y la salud”.

El psicólogo Gadi Lissak, en un estudio previo más exhaustivo publicado en Science Direct, coincide con la conclusión: “El uso excesivo de los medios digitales por parte de niños y adolescentes aparece como un factor importante que puede obstaculizar la formación de una sólida resiliencia psicofisiológica”.

Lissak destaca los efectos del uso de dispositivos móviles y analiza no solo los tiempos, sino también los contenidos, el momento del día y los tipos de usos para identificar una veintena de perjuicios físicos, desde la pérdida de sueño a obesidad y problemas cardiovasculares; psicológicos, como depresión y dependencia; y psiconeurológicos, que suponen cambios en la estructura del cerebro.

La peor percepción, especialmente entre adolescentes, de la imagen corporal identificada en el estudio finlandés coincide con los resultados de la investigación presentada en la American Academy of Pediatrics por Cassidy Foley, de la Universidad de Florida. Foley también atribuye a las redes sociales parte de los problemas de autoestima del cuerpo y reconoce que “las mujeres tienden a ser un poco más infelices o estar más incómodas con su imagen corporal que los hombres”.

“Todas esas horas de tiempo frente a las pantallas en los jóvenes generan un corazón más pesado y, por lo que sabemos por estudios en adultos, aumenta las probabilidades de ataque cardiaco y accidente cerebrovascular”, señala Andrew Agbaje, de la Universidad de Finlandia Oriental y autor de un estudio para la Sociedad Europea de Cardiología.

En España, los dispositivos también forman parte del día a día de los menores, según datos del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad de la Información (ONTSI), que señala que el 98% de ellos usa Internet de forma habitual y siete de cada diez tienen teléfono móvil (el 39% antes de los 11 años).

Las consecuencias del abuso son generales. El informe Influencia de la tecnología en la vida de los españoles, elaborado por la compañía de ciberseguridad Kaspersky, revela que casi un 70% de la población tiene dependencia de la tecnología y un 46% admite que debería reducir su uso, aunque solo uno de cada 10 ha acudido a terapia para lograrlo. Las funciones que más dependencia generan son las aplicaciones de mensajería instantánea (32%), las redes sociales (22%) y plataformas de visionado de vídeos en línea (11%).

Pese a esta realidad, el 26% de los progenitores admite no tener suficiente información para explicarles a sus hijos cómo hacer un uso seguro y responsable de Internet y el 75% cree que sus hijos no están preparados o no cuentan con las nociones suficientes para hacer un uso seguro de Internet, según una encuesta de la misma compañía.

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Sobre la firma

Raúl Limón
Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, máster en Periodismo Digital por la Universidad Autónoma de Madrid y con formación en EEUU, es redactor de la sección de Ciencia. Colabora en televisión, ha escrito dos libros (uno de ellos Premio Lorca) y fue distinguido con el galardón a la Difusión en la Era Digital.
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