Cuando jugar a videojuegos puede llegar a convertirse en uno de sus próximos trabajos
La economía digital crea un nuevo mercado con el que transformar en riqueza la diversión de los llamados criptojuegos, como sucede con ‘Axie Infinity’, ‘CryptoKitiies’ y ‘The Sandbox’
La pandemia no para de transformar sectores. Y el de los videojuegos ha sido uno de ellos. Echar un rato con la única intención de pasarlo bien, de jugar por diversión, ha quedado para algunos atrás. Puede haber quien piense que con los deportes electrónicos ya había dejado de ser así, pero lo sucedido en estos últimos meses va más lejos. Títulos como Axie Infinity, CryptoKitiies y The Sandbox han creado un nuevo mercado digital que convierte el entretenimiento en dinero. Y no precisamente porque vendan miles de millones de copias, sino porque la cadena de bloques (blockchain) permite que las criptomonedas se conviertan en el centro de estos denominados criptojuegos.
Con Axie Infinity, el principal culpable de esta revolución, es más fácil comprender el funcionamiento de esta nueva actividad económica. El juego se parece a Pokémon. Aquí, en cambio, coleccionas, entrenas, alimentas, compras y compites con Axies. La clave está en conseguir estos personajes mediante pociones pequeñas de amor, que sirven para alimentarlos. Con la cadena de bloques, estas pociones se han convertido en criptomoneda, bautizada como SLP, y con la que comerciar en el mercado digital. Los mejores jugadores logran ganar diariamente en torno a 1.500 SLP (unos 400 euros) gracias a sus Axies.
Pero la explicación quedaría incompleta sin los NFT (activos digitales únicos o tokens no fungibles), que ya han dinamizado el sector del arte y el coleccionismo —un tuit llegó a venderse por más de dos millones de euros— y que cobrará todo el sentido si el proyecto de creación de metaversos se convierte en una realidad. Un metaverso es un universo creado en el ciberespacio al que se accede con realidad virtual y en el que, idealmente, se deberá poder viajar a través de diferentes experiencias de forma compartida con otros millones de usuarios.
En Axie Infinity podemos comprar y vender estos personajes digitales llamados Axies gracias a que se convierten en NFT. Tienen un valor único en ether (ETH), la segunda criptomoneda más relevante por detrás del bitcoin. Pero no solo generamos dinero con estas criaturas, también podemos comerciar con otros elementos, como flores, viviendas o barriles.
Según explica Jori Armbruster, director ejecutivo de EthicHub, esto supone una disrupción total de la economía digital. Axie Infinity ha generado en pocos meses más de 2.000 millones de euros solo con transacciones. “En los juegos, antes cobrabas por tener acceso. Ahora, en plena era de blockchain, la lógica ha cambiado. Compartes el valor creado. Generas un token [literalmente una ficha o vale, es decir, una unidad de valor emitida de forma privada] y lo repartes entre toda la comunidad, en este caso jugadores”, añade. Una comunidad a la que se accede al comprar o alquilar tres Axies. Pese a que el precio fluctúa constantemente, la inversión inicial ronda los 300 euros.
La ventaja del mundo critpo es su facilidad para inventar activos. Así ocurre con la última moneda puesta en marcha por este videojuego. La han llamado Axie Infinity Shard (AXS) y otorga derecho a voto en la gobernanza del título, que a su vez permite conseguir una acción de la tesorería de la comunidad. “Hasta han cogido el oro digital representado en el juego para transformarlo en oro físico. Han convertido una actividad digital, propia de un metaverso, en una actividad de valor real en el mundo físico”, apunta Álex Preukschat, representante de la alianza Blockchain Iberoamérica y Blockchain España. Precisamente esta es una de las características de estos universos virtuales: la creación de una economía digital.
Salvando economías
Axie Infinity, creado por el estudio vietnamita Sky Mavis, cuenta con 350.000 jugadores diarios, sobre todo de Estados Unidos, Venezuela y Filipinas. En este archipiélago, el auge por el criptojuego ha sido tal que ha ayudado a mantener a flote parte de su economía después de la crisis provocada por el coronavirus. “Con poco que hagas, puedes llevarte unos 500 euros”, explica Floren Molina, responsable de Ciberdefensa en Accenture. Este es el dinero que generas de media; y es mucho para un país como Filipinas. Mucha gente comienza a tener un trabajo como este, en un metaverso. E irá a más. Los monederos de criptomonedas, con la ayuda del bitcoin, son ya comunes”, precisa.
Si observamos las transacciones más rentables, un jugador vendió por 300 ETH un Axie místico llamado Angel. Es decir, obtuvo unos 100.000 euros a finales del año pasado. Cifras similares a las conseguidas por el juego Cryptokitiies, de dinámica muy similar a la de Axie Infinity, aunque con gatos en vez de criaturas. Uno llamado Dragon se vendió por 600 ETH, cerca de 140.000 euros. “En la era de blockchain, el efecto red se puede tokenizar. Facebook lo haría con los me gusta, por ejemplo. El efecto red tiene un valor enorme en estos juegos, donde cualquier interacción, datos o movimientos de los usuarios generan más y más valor con los NFT”, zanja Armbruster.
Cuesta despejar las dudas sobre si estos metaversos creados por los videojuegos viven rodeados de excesiva especulación. Los criptojuegos ahora están de moda, pero la economía digital quema etapas a una velocidad de vértigo. La mayoría de expertos coincide en que han venido para quedarse. Habrá ajustes. Subidas y bajadas. Así hasta que encuentren la estabilidad. De acuerdo con Sergio Gallastegui, director ejecutivo de CodeContract, la seguridad de estos activos digitales juega a su favor. Con blockchain representan algo único, imposible de replicar. “Se crea una economía que la cadena de bloques regula y controla. Puedes revisar todo lo ocurrido con los activos, que no se dupliquen. Y al ser únicos, se dispara el precio”, apunta.
Otra fortaleza es la descentralización del poder. Como ha sucedido con el bitcoin, no hay grandes empresas ni organismos centrales que impongan reglas. Gamers y desarrolladores pueden conocerse, compartir consejos y ganar dinero conjuntamente mediante transacciones particulares. Este es el caso de The Sandbox, parecido a un superventas como Minecraft, donde los jugadores construyen cosas y las intercambian como NFT. Lo más recurrente en este título son parcelas para construir dentro del juego. El pasado mes de febrero, por ejemplo, llegó a vender estos espacios por un valor conjunto que superaba los dos millones de euros.
Tan reciente y bullicioso anda estos metaversos hechos por videojuegos que España, aseguran los expertos, tiene una oportunidad de oro para convertirse en referente. Las empresas Satoshis Games y Triple 0 Games —esta última ha conseguido levantar recientemente 200.000 euros para seguir adelante con su juego Battle Derby— están a la vanguardia de desarrolladores de criptojuegos, aunque no han roto la banca como su hermano mayor de Sky Mavis. En una posición similar se encuentran otros títulos cada vez más populares dentro de este nuevo mercado: Alien Worlds, Plant vs Undead y Night Life. “Las finanzas descentralizadas usan dinero. Las criptomonedas crean ese dinero. Los NFT han permitido tokenizar activos. Y estos juegos van a revolucionarlo todo. A generar muchísimo dinero ahora que hemos asentado el uso de blockchain”, concluye Armbruster.
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