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Un mapa online para frenar la curva con la ayuda de tus vecinos

Centenares de ciudadanos piden y ofrecen servicios de forma altruista ante el estado de alerta decretado por el coronavirus

Isabel Rubio

“Vivo al lado del Hospital La Paz. Si eres sanitario y estás trabajando o cansado y quieres que te haga la comida o la cena estos días, envíame un mensaje. A ti o a tus peques. Me encanta cocinar. Donde come uno, pueden comer más. Gracias vecinos por cuidarnos”. Así se ofrecía el pasado domingo un usuario en Twitter a cocinar para los sanitarios que lo necesiten. Su idea creó un sinfín de propuestas similares en diferentes partes de España bajo el hashtag #YoTeCocino. La avalancha de este tipo de iniciativas ante la alerta generada por el coronavirus ha llevado a la plataforma Frena la Curva a desarrollar un mapa online que busca poner en contacto a las personas que necesitan ayuda con vecinos que pueden ofrecérsela.

“Damos por sentado que la gente se comunica porque vive en un mismo edificio o en una misma calle, pero en algunos lugares como las grandes ciudades hay una gran desconexión”, explica Patricia Horrillo, responsable de redes de Frena la Curva. El mapa se hizo público el pasado viernes y esta martes por la tarde ya había más de 1.400 publicaciones en diferentes provincias de España. Madrid concentra la mayoría —unas 400—. Le siguen Barcelona y Zaragoza, con unas 100 cada una. Es posible acceder a esta plataforma tanto a través de la web como de una aplicación que se puede descargar en la App Store (iOS) y en la Play Store (Android).

Hay usuarios que ofrecen ayuda y otros que la solicitan. “Soy diabética y necesito recoger materiales para el control en el centro de salud”, afirma Ana Cámara en una de las peticiones. Esta periodista de 56 años residente en Madrid vive con su madre de 80 años. Cada mes acude a su centro de salud a por tiras reactivas y agujas con las que poder medir el nivel de glucosa en la sangre para inyectarse la insulina necesaria. Utiliza las tiras entre 10 o 12 veces al día. Pero ahora no puede acudir al centro de salud porque las personas con diabetes son colectivos de riesgo. “Solo me quedan tiras para cuatro días”, dice preocupada Cámara, que ha publicado su petición en la plataforma con la esperanza de que alguien pueda recoger el material por ella.

Laura Castán, de 23 años, necesita mascarillas. “Mis abuelos viven con mi madre y mi tía y mi abuelo lleva cinco días febril y con tos. A pesar de estar aislado en una habitación, necesitamos mascarillas para los familiares que conviven con él”, cuenta. Una persona ya se ha puesto en contacto con ella para intentar facilitárselas: “De todo lo malo hay que sacar algo bueno y de esta guerra vírica saco la humanidad y generosidad que están teniendo muchas personas”.

También hay quienes piden cartas de ánimo para personas mayores en residencias, médicos y enfermeras disponibles para trabajar en el hospital abierto en los pabellones de IFEMA, material para fabricar mascarillas para centros sanitarios y voluntarios para coserlas. La Universidad Politécnica de Cartagena ha solicitado velcro, gomas y acetatos para poder finalizar unas viseras de protección para sanitarios realizadas con impresoras 3D. Juan Gregorio Romero, participante en el proyecto, explica que tanto particulares como empresas ya les han ofrecido todos los recursos necesarios.

Para llegar a quienes no tienen acceso a la tecnología, la plataforma impulsa la figura del “intermediario”. Se trata de voluntarios que proactivamente localizan a estas personas. “Hemos creado unos carteles para que todo el mundo que pueda los imprima y los coloque en su portal. El objetivo es que la gente mayor los vea y aunque no pueda acceder a la plataforma, pueda pedirle a alguien del edificio lo que necesite”, sostiene Horrillo.

Ayuda ciudadana

Las redes sociales están repletas de usuarios que buscan aportar su granito de arena ante la alerta generada por el coronavirus. En el caso de Amorín, cuando se ofreció a cocinar para sanitarios, no se imaginaba “ni de broma” la repercusión que tendría su idea. Primero se la comentó a sus compañeros de trabajo que, como él, “son muy cocinillas”. Le animaron a compartirlo en Twitter y ese mismo día una cirujana pasó a recoger las empanadillas de bonito, huevo y salsa de tomate casera que había preparado. La idea, según explica, es dejarlo en la puerta de casa a una hora determinada para que pasen a recogerlo sin que haya ningún contacto humano y así evitar contagios.

“En menos de 24 horas centenares de bloggers y de personas anónimas han ofrecido sus tuppers a sanitarios y personal que está al frente de batalla, nuestros escudos humanos”, cuenta orgulloso Amorín, que es fundador de la plataforma de formación Edix. Incluso dos usuarios han empezado a crear una web para canalizar toda esta ayuda de ciudadanos dispuestos a cocinar.

José Antonio Alguacil León, experto en Publicidad y CEO de Ilusion labs, explica que en estos momentos la coordinación es fundamental porque hay “un montón de ruido” en las redes sociales. “Cuanta más gente coordinada esté compartiendo lo mismo, más fácil será que se difunda”, afirma. Pone como ejemplo los aplausos para reconocer el trabajo de los sanitarios: “Está sucediendo porque la gente se está coordinando de forma masiva en todas las redes. Tanto en Twitter como en Instagram, Facebook y TikTok”.

Aún así, Horrillo considera que sin poder ver las necesidades en un mapa, es complicado que los voluntarios se coordinen de forma eficiente y rápida. La plataforma utilizada para crear esta plataforma se llama Ushahidi. Es una herramienta de software libre pensada para mapear información vital en zonas de catástrofe. “Se ha utilizado anteriormente con éxito en crisis humanitarias como el terremoto de Haití o el de Chile de 2010”, explica Pablo Ruiz-Múzquiz, CEO de Kaleidos, la empresa que ha creado el mapa. Países de todo el mundo están replicando la iniciativa de España (México, Colombia, Ecuador, Costa Rica, Uruguay, Brasil, Francia y Polonia).

Las peticiones que se suben a la plataforma son revisadas por un equipo de más de 20 moderadores voluntarios antes de ser publicadas. Estos usuarios también se encargan de ofrecer información sobre los servicios públicos disponibles. Por ejemplo, indican dónde están las farmacias, los mercados y comercios que permanecen abiertos o números de teléfono a los que recurrir si se necesita atención psicológica.

Entre quienes ofrecen ayuda, hay ciudadanos voluntarios para comprar alimentos, bajar la basura, pasear el perro o simplemente charlar. Susana Sáez Fernández ofrece asesoramiento psicológico por email de manera gratuita. “Como psicóloga y ciudadana, me siento con el compromiso de ayudar a aquellas personas para las que esta situación se les esté haciendo especialmente difícil. Lo hago para proporcionar un espacio de expresión y desahogo y dar una respuesta al miedo, la ansiedad, la incertidumbre, la tristeza, la soledad o el aislamiento”, explica Sáez, que ya ha atendido a varias personas.

Entre anuncios de taxistas que ofrecen trasladar de forma gratuita a sanitarios y voluntarios para alimentar colonias felinas, está el de Enrique Gasch, una persona sin hogar de 41 años. Lleva 15 viviendo en la calle y se describe como un “sin techo” activista. Publica sus reivindicaciones en Twitter y ahora su intención es ayudar a quienes, como él, “no pueden quedarse en casa” porque no la tienen. Primero quiere localizarlos para visibilizar su situación y después guiar a quienes quieran ayudarles sin correr ningún riesgo. “Por ejemplo, puedo pedirle a la gente que deje la comida para ellos pagada en algún supermercado o que dejen bolsas de ropa y alimentos a su alcance”, afirma.

Personas de todos los perfiles y edades quieren ayudar en la medida de lo posible. Incluso los más pequeños buscan la forma de hacer a los demás más llevadero el aislamiento. “Cada jueves mis hijas, de 8 y 13 años, realizarán un retrato de todas aquellas mujeres que quieran ser retratadas y pasar un ratito ameno con ellas. La calidad del dibujo no será muy alta, pero será divertido. ¡Podréis recibir el resultado si queréis!”, se afirma en una de las publicaciones. Basta con entrar en una plataforma de videoconferencias para que las pequeñas se pongan manos a la obra. El título de la publicación deja claro el objetivo: Un retrato para pasar el rato.

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Sobre la firma

Isabel Rubio
Es colaboradora de las secciones de Tecnología, Ciencia y Salud de EL PAÍS. Además de seguir de cerca a Apple, Samsung y otros gigantes, prueba dispositivos y analiza el impacto de los avances tecnológicos en la sociedad. También verifica contenidos científicos en la fundación Maldita.es.

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