La mejor Switch para jugar en movimiento
La Nintendo Switch Lite es una versión portátil que permite jugar a (casi) los mismos juegos y cuesta 100 euros menos
La Nintendo Switch cuenta con un diseño revolucionario por lo diferente de su propuesta, sencillez y rapidez de uso. Las expectativas de éxito se han cumplido con creces: se han vendido más de 36 millones de consolas en todo el mundo, una cifra que crece mes a mes. Con la Nintendo Switch Lite la japonesa busca seguir el mismo camino gracias a un diseño simplificado solo apto para los que deseen jugar en movimiento. Así, la principal diferencia entre ellas es que la nueva consola ha sido diseñada como un modelo portátil que no contempla la posibilidad de conectarse al televisor.
Sólo portátil
Como consecuencia, y aunque su estética es bastante reconocible, el diseño ha variado un poco. Por ejemplo, es más compacta y ligera, algo que se nota muchísimo al sujetarla (ha pasado de 398 a 275 gramos). Cuenta también con una pantalla algo más pequeña (5,5 pulgadas) con la misma resolución: HD. Esta combinación hace que haya una mayor densidad de píxeles y se gane algo de nitidez durante los juegos. Por lo demás, esta superficie se ve de forma adecuada, con buen nivel de brillo y correctos ángulos de visión.
A la imagen le acompaña un sonido suficiente en cuanto a volumen y calidad que se dirige directamente hacia el jugador a través de uso altavoces situados en el canto inferior de la máquina.
Los cambios en las dimensiones no afectan a los controles, que tienen el mismo tamaño y distancia entre ellos (salvo alguna excepción) y ofrecen una buena respuesta. Destacamos tres variaciones: los mandos no son extraíbles, incorpora una cruceta y se pierde la vibración que ayudaba a una mayor inmersión en las partidas.
Que no se puedan extraer los mandos conlleva algunas limitaciones con respecto a los títulos compatibles. En principio, se podría utilizar casi cualquiera disponible para Nintendo Switch, ya que un porcentaje muy alto incorpora el modo de juego portátil. La excepción se encuentra en los que implican jugar con los mandos separados de la pantalla o requieren el control por movimiento que si permitían los joy-con (como se llaman los mandos de la consola original). Hay más de dos mil alternativas, así que no es preocupante.
La odisea de la cuenta Nintendo
El interfaz y los menús también son iguales e, incluso, se puede configurar la misma cuenta de Nintendo en ambas de forma simultánea. Es algo que tiene sentido ya que, de esta manera, se garantiza el acceso a todo el catálogo de juegos que comprados en formato digital. La idea es muy buena, pero la ejecución deja mucho que desear porque este sistema posee grandes restricciones: una de las consolas se considerará como la principal y el resto secundarias, por lo que sólo se podrá jugar en ellas si están conectadas a Internet, previa autorización, o si no se está utilizando la primera. Tanta complicación nos hace desear haber comprado siempre los juegos en formato físico.
Una vez superado este escollo, la experiencia de uso es muy positiva. Es comodísimo jugar durante largos periodos de tiempo (lo hemos probado con Zelda: Link’s Awakening, que es adictivo); por lo menos durante lo que te deje la batería, con una autonomía aproximada real de 5 horas. El tacto rugoso de la carcasa, diferente a la Switch original, también resulta muy agradable al tacto.
Una pena que no se haya mejorado su capacidad interna, que se mantiene en 32 GB; poquísimo para alguien que juegue de forma habitual. Se puede ampliar con microSD, eso sí.
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