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Uber promete que volarás apretando un botón

La empresa acelera su apuesta futurista por el taxi aéreo urbano con respaldo de la NASA y la industria aeronáutica, pero con dudas sobre cómo va a encajar en la regulación aérea

El eCRM003, concepto de taxi volador de Uber presentado esta semana.
El eCRM003, concepto de taxi volador de Uber presentado esta semana.UBER
Pablo Ximénez de Sandoval
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En el mundo de Uber, una mujer joven sale del trabajo y no se monta en el coche. Saca el teléfono móvil del bolso, abre la aplicación y selecciona la opción UberAIR. Camina hasta un edificio de oficinas cercano, sube a la azotea y allí aborda un vehículo futurista, una especie de dron grande con capacidad para cuatro pasajeros. Despegan y sobrevuelan la ciudad mientras se pone el sol. Apretar un botón y volar. En el mundo de Uber, eso ocurre tan pronto como en 2023 en una gran ciudad. Alrededor de esta idea, Uber lleva un par de años invitando a toda la industria aeronáutica y de vehículos eléctricos a aportar su visión de los taxis voladores. Como Google o Apple invitan a desarrolladores a inventarse aplicaciones, Uber escucha ideas sobre aviones.

En su segunda conferencia Elevate Summit, este martes y miércoles en Los Ángeles, Uber se reafirmó en la promesa de que estará haciendo pruebas en 2020. La empresa asegura que hará esas pruebas en Los Ángeles y en Dallas, cuyos alcaldes han apoyado el proyecto. Uber quiere una tercera ciudad “internacional” y este miércoles abrió una especie de concurso para ciudades que quieran participar. Quiere ciudades con un área metropolitana de más de 2 millones de personas, con “importantes problemas de tráfico” y con un aeropuerto grande al que se tarde una hora en llegar desde el centro. Es decir, ciudades donde merezca la pena tomar un transporte aéreo a baja altura que haga en 15 minutos un trayecto de más de una hora en coche.

Todo esto son, por ahora, ideas, dibujos y maquetas. Pero dibujos y maquetas aportados por empresas punteras de la industria aeronáutica. La brasileña Embraer presentó el martes su primer prototipo de lo que ellos piensan que sería un taxi eléctrico. El Embraer X es una especie de helicóptero eléctrico con ocho hélices horizontales y una vertical. Pipistrel presentó un nuevo modelo conceptual para UberAIR, el Alpha Electro, con aspecto de nave espacial. Pipistrel son los fabricantes del primer avión eléctrico aprobado por la autoridad de aviación de EE UU.

Uber presentó un nuevo socio, Karem Aviation, que aporta otro modelo más, el Butterfly, una especie de avioneta con cuatro hélices. Aparte, las compañías Bell y Aurora Flight también han aportado modelos. Uber presentó su propio diseño, el “modelo común de referencia”, es decir, lo que Uber entiende que debería ser un taxi volador, es una especie de dron gigante con cuatro hélices que se mueve entre 240 y 320 kilómetros por hora a una altura de unos 300 metros. El término para estos vehículos es eVTOL (vehículos eléctricos de despegue y aterrizaje vertical).

Jeff Holden, jefe de producto de Uber, durante la presentación en Los Ángeles.
Jeff Holden, jefe de producto de Uber, durante la presentación en Los Ángeles.AFP

Además, Uber anunció un nuevo acuerdo para colaborar en investigación sobre tecnología de despegue vertical con el Ejército de Estados Unidos y otro con la NASA para estudiar cuál sería el estándar de los vehículos y la regulación. Los dos nombres aportan buena parte de la credibilidad del proyecto. Uber va en serio con los coches voladores.

Jeff Holden, jefe de producto de Uber, explicó que el proyecto es imposible con helicópteros, por razones de coste de combustible y eficiencia energética. “Pero está ocurriendo un cambio de paradigma”, con el avance de las baterías y la cada vez mayor autonomía de los vehículos eléctricos. Este año, Uber presentó nuevas alianzas con el fabricante de baterías E-One Moli y con la red de carga de vehículos eléctricos ChargePoint, que presentó un concepto de cargador para estos aviones. “La autonomía se está comiendo la aviación. Nosotros estamos centrados en eso”, dijo por ejemplo John Langford, CEO de Aurora Flight Services. Holden lo llamó “un renacimiento de la aviación”.

Como sucede con los coches, Uber ve un futuro donde a mayor flota de vehículos irán bajando los precios. Los primeros vehículos serán caros de construir y poner en marcha. Eventualmente, se producirá lo que llama un “ciclo virtuoso” de oferta como con el servicio UberX. Los cálculos presentados esta semana indican que entre mantenimiento, energía, piloto, vehículo e infraestructura, el coste del servicio puede ser de 5,73 dólares por pasajero y milla en el momento del lanzamiento. A medio plazo, Uber cree que bajaría a 1,84 dólares, y a largo plazo, 0,44. Conseguir un precio a la medida de cualquier bolsillo es fundamental para la sostenibilidad del negocio. Al final, Uber pretende prescindir del piloto y controlar todo el sistema de forma automatizada, sin controladores aéreos.

Para hacer realidad esta visión deben confluir la industria aeronáutica tradicional, los pilotos, la industria de los drones, la de las baterías eléctricas, la arquitectura para encontrar lugares de despegue y aterrizaje y los reguladores del espacio aéreo. Todos ellos participaron en el segundo Elevate Summit en Los Ángeles. En este sentido, una de las más interesantes fue la que mantuvieron Jeff Holden y el nuevo jefe de la Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos, Dan Elwell, quien vino a trasladar el mundo de Uber al mundo real.

“El ritmo de la tecnología en esta industria es más rápido de lo que se ha visto nunca”, dijo Elwell ante la presión de Uber por querer empezar sus pruebas en dos años y empezar a dar servicio en cinco. “Antesl teníamos un margen de 10 años para adaptar nuestras regulaciones, porque eso es lo que tardaban los cambios en la industria aeronáutica”, explicó Elwell. “Ustedes sacan un diseño nuevo cada seis meses”.

Sobre las fechas, la respuesta de Elwell fue “ya veremos”. La principal preocupación de la FAA es la seguridad, explicó. “El hecho de empezar con pilotos hace que la regulación sea más fácil (que si fueran vehículos no tripulados)”, afirmó, para certificar la seguridad de estos vehículos antes de que puedan empezar a operar. “En aviación, la gente está dispuesta a tolerar mucho menos en cuestión de seguridad que en superficie”, resumió Elwell ante la prensa al ser preguntado por sus comentarios. Según el jefe de la FAA, el Gobierno preferiría que Uber no haga sus pruebas en lugares con alta densidad de población. “Un muerto es suficiente para que todo el mundo diga, espera un momento”.

El contexto de esta reflexión es importante. El pasado marzo, una mujer falleció en Tempe, Arizona, arrollada por un coche sin conductor de Uber de los que están operando en pruebas. El accidente, el primero y único conocido, se produjo incluso con un supervisor al volante que debía monitorizar lo que hacía el coche. Elwell vino a decir que era su responsabilidad que eso no pasara y que la sociedad no estaría dispuesta a admitir algo así en vehículos aéreos. En el taxi volador, el margen de error es cero.

Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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