“El coche volador es un transporte eficiente para ir de punta a punta de la ciudad”
Los aerotaxis de esta empresa llegarán en 2020 a Los Ángeles, un año después de lo que aventuraba la película ‘Blade Runner’
Ha tardado medio siglo más que el doctor Caractacus Potts pero solo un año más que la película Blade Runner. Jeff Holden es el director del coche volador de Uber, que presentó el martes en la Web Summit de Lisboa. Su diseño no se parece en nada al de la película Chitty Chitty Bang Bang ni al que montaba Harrison Ford para moverse por Los Angeles, pero en 2020 UberAir se aparcará en los tejados de esa ciudad norteamericana.
“Soy optimista”, explica Holden minutos después de presentar al mundo su nuevo medio de transporte urbano. El jefe de UberAir es un entusiasta que no deja tiempo ni para reposar las noticias. Si Steve Jobs -que Dios le guarde en su gloria- hubiera tenido en sus manos el anuncio de un taxi volador y un contrato con la NASA para diseñar las autopistas aéreas de las ciudades, el auditorio le hubiera sacado a hombros. Heldon no tiene aquel don publicitario, pero sí el de hacer que ocurran cosas imposibles.
El tiempo medio del servicio va a estar en torno a las 30 millas y a 20 minutos de duración
Durante nueve años, Holden desarrolló en Amazon la tecnología milagrosa que permitía que una compra llegara a la otra esquina del mundo en tiempo récord y sin perder dinero. “Amazon y Uber tienen puntos en común”, dice en una entrevista para EL PAÍS poco después de su conferencia. “Las dos compañías tratan de llevar un servicio a su destino y las dos tienen una visión de futuro”.
En ese complicado mundo de la logística del transporte, Amazon fue pionera en el uso de drones para descargar paquetes, el Prime Air. En Uber, Holden ha cambiado el drone por una especie de helicóptero con hélices abatibles (verticales, para subir; horizontales, para planear) para transportar personas. “Soy optimista con los reguladores del espacio aéreo; han acogido muy receptivamente la idea y también las autoridades municipales”.
El UberAir de Holden volará por encima de los drones y por debajo de las nubes, entre los rascacielos y los pájaros. “El aparato tiene una capacidad para cuatro pasajeros y el piloto; pueden ser menos, pero no más, porque a más pasajeros, más peso y más ruido. El ruido es un aspecto fundamental en una ciudad y por eso desechamos en los estudios previos la posibilidad del transporte en helicóptero”.
Uber y Amazon tratan de llevar un servicio a su destino y las dos tienen una visión de futuro
Holden reconoce que no es absolutamente silencioso el aparato, pero su ruido tiende más hacia el aire acondicionado que al de un rotor en despegue. El osado proyecto, con socios y fecha fija de lanzamiento, no cambia la estrategia fundamental de Uber. La compañía de mayor crecimiento bursátil en menor tiempo en la historia de la humanidad no es propietaria de nada, ni de las aeronaves, ni de los aeropuertos ni de los chóferes, solo del know how. “Colaboramos con los fabricantes de los vehículos pero no seremos sus propietarios; tampoco construiremos aeropuertos, pensamos más bien en el aprovechamiento de las azoteas de hoteles y otros rascacielos de las ciudades, con los que nos asociaremos”.
En realidad, el UberAir más que un coche es una avioneta, “silenciosa y eléctrica” y, por tanto, sobrevolará entre ciudades próximas o por los centros de las megapolis, al estilo de la película Blade Runner, que aparcaba en el centro de Los Ángeles. “Empezaremos en 2020, un año después que la predicción de la predicción de ciencia ficción, con siete ciudades norteamericanas, pero después nos extenderemos por todo el mundo. El problema del transporte urbano es universal y se agrava cada día; también el de la contaminación. UberAir contribuirá a su solución, es un transporte eficiente para ir de punta a punta de la ciudad o trasladarse entre ciudades próximas, por ejemplo entre Lisboa y Cascais [unos 25 kilómetros]".
Soy optimista con los reguladores del espacio aéreo; han acogido muy receptivamente la idea y también las autoridades municipales
En principio, no le quitará trabajo ni al taxi ni a los aviones. “Nuestras pruebas se han hecho con aparatos que tienen una autonomía de 60 millas, aunque el tiempo medio del servicio va a estar en torno a las 30 millas y a unos 20 minutos de duración”. Holden piensa en trayectos de los centros de las ciudades a los aeropuertos o a citas puntuales y concentradas, como un gran acontecimiento deportivo. En las pruebas realizadas en esas circunstancias reduce a una tercera parte el tiempo empleado en el transporte. Falta por conocer el precio de la bajada de bandera.
“Aún queda mucho trabajo por delante”, reconoce Holden, “pero fabricantes, autoridades y la Nasa están entusiasmados con cumplir el reto de 2020”.
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