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Los consumidores reclaman una ley que garantice el derecho a reparar sus dispositivos

Los usuarios emprenden una campaña contra la caducidad de los aparatos

Raúl Limón
Laboratorio de reparación de móviles de The Phone House.
Laboratorio de reparación de móviles de The Phone House. Carlos Rosillo

Los móviles, las tabletas, los ordenadores, las consolas e incluso los electrodomésticos caducan, pese a que se consideran productos de naturaleza duradera. Las compañías incluyen componentes que dejan de ser efectivos pasado un tiempo y cuya reparación se convierte en un calvario. Dos de las principales asociaciones de usuarios (OCU y Facua) reclaman una normativa que garantice la perdurabilidad de estos productos, que se asegure la reparación de los mismos, que se permita la competencia en las restauraciones y que se evite, así, el problema que los residuos tecnológicos generan. En California, la propuesta de esta ley ha puesto en alerta a las compañías.

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Las asociaciones han aprovechado que este 15 de marzo es el Día de los Derechos del Consumidor en el mundo para retomar reclamaciones históricas de los usuarios, en especial de los de elementos tecnológicos que se han convertido en herramientas cotidianas.

La OCU ha lanzado la campaña Larga vida a lo que compro y ha explicado en un comunicado cómo son habituales las reclamaciones por móviles de alta gama que se quedan obsoletos en un par de años o por aparatos y componentes de los mismos que dejan de funcionar tras poco tiempo de uso y no se pueden reparar.

Esta organización reclama “una legislación que ponga freno a la obsolescencia prematura en favor de un modelo económico más sostenible” y que, “igual que establece que un producto debe ser seguro, obligue también a que sea duradero y reparable”. Con esta medida se evitaría el bajo rendimiento de la inversión en aparatos tecnológicos y reducir el impacto medioambiental que genera la fabricación masiva de dispositivos y la basura acumulada de los que se quedan obsoletos.

Jesús Benítez, del servicio jurídico de Facua, apunta en la misma dirección al afirmar que la normativa aplicable ahora en España sobre productos de naturaleza duradera es “poco clara” y reclama también una legislación que asegure un adecuado servicio técnico y una disponibilidad de repuestos.

El representante legal de los consumidores pone como ejemplo la legislación para reparación de vehículos, que prohíbe la restricción a la adquisición de piezas para asegurar que cualquier taller puede reparar los coches, aunque no sean concesionarios oficiales, o la normativa europea, que considera incompatibles los acuerdos o prácticas concertadas para falsear la competencia o impedir el desarrollo técnico de los productos.

El derecho a reparar se ha convertido en una amplia reclamación en EE UU, donde 17 estados lo han regulado. California, sede de las principales empresas tecnológicas quiere sumarse para facilitar la restauración de dispositivos. Sus promotores argumentan que la solución de averías sería más barata y rápida, que habría más talleres tecnológicos disponibles para los usuarios, que se reducirían los residuos y que se favorecería la innovación.

Apple ya se pronunció sobre esta regulación cuando se impulsó en Nebraska y alegó que la libre disponibilidad de componentes facilitaría la piratería.

Las demandas

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), en su actual campaña para exigir la prolongación de la vida útil de los aparatos, ha delimitado los aspectos que debería incluir la legislación española:

  • Que el producto sea diseñado de forma que no haya piezas de calidad deficientes que se deterioren prematuramente, que sean demasiado frágiles para el uso normal del dispositivo o que tenga un ensamblado con materiales que impidan su apertura para reparación.
  • Que reparar el producto o sustituir los consumibles o baterías sea posible y tenga un coste notablemente inferior al de comprar un producto nuevo.
  • Que la garantía del producto (incluido el software y su actualización) sea superior a los dos años obligatorios que actualmente hay en España y que sea real (ahora mismo solo se atribuye a problemas del producto durante los primeros seis meses).
  • Que los fabricantes informen claramente de la vida media prevista del producto, las posibilidades de reparación, el tiempo de soporte previsto para la actualización de software si lo hubiera o cómo se debe proceder para el correcto reciclaje.

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Sobre la firma

Raúl Limón
Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, máster en Periodismo Digital por la Universidad Autónoma de Madrid y con formación en EEUU, es redactor de la sección de Ciencia. Colabora en televisión, ha escrito dos libros (uno de ellos Premio Lorca) y fue distinguido con el galardón a la Difusión en la Era Digital.

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