“Los primeros que adoptan las nuevas tecnologías suelen ser los criminales”
Tras su éxito en el comercio electrónico, la emprendedora digital Lucy Lawrence incursiona en el campo de la inteligencia artificial
Lucy Lawrence (Brownsville, 1972) está convencida de que ha llegado el momento de que las máquinas puedan aprender a razonar sin supervisión y que los humanos están preparados para asumir los riesgos de permitirlo. Esta emprendedora mexicoestadounidense, que triunfó en el comercio electrónico con la millonaria venta de su tienda de productos de lujo Ashford a GSI Commerce en 2001, que después la entregó al gigante eBay en 2011, ahora se sumerge en el uso de la inteligencia artificial también para los negocios. Lawrence creció en la frontera entre Matamoros y Brownsville, pero hace 27 años se marchó definitivamente a Estados Unidos para emprender en tecnología. Sus raíces en México la obligan a volver varias veces al año.
Un viaje a Chiapas fue la inspiración para diseñar Next Trade, una plataforma que ayudaría a emprendedores y empresarios a comercializar sus productos en todo el mundo, pero donde las computadoras toman las decisiones al contener información sobre tratados comerciales. Al observar el comercio de productos locales en el Estado sureño de México, Lawrence se dio cuenta de que podía crear una herramienta para impulsar a los pequeños negocios que a veces no tienen suficiente información para expandir sus oportunidades en el mercado. El proyecto de Next Trade ha llegado a la final del X Prize en Inteligencia Artificial,k organizado de IBM.
Lawrence comenzó a sumergirse en el desarrollo de inteligencia artificial cuando trabajó con eBay. Allí aprendió, por ejemplo, a desarrollar espejos virtuales para las tiendas de Kate Spade y Rebecca Minkoff o a crear interacciones en los juegos de Kinect con estas tiendas. Para ella aún está distante la idea de inteligencia artificial como la concibe Hollywood y encuentra en este sector tecnológico oportunidades para facilitar la vida de las personas. “Quiero que la gente entienda lo que es la inteligencia artificial, no es algo a lo le debemos de temer, es algo que nosotros mismo estamos creando y tenemos que involucrarnos en hacer esas hipótesis que queremos que las computadoras resuelvan por nosotros”, explica en entrevista con EL PAÍS.
La imagen de una inteligencia artificial malvada, como el ordenador HAL 9000 de la película 2001:Odisea del espacio, para ella está lejos de la realidad. Los riesgos, asegura, existirán en medida de cómo se enseñe a esta máquinas a pensar. “Tenemos que darle valores y estructura a estas máquinas”, apunta. Alguna vez el comercio electrónico, las tarjetas de crédito e incluso las tarjetas de regalo fueron vistas con desconfianza por los usuarios hasta que su uso se normalizó. Las criptomonedas, por ejemplo, aún están luchando por ser aceptadas. “Es curioso pero con toda la nueva tecnología que ha entrado al mercado, las primeras personas que lo adoptan son criminales”, señala.
La curiosidad de Lawrence por la tecnología va más allá de la vida. Se ha inscrito al programa de criopreservación de la Alcor Life Extension Foundation para conservar su cuerpo congelado durante los 100 años posteriores a su muerte y luego revivir si la ciencia avanza lo suficiente. “Me interesa mucho la idea de poder regresar dentro de mi propio cuerpo para ver en qué punto nos hemos desarrollado. Si en realidad todo lo que estamos haciendo ahora, que está creciendo de forma exponencial, rinde frutos y saber a qué punto vamos a llegar en 100 años, quiero regresar a verlo”, comenta ante la curiosidad de quienes la escuchan. Explica que es la mejor oportunidad para su cuerpo tras la muerte. La organización en Arizona (EE UU) ya tiene las instrucciones sobre cómo quiere que sea su futuro.
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