Lucha de gigantes por el control de Android
El sistema operativo ya no es tan abierto como cuando se creó, mientras Samsung y los fabricantes chinos buscan diferenciarse más allá del precio y las mejoras técnicas
“Nuestros avances están cambiando la vida de las personas. El mundo ha pasado del móvil a la inteligencia artificial como principal protagonista del desarrollo”, aseguró Sundar Picahi, director ejecutivo de Google, a la hora de presentar Assistant, un asistente digital integrado en varios productos de la compañía: desde Google Home, el altavoz inteligente, hasta Allo, su nueva aplicación de mensajería instantánea.
Assistant también vive dentro de Pixel, el primer teléfono hecho al 100% por la compañía de Mountain View, y lo hace de forma exclusiva. El resto de los consumidores no podrá disfrutar de lo mejor de Google: sus avances en inteligencia artificial y en aprendizaje automático.
Samsung Electronics, el mayor fabricante de teléfonos a nivel mundial, no tardó en responder al envite con la compra de Viv Labs, una ambiciosa empresa de inteligencia artificial creada por el equipo que concibió a Siri, para crear su propio asistente gobernado por la voz del usuario. Será incluido en el Galaxy S8, que ha de ser todo un éxito para remontar un fiasco —el del Galaxy Note 7— que puede costar a la empresa entre 5.000 y 5.500 millones de euros y ha reducido en un 96% el beneficio de su división de telefonía móvil.
Personalizar la apariencia e incluir software propio es una práctica habitual de las marcas, pero la dirección está cambiando: la inteligencia artificial, los asistentes virtuales y los servicios en la nube ganan relevancia
La maniobra hace evidente por enésima vez la divergencia, cada vez más evidente, entre Google y Samsung.
“Samsung, como el resto de fabricantes, está intentando encontrar la manera de ofrecer un producto diferente para evitar competir en precio y depender de componentes disponibles para cualquier interesado”, dice Benedict Evans de Andreessen Horowitz, uno de los fondos de inversión de riesgo más importantes de Silicon Valley, para EL PAÍS.
Personalizar la apariencia e incluir software propio es una práctica habitual de las marcas para proponer al consumidor algo exclusivo y, en algunos casos, crear una nueva vía de negocio, pero la dirección está cambiando: la inteligencia artificial, los asistentes virtuales y los servicios en la nube ganan relevancia. Esto hace que fabricantes como Samsung sean ambiciosos al respecto.
“Samsung integrará la tecnología de Viv en su asistente S Voice para adoptar ciertas ventajas competitivas, pero no estará tan cohesionado con el resto de aplicaciones y servicios como la experiencia de Google o Amazon”, dice Neil Shah, analista en CounterPoint Research.
En una posición más delicada quedan compañías chinas como Huawei, Oppo o Vivo, que ahora se reparten los pocos beneficios que Apple y Samsung gracias a sus grandes cuotas de mercado. Es fácil replicar los avances en hardware, comprar los últimos chips a Qualcomm y los mejores sensores a Sony, pero es muy complicado desarrollar un asistente desde cero. Si el de Samsung funciona, podría suponer un problema al resto de marcas. Algo difícil, ya que necesita el apoyo de otras empresas y el de los desarrolladores, ya establecidos en las plataformas de Google o Apple. “Samsung intentará marcar la diferencia con su asistente, pero pronto lo abandonará si no funciona”, dice Evans.
Para los protagonistas del mercado móvil es cada vez más difícil diferenciarse, ya que Google está aumentando el número de utilidades de Google Mobile Services, haciendo que cada vez sea más costoso crear un “fork” (es decir, una bifurcación en el desarrollo del software) de Android (una derivación completa a través de la parte libre de Android como hace Xiaomi). Android depende cada vez más de los servicios de Google y su parte libre es cada vez más limitada.
Para los protagonistas del mercado móvil es cada vez más difícil diferenciarse, ya que Google está aumentando el número de utilidades de Google Mobile Services, haciendo que cada vez sea más costoso crear un “fork” de Android
Los servicios de Google no se pueden autorizar en China y las compañías buscan, a través de alianzas y adquisiciones, desarrollar sus propios asistentes de inteligencia artificial.
“Huawei, con sus gigantescas inversiones en I+D, es el principal candidato para integrar inteligencia contextual en sus próximos productos”, cree Shah, quien estima muy difícil la entrada de otras marcas si no es a través de alianzas con Baidu, Alibaba o Tencent, los tres grandes gigantes de Internet en China. “A corto plazo, las marcas chinas están limitadas a competir en especificaciones y precio”, concluye.
Pero el software puede llegar a ser asequible a medio plazo, al igual que los componentes con los que se fabrican los terminales. “El software modular se convierte en asequible pronto, el problema es que las alternativas no pueden consolidarse ya que el software establecido suele ser parte de una plataforma; es lo que pasó con Office en los noventa”, analiza Horace Dediu, de Asymco, para EL PAÍS.
Mientras tanto, la entrada de Google en la venta de hardware pretende ofrecer a los usuarios un ecosistema completo, puro, avanzado y gobernado por sus algoritmos de aprendizaje automático. El mayor fabricante de Android es Samsung, el único que globalmente tiene un gran impacto, pero tiene sus propias maniobras y todas parten de alejarse de Google.
“Es lo que ha hecho a Google: cerrar lo mejor de su ecosistema para el mercado premium, integrando una experiencia de inteligencia artificial más avanzada que la de Apple y algo que Samsung nunca podría ofrecer por no estar integrado con todos sus servicios”, aclara Shah.
Unir lo mejor de la compañía es un intento también de retener a los usuarios de la plataforma y evitar que migren al ecosistema de Apple. Los terminales premium no tenían como protagonistas a los servicios de Google, hasta que se presentaron los Pixel. “Si los fabricantes apuestan cada vez más por alejarse de Google, esta necesita preservar la experiencia que pretenden ofrecer, marcando algún tipo de dirección a través de su nuevo hardware, dice Dediu.
Evans piensa que “Android es una táctica para Google, no una estrategia”, y espera que lleve Assistant a todos los teléfonos Android. Incluso en el iPhone, aunque debido a las limitaciones del sistema operativo, nunca podrá estar tan integrado como en Android.
La entrada de Google en la venta de 'hardware' pretende ofrecer a los usuarios un ecosistema completo, puro, avanzado y gobernado por sus algoritmos de aprendizaje automático. El mayor fabricante de Android es Samsung, pero tiene sus propias maniobras y todas parten de alejarse de Google
Google intentará constantemente que los usuarios usen su cerebro, su conjunto de servicios, más aún cuando las búsquedas en el smartphone han sido reemplazadas por aplicaciones y servicios integrados. Por esas ambiciones de control, Android se ha convertido en un campo de batalla por obtener el control entre Google, Samsung y lo fabricantes emergentes de China.
Países como Rusia y la citada China han insistido en evitar la hegemonía en software de las empresas estadounidenses, muchas veces a través de leyes. “Este panorama ha sido el aliciente perfecto para que nazcan servicios encima de la base de Android. Por ejemplo, el Android chino es radicalmente diferente del Android de Google. Como resultado, casi la mitad de usuarios podrían ser independientes de los servicios de Google, algo que no interesa a la compañía en absoluto”, constata Dediu.
El sistema operativo abierto y de libre disposición, ofrecido para que los fabricantes solo tuvieran que preocuparse por hacer terminales, se ha convertido en uno de los mayores dolores de cabeza de una industria que intenta retener el control mientras Google va a la ofensiva.
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