Nace la tableta más libre

Ubuntu es un sistema operativo basado en Linux desconocido para muchos. Y eso que se estima que más de 25 millones de personas utilizan la versión para PC en todo el mundo. Tras su integración inicial en ordenadores y smartphones, ahora da el salto a las tabletas de la mano de la española BQ y su Aquaris M10 Ubuntu Edition, un modelo de 10,1 pulgadas que tiene en la presencia de este software su punto más destacado.

Por pantallas

Para el desarrollo de este dispositivo, BQ ha tomado como referencia el Aquaris M10 que ya comercializaba con Android. Aunque su diseño y configuración son los mismos, este modelo se caracteriza por una forma de uso totalmente diferente motivada por la presencia de este software libre. En este sentido, llama la atención que organiza la información en scopes, una serie de pantallas que reúnen los datos procedentes de distintas aplicaciones según su temática. En total vienen hasta seis preinstaladas: actividades del día a día, eventos cercanos geográficamente, aplicaciones, noticias, música y vídeos.

A estos ‘scopes’ pueden sumársele otros que se descargan desde la tienda Ubuntu y que ayudan a expandir la información que aparece en la pantalla de inicio. Este tipo de interfaz es uno de los aspectos más interesantes de la propuesta, debido a su potencial para cambiar la forma en la que interactuamos actualmente con estos dispositivos: de aplicaciones a temáticas.

Dos en uno

En este caso, además, el sistema operativo permite que la tableta se use de dos modos diferentes. El primero es el característico de un dispositivo de este tipo: se interactúa a través de su superficie táctil. La segunda opción es utilizarla como si fuera un ordenador, una posibilidad que se activa cuando se conecta a través de HDMI a un monitor y por Bluetooth o USB a un teclado y un ratón. ‘Scopes’ y aplicaciones se adaptan a este formato y se transforman en ventanas, que pueden moverse o redimensionarse como en un PC tradicional. Esto es posible gracias a la convergencia en la que han estado trabajando los desarrolladores de este sistema operativo y que permite que pueda utilizarse en cualquier equipo: PC, portátil, tableta, smartphone…

Se trata de una funcionalidad muy atractiva sobre el papel, aunque su uso se ve lastrado por la presencia de un procesador que no ofrece un rendimiento adecuado y provoca continuos retardos en la ejecución de tareas. También se presentan algunos problemas con la adaptación de ciertas aplicaciones (Firefox, por ejemplo) a la interfaz táctil y, eso, sumado a que Ubuntu dispone todavía de un ecosistema de apps demasiado pobre, es uno de los mayores inconvenientes a los que se enfrenta.

En concreto, se encuentran disponibles las apps gratuitas más populares (incluyendo Yelp, Fitbit, Twitter o Facebook) y otras de pago, aunque se echan de menos servicios como Spotify. La contrapartida es que, siendo fieles a su filosofía abierta, han puesto a disposición de los usuarios más avanzados un kit de desarrollo que permite que cualquiera con los conocimientos necesarios pueda crear su propia aplicación.

En perspectiva

Por lo demás, la tableta de BQ destaca durante la reproducción multimedia gracias a su capacidad para mostrar vídeo Full HD y a la razonable calidad del audio de sus altavoces, situados en su parte frontal inferior y diseñados por la propia firma. Es cómoda de utilizar, con bordes redondeados y un diseño compacto y ligero, al tiempo que ofrece una autonomía bastante holgada que se extiende durante alrededor de media jornada de uso intensivo.

El estado todavía incipiente de su sistema operativo hace que, lamentablemente, no pueda considerarse la mejor opción para un consumidor que busque un equipo para utilizar aplicaciones o navegar por Internet. ¿El valor de esta apuesta? Que poco a poco y con la ayuda de los usuarios irá mejorando. Eso, y el importante paso que ha dado Ubuntu hacia la convergencia, es lo que permitirá en un futuro cercano disfrutar de forma más satisfactoria de una experiencia unificada entre los dispositivos con este sistema operativo.