Tenerife Lan Party, el gran campamento tecnológico del verano
La edición 2016, que cerró ayer domingo sus puertas, alcanza los 50.000 visitantes
Tenerife Lan Party (TLP) ha superado en su edición 2016 la barrera de los 50.000 asistentes, casi 10.000 más que el año anterior. Una cifra que unida a sus 20 GB de conexión a Internet por usuario, a los 2.000 teleperos participantes (jóvenes que se pasan casi una semana entera compartiendo su afición por los videojuegos y las nuevas tecnologías) o a la presencia de figuras nacionales e internacionales del sector, han convertido un año más a esta cita en una referencia a nivel nacional.
El encuentro cerró ayer sus puertas después de seis días en los que el público ha disfrutado de una oferta compuesta por competiciones de eSports, demostraciones de realidad virtual, zona de cómics, mangas, animes y toda clase de merchandising relacionado, un karaoke, espacios para juegos de mesa o talleres (como el de creación de personajes de cómics y mangas con fieltro). Para el director del TLP, Marce Concepción, “no hay una cita de innovación como esta en todo el país”.
El evento tiene lugar en el Recinto Ferial de Tenerife. La zona en la que se ubican los teleperos es una de las más llamativas. En el suelo, colchonetas inflables en las que los chavales, la mayoría entre 20 y 30 años, duermen después de toda una noche jugando a videojuegos, viendo vídeos de Youtube y cantando o incluso bailando. Sobre las mesas, junto a los más de 2.000 ordenadores de los participantes, infinidad de latas de bebidas energéticas que ilustran sus esfuerzos para aguantar despiertos. Valentín e Ithaysa, de 23 y 25 años respectivamente, están tumbados sobre una de las colchonetas mientras hacen que ven una serie de animación. Dicen llevar 38 horas sin dormir por una apuesta entre ellos a ver quien cierra los ojos primero, y por eso se miran más el uno al otro que a la pantalla.
Una de las áreas por las que la Tenerife Lan Party ha sobresalido en sus últimas ediciones es por la capacidad para atraer a destacados personajes de la cultura digital. El año pasado pasaron por aquí Nolan Bushnell, fundador de Atari, o Ian Livingstone, creador del videojuego Lara Croft. En esta edición tomaron el relevo ponentes como Jay Samit (considerado el nexo entre Hollywood y Silicon Valley) y Ken Rutkowsky (creador del programa radiofónico de negocios líder en América Business Rockstars, con 3,5 millones de oyentes diarios). Ambos coincidieron en sus charlas en que en Tenerife hay muchas oportunidades y talento, y que la isla podría “dominar el mundo”—especificó Samit—.
Para unos, lo mejor de la Tenerife Lan Party es su concurso de cosplay, donde los participantes se disfrazan de sus personajes favoritos (este año se presentó al certamen una treintena de ellos); mientras, para otros no hay nada como su karaoke. En el escenario de este último, un grupo de chicos y chicas interpreta la canción de la serie de animación Doraemon, que arranca numerosos aplausos. A continuación sube al escenario otro joven que, en este caso, se decanta por una romántica canción de Álex Ubago. La diversión del público, que compone con sus manos la figura de un corazón y le lanza en broma algunas prendas de ropa interior, no hace sino acrecentarse. Según los propios participantes, ese es el verdadero secreto del éxito del festival: el buen ambiente. Así lo asegura, por ejemplo, Bárbara (22 años), quien repite por segundo año como telepera. “Esto yo lo veía antes como una cosa de frikis, pero ahora es para mí como un gran campamento tecnológico al que te acabas enganchando”.
El encuentro ha incorporado en esta edición una nueva sección denominada TLP Kids, con el objetivo de fomentar entre los niños el interés por el mundo digital. Pero no han faltado la tradicional zona de videojuegos antiguos, con consolas míticas como la Atari 2.600 y el primer videojuego de la historia, el Pong, ni los asistentes que van repartiendo abrazos gratis, cartel en mano, por todo el recinto. Óscar, de 18 años, ha regalado hoy 40 abrazos. Explica que lleva ya dos años viniendo y que sobre todo le gusta dárselos a las chicas, “y así aprovecho para coquetear con ellas”, reconoce. Tiene claro que algún día dejará de hacerlo, “cuando sea mayor, quizá con 30 años o así”. Al terminar la entrevista, pregunta: “¿Te puedo dar un abrazo?”. La respuesta: “¡Claro hombre!”. Y después continúa su recorrido en busca de más achuchones.
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