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Los brasileños pasan trece horas sin Whatsapp por decisión de un juez

La medida se tomó como represalia a la negativa del servicio a colaborar con una investigación sobre un presunto narcotraficante

Logotipos de WhatsApp en un teléfono móvil de Brasil.
Logotipos de WhatsApp en un teléfono móvil de Brasil.NACHO DOCE (REUTERS)

Cerca de 100 millones de brasileños se despertaron este jueves sin WhatsApp, la aplicación de mensajes más usada en el país. Una jueza del Estado de São Paulo ordenó a las operadoras de telefonía que bloqueasen el sistema por 48 horas, en una especie de represalia a la compañía por no colaborar con una investigación criminal al negarse a entregar datos sobre las conversaciones de un supuesto narcotraficante. El drama se prolongó 13 horas hasta que otro juez anuló la decisión por no considerar “razonable” que millones de brasileños pagasen la falta de colaboración de la empresa, comprada por Facebook el año pasado por cerca de 22 billones de dólares.

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El apagón del servicio destronó de las conversaciones de bar cualquiera de los capítulos de la intrincada crisis política que atraviesa Brasil. La falta de WhatsApp alteró la rutina de policías, taxistas, agentes inmobiliarios, esteticistas y, en definitiva, cualquier brasileño con un teléfono inteligente en la mano.

En Río de Janeiro, un silencio nada habitual dominaba el interior del taxi de Marcelo Russel, de 38 años. Nadie le avisó hoy de las calles bloqueadas por el tráfico, de los accidentes, de los robos o de cuál era el sitio bueno para pescar clientes. Los cuatro grupos de WatsApp donde se comunica diariamente con un centenar de taxistas cariocas estaban mudos desde la medianoche del jueves. “Estoy incluso disfrutando del silencio, pero la aplicación es fundamental para nosotros”.

La gerente de una agencia inmobiliaria maquinaba como coordinar su equipo de 15 personas. “Nosotros organizamos visitas, marcamos horarios, avisamos de los atrasos por WatsApp”, dice Rossi Peça, de 45 años. “Yo no tengo ni idea de esas cosas, pero la más enterada de la oficina ya está viendo qué aplicación podemos bajarnos para poder trabajar”.

Cientos de miles de enterados hicieron lo mismo. Telegram, una de las alternativas a WhatsApp, se está frotando las manos. Solo 23 minutos después de la caída de la competencia, la empresa comunicaba en Twitter que más de 1,5 millones de brasileños se acababan descargar su aplicación. La invitación para formar parte de ese nuevo chat virtual fue precisamente lo primero que envió la esteticista Dayanne dos Reis a todos sus contactos, cuando se dio cuenta de que su WhatsApp no reaccionaba. “Mis clientes quedan conmigo a través de mensajes. No todo el mundo tiene saldo en el teléfono, llamar es muy caro”, explica en un mensaje de voz enviado por Telegram.

La caída del gigante de mensajería también preocupó a los especialistas que ven en la decisión judicial un precedente peligroso. “Que la gente encuentre otras aplicaciones alternativas no resuelve el problema. La cuestión aquí es la vulnerabilidad del Internet brasileño. La medida fue desproporcionada y completamente ilegal. Va contra el Marco Civil de Internet, la legislación que regula el respeto a los derechos civiles en la red, y contra la Convención Americana de Derechos Humanos, que contempla la censura, la libertad de expresión y la difusión de información a través también de aparatos electrónicos”, explica el reconocido especialista en Derecho digital Ronaldo Lemos.

A pesar de la histeria colectiva y las implicaciones legales de la polémica decisión judicial hubo quien se alegró de “volver a la normalidad”. “Quien quiere hablar conmigo que me llame. ¿Que no tiene dinero? Que lo haga a cobro revertido”, cuenta otro taxista João Martins, de 53 anos, el único de su familia y sus amigos que nunca descargó la aplicación. “Si estuviese escribiendo un libro, estaría parado hace años. Los pasajeros dejaron de contar historias. Ahora entran en el taxi y antes de decirte la dirección ya están tecleando. ¿Pero qué es eso, hombre?”.

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