Google, eternamente joven
Así se viven los cambios en la sede central de la gran tecnológica, que ahora se reinventa para mantener el espíritu de una 'startup'
El martes pusieron sopa de letras en el menú de mediodía en todas las cafeterías del campus de Mountain View (California). Una broma que todos entendieron nada más meter la cuchara. 24 horas antes su empresa había dejado de ser Google para convertirse en Alphabet, una matriz con seis tentáculos que convierten al buscador y su software en el núcleo central del mayor imperio de Internet.
Por lo demás, apenas se nota el cambio. Los coches sin conductor, el modelo todoterreno urbano de Lexus, siguen parando con cautela en cada stop y se acercan con cuidado a los pasos de cebra. El biplaza apodado koala es más difícil de vislumbrar, aunque a veces se atreve a ir por la autopista 101 entre Menlo Park —el pueblo de Facebook— y Palo Alto, donde está Stanford. Las bicicletas de colorines dan un aire colegial a los empleados que se desplazan entre edificios en ellas.
Dos días después, el jueves, no se aprecian alteraciones en los logos de ningún bloque del campus. Al término de la jornada, los googlers, en su mayoría hombres que andan cerca o entrada la treintena, se reparten entre los autobuses que les llevarán de vuelta al hogar. Las familias viven en el Valle, pero los solteros prefieren la actividad cultural de San Francisco, a 40 minutos de viaje en un transporte cómodo, de dos plantas, con enchufes y wifi: el colmo de la productividad. En apariencia, nadie diría que Google ha acometido el mayor plan de su historia para ser eternamente joven.
Sus reticencias con la prensa tampoco cambian. Los empleados no hablan con la prensa sin permiso. Roya Solimani lo obtiene. En su opinión Google no quiere ser una startup, pero sí una compañía peculiar: "Trabajamos duro para crear uno el entorno de trabajo más sano, feliz y productivo posible".
La nueva misión de Alphabet podría definirse como la de "solucionar importantes problemas para la humanidad con la mejor tecnología que el hombre puede construir"
Bernardo Hernández (Salamanca, 1970) es emprendedor desde hace más de 10 años, además de dirigir Flickr, fue responsable del lanzamiento de Google Maps y Local, en todo el mundo. Conoce bien la empresa, ve el cambio con buenos ojos: “Era necesario. El crecimiento de Google le había llevado a entrar en sectores donde no solo la gestión operativa centralizada desde el buscador era cada vez más complicada, sino que era también complicado dar sentido a los nuevos proyectos desde la marca Google y su misión de 'organizar la información del mundo y hacerla accesible y útil': un coche que se conduce solo, unas lentes biónicas y unos globos sonda entran en esa misión con calzador". La nueva misión de Alphabet podría definirse como la de "solucionar importantes problemas para la humanidad con la mejor tecnología que el hombre puede construir". Y en esta misión sí que caben los nuevos proyectos.
Elies Campo fue uno de los primeros empleados de WhatsApp. En Stanford ha cursado el programa Ignite, dedicado a impulsar emprendedores y forma parte de la organización de Menorca Millenials, su pasión: “Es como si, de repente, quisiera ser una incubadora. Un lugar en el que van a florecer más empresas”.
Hernández, el español que más lejos ha llegado en Silicon Valley, considera que Larry Page y Sergei Brin van a hacer todo lo posible para Google no sea una empresa más, aunque no siempre sea sencillo: “El problema es que cuando empleas a 60.000 personas y tienes 70.000 millones de dólares de ingresos, ese compromiso es muy difícil de mantener. La artrosis de los grandes números te lo hace imposible. Hay que partir y hacerse pequeño”. Hernández explica cómo lo ve el máximo responsable de Alphabet, con el que ha trabajado muy de cerca: “Larry Page utilizaba desde hace tiempo una analogía peculiar para ilustrar cómo la evolución biológica había solucionado este problema: la de la medusa Turritopsis dohrnii, que cuando se acerca a cierto punto de su desarrollo comienza a decrecer hasta llegar a convertirse de nuevo en un organismo simple, pero que vuelve a crecer. Consigue crear un ciclo biológico de miles de años que le garantiza la inmortalidad”.
Se busca la agilidad, velocidad y capacidad de adaptación de una startup. Son fundamentales para el desarrollo de cualquier proyecto de nuevas tecnologías”
Bernardo Hernández, emprendedor
Hernández sí cree que Google quiere mantener su alma de empresa emergente: “Se busca la agilidad, velocidad y capacidad de adaptación de una startup. Son fundamentales para el desarrollo de cualquier proyecto de nuevas tecnologías”.
Luis Samra, de Honduras, lidera la expansión de Evernote en toda América Latina. Llegó cuando tenían 200.000 clientes en la región, hoy son 14 millones. Phil Libin, el fundador de esta aplicación, quiere que su empresa sea “la startup” de los 100 años. Bajo esa idea se esconden algunas claves: “Se trata de tener jefes que sean líderes, que se arremangan la camisa. También de tomar decisiones rápido”. Samra apunta a la contratación como uno de los puntos críticos: “Hay que pensar muy bien quién entra para mantener la esencia”.
Alex Mackenzie Torres, como Hernández, dejó Google: “No es sencillo tomar la decisión pero sientes que has cumplido ciclo”. Admiró a Marissa Mayer y cree que Sundar Pichai es el mejor CEO posible para Google. Hoy es el responsable internacional de Moovit, una empresa nacida en Tel Aviv, con sede en San Francisco, dedicada al transporte público. Mackenzie Torres se siente un privilegiado. En nueve años tuvo ocho cometidos distintos: “Ningún lugar es tan ágil. Se te exige, pero responden.
La adquisición de otras empresas, cree Campo, es una de sus fuentes de juventud: “Cada vez más se ve cómo las dejan funcionar con sus propios equipos para que sigan su ruta. Se ha visto tanto con Nest como con Waze. En la nueva estructura dejan ver que esta es la fórmula correcta. Es difícil ser tan grande, pero se han preparado para competir con agilidad”.
La influencia de Google en esta zona es constante. Se habla de sus novedades como si fuese el partido de fútbol del día anterior. Casi siempre se imita su comportamiento. La aspiración es parecerse a ellos. “Es uno de los grandes pilares del Valle. Sería difícil entender Silicon Valley de hoy sin Google”, defiende Hernández.
Samra es algo más comedido: “Es la grande de esta generación. Google no ha creado esta forma de hacer las cosas, pero sí la ha adaptado a los tiempos del móvil. Apple y Atari sí podría decirse que son las que crearon esta atmósfera”. Campo ve Google como la gran fuente de inspiración en la Bahía de San Francisco: “Tiene una ambición enorme. Trabaja para superar los grandes retos de la Humanidad. Facebook no se plantea esa misión, por ejemplo”.
Este emprendedor considera que Google manda un mensaje a Wall Street: “A los inversores les inquietaba mucho no saber en qué se gastan el dinero. Ahora será más claro. En la bolsa suelen penalizar los conglomerados, solo Warren Buffet es la excepción. Va a ser interesante ver cómo lo valoran”.
18 años después de su fundación, Google se reinventa para no ser una empresa convencional, sino el corazón de Silicon Valley. “Son el buque insignia de innovación. Van a seguir su modelo”, sostiene el responsable de Moovit.
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