Airbnb quiere que Barcelona sea como Ámsterdam
El portal para publicar y reservar alojamiento llega a un acuerdo con el ayuntamiento de la ciudad holandesa para cobrar la tasa turística. Pretende hacerlo también en otras ciudades
El encuentro tiene lugar en el Ayuntamiento de Ámsterdam, pero por momentos se diría que acontece en el de Barcelona. Airbnb, el portal de alojamiento, ha traído a la capital holandesa a un grupo de periodistas españoles para reunirlos con representantes de su consistorio y lucir un acuerdo que permite a la compañía cobrar la tasa turística —un 5% del importe del alojamiento, la más cara de Europa— a sus ciberhuéspedes y entregarla después al ayuntamiento.
El Ayuntamiento de Ámsterdam confía a Airbnb el cobro de la tasa turística, pero no tiene acceso a los datos de los propietarios
“Barcelona”, “Barcelona”, “Barcelona”, repiten de continuo los miembros de Airbnb en sus intervenciones. Confían en que el modelo de Ámsterdam se repita en la Ciudad Condal, después de la sanción que la Generalitat le impuso a la compañía a principio del verano: 30.000 euros por ofrecer pisos turísticos ilegales. La comunidad catalana fue la primera en penalizar esta actividad, pero también ha sido pionera en darle un marco legal preciso: está permitido hospedar turistas durante un máximo de 4 meses al año, no necesariamente consecutivos. A principios de agosto, Ada Colau propuso condonar la deuda de los pisos turísticos si se destinaban a alquiler social. La tasa turística de Barcelona es de 0,65 euros por noche.
Ciudad 'okupa'
La vivienda en Ámsterdam ha sido protagonista política desde los años sesenta. La ciudad acogió uno de los movimientos okupas más importantes de Europa. El Tribunal Supremo del país llegó a amparar la ocupación de viviendas siempre que se diera la huisvrede, la paz doméstica, por la que el ocupante de una vivienda, aun no siendo propietario, podía dar acceso. El único recurso era llevar al okupa a los tribunales. El giro conservador del país llevó al Congreso y al Senado una propuesta de ley para que la okupación fuera declarada ilegal en 2009. Desde 2010, lo es, y conlleva penas de cárcel de al menos un año.
El Ayuntamiento de Ámsterdam también estaba preocupado por esta cuestión, pero optó por llegar a un acuerdo con Airbnb. El sistema está en vigor desde diciembre de 2014. La compañía, a pesar de ser un mero intermediario entre el propietario particular y los huéspedes, se erige en recaudadora de impuestos a través de su potente portal web. “Facilita las cosas a los dueños de las habitaciones y las casas, y les ahorra el papeleo con el ayuntamiento”, explica Àngel Mesado, director de Política Pública de la compañía en España y Portugal. Desde el consistorio aseguran salir bien parados también: “Nos aseguramos de que se cobra efectivamente ese impuesto a todos los usuarios, en igualdad de condiciones con quienes ya lo pagan en los hoteles”, afirma el responsable de vivienda del ayuntamiento holandés, Albert Eefting. Su consistorio tiene declarada la guerra a los hoteles ilegales. Asegura que cada semana se cierran de 2 a 3 de estos establecimientos de este tipo en la ciudad.
Hoteles hostiles
No hay representantes de los hoteles en la ciudad, pero están presentes en las preguntas de los periodistas. “Al principio eran hostiles, pero hay que entender que la economía colaborativa y el modelo del home sharing han venido para quedarse. Mejor ordenarlos que oponerse, no tendría sentido”, responde Laila Frank, asesora de viaje social del Ayuntamiento. Los datos hablan a favor, parecer que hay pastel para repartir entre todos, hosteleros y particulares: las cifras de pernoctaciones en la ciudad en el primer cuatrimestre de este año han subido un 4,9%.
En Ámsterdam se cierran de 2 a 3 hoteles ilegales a la semana
Desde Airbnb argumentan que su perfil de turista es distinto del que se aloja en hoteles. “El 93% por ciento de nuestros usuarios quiere vivir como la gente de Ámsterdam y el 73% de los alojamientos está fuera de las zonas turísticas”, afirma Mesado.
La representante del ayuntamiento tercia: “Si solo alquilas tu habitación un par de semanas al año, pagar la tasa turística es un rollo, así que pensamos en qué podríamos ofrecerle a la ciudad para que fuera fácil. Ámsterdam es una ciudad muy emprendedora. La gente piensa mucho en hacer algo sencillo, que funcione, que sirva".
La capital holandesa está experimentando un auge de home sharing. El sentido práctico de los holandeses —valga el tópico, ya que sus representantes elegidos en el ayuntamiento lo sacan a colación— ha hecho que esta modalidad de aprovechamiento económico de la casa propia haya crecido un 85% de julio de 2014 al mismo mes de este año. Un 90% ha aumentado el número de amsterdameses que se sirve de la fórmula cuando sale de su ciudad.
“La gente quiere esta fórmula, el fenómeno no va a parar y además es razonable”, abunda Frank, que afirma que puso a Airbnb una línea roja con la que, a juzgar por los gestos de asentimiento de sus representantes, no tuvieron especial problema: “El alojamiento tiene que ser justo, seguro y tranquilo”.
Airbnb recauda los impuestos de parte del ayuntamiento pero ¿qué sucede con los datos de los propietarios, que no pueden cederse a terceros? El responsable de vivienda del ayuntamiento asegura escuetamente que el consistorio "tiene medios" de saber si las cifras de recaudación que les facilita la compañía son correctas.
Una actividad en auge
Airbnb nació en 2008 en San Francisco, con el nombre de Air bed and breadfast. Sus fundadores querían aprovechar el espacio sobrante de su casa para alojar huéspedes y conseguir unos dólares extras. El modelo cuajó en Nueva York y París, tan solo un año más tarde; Barcelona y Ámsterdam seguirían al poco tiempo. Sus usuarios pueden encontrar alojamiento en 34.000 ciudades de 190 países. El último en unirse a la lista es Cuba. El crecimiento en España es espectacular: en 2013 se valió del servicio 230.000 viajeros, 620.000 en 2014. Las expectativas para este año esperan superar los 1.300.000 usuarios.
Solo en Ámsterdam, hay 12.000 ofertas de alojamiento en Airbnb (según los datos de junio de este año), frente a las 16.000 de Barcelona y las 7.000 de Madrid. El acuerdo con Ámsterdam es esgrimido por Airbnb como perfectamente trasladable a España. ¿Qué tal los han recibido los equipos de Ada Colau y Manuela Carmena?: “Hemos visto después de las elecciones autonómicas y municipales en Madrid, Barcelona y otros sitios que las situación ha cambiado”, asegura el director de Política Pública de la compañía. "Hay una actitud más receptiva". Esa actitud no se ha concretado de momento en acuerdos. En el caso de Barcelona, están a la espera de que el nuevo equipo de gobierno municipal responda a la invitación que les han lanzado desde la compañía. Fuentes de Airbnb señalan que con quienes más se han reunido son con la Comunidad de Madrid y la Generalitat de Cataluña, pero aún sin resultados concretos significativos.
La compañía tiene su sede europea en Irlanda, paraíso de las tecnológicas por sus bajos impuestos y ubicación fiscal de Google, Amazon, Twitter o Facebook. Aclaran que no son como estas compañías: "somos comisionistas, bueno, cargamos por usar la plataforma, pero solo de un 10% a un 15%. El resto del dinero se queda en el territorio donde se genera".
Barcelona: casi la mitad alquila para llegar a fin de mes
La mayoría de los anfitriones (el 70%) alquilan su residencia habitual, una media de 46 noches al año y obtienen unos ingresos adicionales de 2.655 € al año.
El 44% afirma que cuenta con ese dinero para poder llegar a fin de mes.
Dedican una media del 60% de las ganancias obtenidas a través de Airbnb a cubrir sus necesidades básicas, como pagar el alquiler, la hipoteca, las facturas y la comida.
Los propietarios tienen una edad media de 40 años.
El número de viajeros que se hospedaron en casa de un anfitrión local fue de 170.000. En Barcelona hay aproximadamente 4.000 anfitriones.
Cifras del estudio impacto económico de 2014 de Airbnb basado en datos obtenidos durante 2013.
Madrid: los turistas generan 834€ de media
El anfitrión medio en Madrid tiene 48 años.
Tres cuartas partes de los anfitriones de Airbnb (el 70% aproximadamente) comparten la casa en la que viven y casi la mitad (un 45%) asegura que los ingresos extra que obtiene compartiendo casa le ayuda a vivir en la casa que habita
Los anfitriones se reparten en más de 60 barrios y el 70% se encuentra fuera de las tradicionales zonas de concentración hotelera. La mitad de lo que gastan los viajeros tiene lugar en el barrio donde se alojan.
Los viajeros que se alojan en casa de un anfitrión de Madrid se quedan una media de 4,6 noches y gastan 834€ a lo largo de su estancia.
En la ciudad hay 3.200 anfitriones y 162.000 huéspedes.
El anfitrión medio de Airbnb alquila su residencia habitual. El 77% de los anfitriones solo cuenta con un anuncio.
Datos del estudio de impacto económico de Airbnb de junio de 2105 sobre cifras de 2014.
Ámsterdam: el 87% alquila la casa en la que vive
El 87% de los anfitriones alquila la casa en la que vive.
Edad media: 41 años.
La estancia media es los huéspedes des de 3,9 noches con un gasto de 792€. El gasto medio en negocios locales del barrio donde se hospedaron fue de 179€.
El 73% de los anuncios están en zonas que no pertenecen a los distritos del centro turístico.
El número de viajeros ese año que se hospedaron en casa de un anfitrión local fue de 62.000. En Ámsterdam hay aproximadamente 2.500 anfitriones.
Cifras del estudio impacto económico de 2013 de Airbnb.
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