Marco Polo, el ‘snapchat’ de la localización
La aplicación sirve para decir a los contactos cercanos dónde se está pero solo durante un momento concreto
Aneel Ranadive (San Mateo, 1984) quiere un millón de usuarios. Nada nuevo cuando alguien tiene una startup, si no fuese porque está cerca de conseguirlo y lleva menos de seis en el mercado.
Marco Polo, su aplicación, es un guiño al comerciante veneciano, pero también al juego infantil que tantas siestas interrumpe en verano. Al igual que cuando un amigo gritaba “Marcooo” con los ojos cerrados en la piscina y el resto de jugadores contestaban “Poloooo”, para que se orientase, en la aplicación el usuario indica su localización con un "Marco", dando en la pantalla y escogiendo el lugar más cercano o directamente con las coordenadas, y los amigos responden “Polo”, con la suya, siempre que quieran.
“Queremos que se pueda quedar con el entorno más cercano con cierta discreción, sin convertirlo en masivo”, explica. De hecho, no le importa del servicio más similar al suyo, FourSquare: “Tenía su sentido, si no fuese porque ya están ahí todos los contactos de otras redes sociales y se guarda el historial de sitios dónde se ha ido. Nuestra idea es más efímera, para momentos concretos”, matiza.
Inicialmente Marco Polo no era lo que es hoy. Nació como Pinch it, hace dos años, una aplicación de ofertas diarias tipo Groupon, pero centrado solo en eventos y restaurantes de alto nivel. Llegaron a conseguir un millón de dólares en ingresos, pero el negocio no crecía lo suficiente.
Entonces, se reinventaron; pasaron a ser un lugar en el que marcar actividades interesantes, como un bloc de notas para recomendar lugares. “Llegamos a 100.000 usuarios mensuales, pero nos costaba muchísimo ir más allá de San Francisco”, confiesa.
Cuando pensó en Marco Polo lo hizo con el móvil en mente, buscando solucionar un problema. “Cuando quedas con un amigo resulta difícil tener que mirar la dirección en una web, luego abrir el mapa de Google, volver a buscar, contestar… Nuestra intención es hacerlo más sencillo y privado”, expone. Aunque se puede tomar la agenda de Facebook, no la integra por completo de manera automática, sino que el dueño del móvil escoge a quién añade. También se puede hacer de manera manual desde la agenda del teléfono.
Ranadive estudió matemáticas en Columbia y, aunque viene de Silicon Valley, consideró que Nueva York, donde tienen su sede, era un lugar más adecuado para lanzar el proyecto. “Tenía que ser fuera de la Bahía de San Francisco porque se pierde la perspectiva. Nueva York es más diverso y permite ponerte a prueba, ir más allá de los entusiastas ‘techies’ y llegar a un perfil más amplio, más real”, indica. El perfil del usuario medio es de joven urbano, entre los 20 y 30 años, con vida social después del trabajo o en el campus.
Su salto a la popularidad tuvo lugar cuando se descubrió quién había apostado por Marco Polo, Eduardo Saverin, cofundador de Facebook, el compañero de residencia brasileño que financió los primeros pasos de Zuckerberg. En este caso la inversión es de dos millones de dólares. Además del fundador, la empresa está formada por tres personas más.
El modelo de negocio de Marco Polo todavía está en evolución, aunque Ranadive tiene una firme convicción: “Tenemos que tener tantos usuarios que los anunciantes lo vean como un soporte interesante, para ellos tenemos que atraer a influencers, que son los que traen amigos al sitio y nos dan a conocer. Considero que sin ser invasivos podemos convertirnos en una plataforma interesante para que los dueños de negocios conozcan mejor dónde van los consumidores y las hagan ofertas a medida”.
De momento solo funciona para iOS; cuando superen el millón de usuarios activos, piensan dar dos pasos importantes, salir con una versión en Android y traducir el servicio primero al español, el idioma en que registran mayor crecimiento, y luego al portugués.
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