Demanda contra Instagram
Los cambios en los términos de uso llegan a los juzgados de San Francisco
Aunque las protestas fueron mucho más allá del propio Instagram, National Geographic dio la primera alerta seria. Los usuarios de Instagram propagaron su malestar por toda la red, desde Facebook, dueña de la aplicación, a Twitter. Más allá del enfado por los cambios en los términos de uso, un colectivo de entusiastas del programa ha presentado una demanda colectiva en el tribunal federal de San Francisco. En la misma, acusa al almacén de fotos de incumplimiento de contrato.
Andrew Noyes, portavoz de Facebook, que compró Instagram por 1.000 millones de dólares, ha defendido su postura mediante un correo enviado a Reuters: “Creemos que esta queja carece de relevancia y la combatiremos de forma vigorosa".
Instagram anunció inicialmente que el próximo 16 de enero cambian los términos de uso de su plataforma. Entre los cambios se encontraba la posibilidad de explotar con interés comercial los contenidos generados por los usuarios. Esto incluía a miembros a partir de 13 años.
El revuelo fue tal que el propio creador del programa, Kevin Systrom, tuvo que dirigirse a los suscriptores para hacerles ver que todo se debía a un error de comunicación. En consecuencia, se retiró la cláusula sobre la difusión de imágenes sin compensación. No así la referente a la posibilidad de incluir anuncios junto al contenido de cada perfil. "No siempre podremos identificar los contenidos patrocinado o las comunicaciones comerciales como tal", proclama Instagram en sus términos remozados.
La demanda, presentada por los abogados del despacho Finkelstein & Krinsk, de San Diego, insiste en que los clientes pueden cancelar la cuenta, pero en ese momento pierden los derechos de las fotos que compartieron anteriormente: "Resumiendo, Instagram declara que el poseer algo le otorga la ventaja legal y si no les gusta, no nos pueden detener".
Instagram no dio alternativas para aquellos que no estén conformes con estas nuevas reglas. Sin cifras oficiales el éxodo sí parece haber afectado al servicio. Se nota un menor nivel de actualización de los perfiles y se multiplican las fórmulas para darse de baja y llevarse el archivo consigo.
Instagram, un servicio tan sencillo como adictivo, ha sido una de las grandes revelaciones de 2012. En abril estrenaron versión para móviles Android. Este lanzamiento también tuvo su consiguiente polémica y enfado con polémica incluida entre los amantes de los productos Apple, que perdieron cierto halo de exclusividad, pero significó su explosión. En solo dos meses pasaron de 15 a 50 millones de usuarios.
Después llegó el turno de la visualización. Las fotos ya no solo se veían en una cuadrícula, sino también integradas en un mapa. Una opción perfecta para recordar un viaje. La siguiente inquietud fue ir más allá del móvil. A finales de noviembre llegaron al ordenador. Solo dos semanas después, rompían con Twitter, uno de sus grandes aliados para la popularización de su servicio. De manera unilateral hicieron que su contenido dejase de mostrarse directamente junto a los tuits.
Comenzaba así "la guerra de los retoques". Instagram como pionera y gran aliada de Facebook, se enfrenta a Twitter que estrenó filtros. Mientras que Flickr, propiedad de Yahoo!, intenta recuperar clientes regalando tres meses de almacenamiento ilimitado y, como no, los indispensables filtros en su aplicación para iPhone.
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