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La Campus Party más solidaria

A pesar del entusiasmo emprendedor, no todo son negocios en el festival tecnológico de Berlín

Luis Ángel García impulsa la red social para enfermos, Hipokrom.
Luis Ángel García impulsa la red social para enfermos, Hipokrom. R. J. C.

A pesar del entusiasmo emprendedor, no todo son negocios en Campus Party. Neelie Kroes, vicepresidenta de la comisión europea y responsable de su agenda digital, ha recordado esta manaña la necesidad de que Internet sea accesible a todos. Uno de los guiños ha sido para las geekgirls, el colectivo de jóvenes campuseras decididas a hacer ver a otras chicas que ser entusiasta de la tecnología también es femenino.

Luis Ángel García Díaz (Guadalajara, México, 1985), afincado en España desde su infancia, ha hecho de Hipokrum su misión. “Mi intención es que haya un foro, multilingüe, un lugar donde compartir conocimiento, consejos, médicos dispuestos a involucrarse”. Hace seis años su hermana murió víctima de una enfermedad rara. Ahora es su novia quien padece una dolencia de difícil cura. El sábado salió de Sevilla hacía Berlín para encontrar desarrolladores dispuestos a internacionalizar su red social. “Tengo la idea, pero no sé programar. Ojalá alguien vea que esta causa merece su tiempo y talento”.

Sofía Fernándes de Mesa no viene con uno, sino con toda una baraja de aplicaciones solidarias. La directora de innovación social de Telefónica, presentó el programa M-Inclusión para fomentar el desarrollo de aplicaciones móviles para aquellos en peligro de exclusión ya sea por discapacidad, motivos económicos, por vivir en zonas aisladas o por padecer, como en el caso anterior, una enfermedad crónica.

Como ejemplo mostró algunos de los programas que ya funcionan. Como Dr Math que ayuda con las matemáticas a los niños de Sudáfrica o BBC Janda, que da clases en inglés a través del móvil a los jóvenes de Bangladesh. YuCash, de Kenia, es la unión entre una operadora móvil y un servicio de micropagos. Gracias a esta creación sus clientes usan su número de teléfono a modo de cuenta bancaria. “Estamos intentando crear algo similar en América Latina, donde es muy importante contar con acceso al banco para poder prosperar, pagar por servicios, asumir un crédito...” expone la directiva.

El alemán Josef Tichy, de 70 años, demuestra que la edad no está reñida con la creatividad. En la zona de robótica su pequeño autómata, que cabe en una lata de refresco, se ha llevado todos los aplausos. Y eso que competía con un submarino de la Universidad Politécnica de Madrid y varios robots futboleros llegados desde México.

Arduino, la placa programable

Aunque tome impulse el lado social Campus Party no se olvida de su esencia, lo ‘geek’. David Cuartielles, uno de los creadores de las placas Arduino, se desvive por lograr difusión en su charla y talleres que se extenderán hasta el sábado. Su invención, que ya se comercializa en Estados Unidos, es algo así como un Lego para mayores. Se trata de una placa electrónica de menos de 100 euros programable con notable sencillez. “Nació como un proyecto educativo pero, sobre todo en Estados Unidos, ha llegado al mercado de consumo”. Así se pueden programar desde procesos en el hogar, como que se encienda la calefacción a cierta hora o que las luces del árbol de Navidad cambien de color como se prefiera.

Durante el encuentro se ha desvelado que Telefónica venderá una versión de estas placas con un módulo de conexión 3G próximamente, a través de su página y en tiendas. Carlos Domingo, director de Investigación y Desarrollo de la división digital de la operadora, cree que su difusión serán clave para abrir la puerta a la programación de hardware: “Se ha demostrado que con unos conocimientos modestos se pueden crear aplicaciones interesantes. Programar es accesible, ahora falta hacer lo mismo con los aparatos para impulsar el Internet de las cosas”.

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