De Bárbara Rey a Rocío Carrasco: moratones en la prensa rosa
Así han tratado los medios y la sociedad las denuncias por violencia machista más mediáticas en los últimos 30 años


La reciente guía Conocer para cambiar la mirada, publicada por el Instituto de las Mujeres, afirma que la violencia machista “trasciende culturas, países, clases sociales o edades.” Cualquiera puede ser víctima, independientemente de su perfil socioeconómico. Esta es una idea que hoy se asume con naturalidad, pero no siempre fue así. En un pasado no tan lejano, la sociedad no creía a las mujeres que no encajaban en un perfil determinado. Y esto era especialmente patente en las mujeres famosas de las que mucha gente tenía una imagen preconcebida. No ayudó una industria del entretenimiento que pasó de la omertà a la frivolización más extrema, tratando la violencia machista como un mero entretenimiento sobre el que todo el mundo podía opinar. Aun así, se vislumbra una evolución en la forma en la que la sociedad ha ido tratando el asunto. Estos han sido los casos más mediáticos de las últimas décadas.
Bárbara Rey. En 1989 la vedette denunció por malos tratos a quien fuera su marido, Ángel Cristo. Él contestó presentando otra denuncia contra ella por abandono del hogar, un delito que dejó de estar tipificado en 2005. Es frecuente que, tras la presentación de una denuncia por parte de una mujer contra su agresor, se inicie paralelamente un procedimiento penal en su contra. Es una estrategia defensiva, las denuncias cruzadas, que erosiona la protección de las víctimas. Rey ha relatado años más tarde una vida de abusos. “Me insultaba, le pegaba una patada a la puerta de mi dormitorio... y me violaba, escupiéndome a la cara y llamándome puta”, contó en la docuserie Una vida Bárbara. Nadie la escuchó, lamentaba hace poco, pero todo el mundo la juzgó y la condenó.
Carmina Ordóñez La socialité denunció a su exmarido Ernesto Neira por malos tratos en 2001. La querella se desestimó por falta de pruebas, y en el escrito añadió también que no existían “datos que permitan considerar a Ordóñez dentro del perfil de las mujeres que soportan los malos tratos por dependencia económica o presiones del entorno”. Carmina Ordóñez no daba el perfil de mujer maltratada. Era atractiva, rica y lenguaraz. Por eso su testimonio fue puesto en tela de juicio. Por eso también era especialmente valioso: rompía el tabú y la imagen de cómo tenía que ser y comportarse una víctima.
María Jiménez. La cantante de Se acabó, un himno al desamor y la liberación de la mujer, mantuvo durante décadas una relación intermitente marcada por la violencia con quien fuera su marido, el actor Pepe Sancho. Se casaron en 1980 y solo en 2004 se vio con fuerzas para interponer una denuncia. Él respondió con una demanda por vulnerar su derecho al honor. Cinco años más tarde llegó la sentencia, en la que el juez consideraba probado el maltrato, pero no condenaba al actor por haber prescrito. “En mi época eso no se podía denunciar. Si llega a pasar hoy, lo meto en la cárcel 20 años”, dijo la cantante en esa época, cuando contó sus vivencias en un libro y en varios platós.
Fayna Betancourt. Hay maltratadores que fingen hasta el punto que nadie sospecha de ellos. No fue el de Carlos Navarro, alias El Yoyas. Fue el primer concursante de Gran Hermano expulsado del concurso de forma disciplinaria. Los responsables tomaron esta decisión después de constatar la violencia con la que trataba a sus compañeros y especialmente a Betancourt, con quien inició una relación en el concurso. En 2018 salió a la luz que estaba denunciado por malos tratos a su expareja y a sus hijos. En enero de 2021, ella hizo público el calvario que llevaba años sufriendo. “Yo me perdí mucho tiempo. Estuve anulada durante 16 años”, dijo. Navarro fue condenado a casi seis años de prisión. Huyó de la justicia. En este contexto, el diario El Mundo le hizo una entrevista “para dar su versión”.
Carlota Prado. “Fue utilizada por el acusado como un objeto para satisfacer a modo de juguete sexual sin que haya la menor sombra de consentimiento”. Así es como José María López Pérez, exconcursante de Gran Hermano, trató a la también exconcursante Carlota Prado la noche del 4 de noviembre de 2017 en la casa donde se grababa el reality. Es lo que consideró la sentencia, que condenó al hombre a 15 meses de cárcel por abusar sexualmente de Prado. Ella se encontraba en un sopor etílico cercano a la inconsciencia, pero sí repitió al condenado “no puedo” mientras él le quitaba los pantalones cuando ambos se encontraban en la misma cama.
Mar Flores. En su reciente autobiografía, la modelo y actriz contó episodios de maltrato a manos de su exmarido, Carlo Costanzia, contra el que no pesa ninguna condena. “En ese momento nadie me hizo caso”, lamentaba. Cuenta en el libro que un magistrado llegó a desestimar una de sus denuncias por ser famosa. Dice que ha contado su historia para que reflexionemos, como sociedad, sobre dónde estábamos hace unos años. La reacción de la prensa dejó patente que algo ha cambiado, pero no tanto. Muchos programas pusieron el foco en las infidelidades de Flores, como si eso justificara o explicara de alguna forma la violencia machista, explicaba el periodista Martín Bianchi.
Rocío Carrasco. Rocío Carrasco y Antonio David Flores se separaron en 1999, tras casi cuatro años de matrimonio. Pero fue en diciembre de 2016 cuando ella acude al juzgado de instrucción número 23 de Madrid para denunciar un delito de lesiones psicológicas y de quebrantamiento de los deberes de custodia de sus dos hijos. “Que no hagan lo mismo que yo. Que lo digan desde el minuto cero. Que no están solas”, dijo a las víctimas de violencia de género en el programa de televisión donde contó su historia en 2021. Su testimonio alcanzó cuotas de pantalla de más del 30% y conmocionó a la sociedad española. Las llamadas al teléfono contra la violencia de género se dispararon un 42% en una semana. Entonces, como ahora ha sucedido con Alessandro Lecquio tras el testimonio de Antonia Dell’Atte, Mediaset prescindió de su colaborador. En 2023, el Tribunal Supremo consideró nulo su despido nulo porque nunca fue condenado por violencia machista.
El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia machista, a sus familias y a su entorno las 24 horas del día, todos los días del año, en 53 idiomas diferentes. El número no queda registrado en la factura telefónica, pero hay que borrar la llamada del dispositivo. También se puede contactar a través del correo electrónico016-online@igualdad.gob.esy por WhatsApp en el número 600 000 016. Los menores pueden dirigirse al teléfono de la Fundación ANAR 900 20 20 10. Si es una situación de emergencia, se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062). Y en caso de no poder llamar, se puede recurrir a la aplicación ALERTCOPS, desde la que se envía una señal de alerta a la Policía con geolocalización.
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