Récord de apostasías en Bélgica: “La única manera de decir basta” ante la respuesta de la Iglesia a la pederastia y el papel de la mujer
La emisión en la televisión flamenca, a finales de 2023, de un documental sobre víctimas de abusos de religiosos y una controvertida visita del Papa en septiembre han dejado un reguero de demandas para apostatar, más de 14.000 y sumando, algo nunca visto
El año 2024 que ahora acaba ha sido, para la Iglesia católica belga, un annus horribilis en el que se ha visto confrontada a una de sus peores pesadillas: la pérdida de feligreses, reflejada en un récord absoluto de apostasías. Ni siquiera la visita a Bélgica de Francisco, la primera de un papa en casi 30 años, ha calmado el monumental enfado de los belgas con el estamento católico de su país, y con Roma. En realidad, su viaje tuvo el efecto contrario.
Las disculpas públicas de Francisco por los casos de pederastia en la Iglesia fueron consideradas insuficientes. Además, se vieron opacadas por las durísimas palabras del argentino contra el aborto (llamó “sicarios” a los médicos que lo practican) y por su posición ultraconservadora sobre el papel de la mujer en la sociedad, algo que le recriminó hasta la Universidad católica de Lovaina. Unas declaraciones “inaceptables”, condenó también el primer ministro en funciones, el liberal Alexander De Croo, que convocó al nuncio apostólico y pidió “respeto para las mujeres, que deben poder decidir libremente sobre su cuerpo sin injerencia de la Iglesia”.
Por su parte, la ciudadanía reaccionó disparando aún más las apostasías. Todo ello en un año ya de por sí récord: según datos de la propia iglesia belga, entre el 1 de julio de 2023 y el 30 de junio de 2024, recibieron 14.251 demandas. Una tasa diez veces por encima de la media y que hasta triplica anteriores picos. En vista del reguero de nuevas peticiones de ser borrados del registro bautismal tras la visita papal, muchos pronostican que la cifra seguirá aumentando durante un 2025 que llega sin que se hayan calmado los ánimos ciudadanos.
“Creo que va a haber un movimiento muy significativo, vemos que hay un sentimiento de cólera”, vaticina Hervé Parmentier, secretario general adjunto del Centro de Acción Laica, una organización francófona que lucha por la defensa y promoción de la laicidad.
Cólera es lo que también siente Lectrr, seudónimo de Steven Degryse, un conocido dibujante de cómics, animador, guionista y columnista flamenco que fue una de las primeras figuras públicas que anunció su decisión de apostatar. “Era la única manera de decir basta, fue una expresión de puro asco”, explica por correo electrónico. El 98% de las demandas de apostasía del último informe de la Iglesia belga proceden de Flandes, la región más conservadora del país, y de Bruselas. Fue sobre todo una reacción a la emisión, el otoño de 2023 en la televisión flamenca, del documental Gotvergeten (Los olvidados de Dios), que también ha disparado nuevas denuncias de abusos en esta región (126 casos, el 76% del total).
En la serie, 11 víctimas de abusos por parte de religiosos “relatan, de forma conmovedora, los graves crímenes sufridos en un contexto pastoral que destruyeron sus vidas”, como reconoce la propia iglesia en el informe en el que cada año, desde hace más de una década, da cuenta de la situación de los casos de pederastia en su seno, del número de denuncias y de apostasías (un gesto inusual de transparencia: en otros países, como Francia, la Iglesia rechaza publicar cifras nacionales que den una radiografía tan exacta como la belga, pese a que los escándalos de pederastia también han disparado las apostasías los últimos años).
Pero para Lectrr, la respuesta de la Iglesia no ha sido suficiente. “Ni siquiera la cólera pública por el caso del obispo Vangheluwe bastó para cambiar las cosas”, lamenta. El caso del entonces obispo de Brujas, Roger Vangheluwe, destapó en 2010 los abusos contra menores en la Iglesia belga después de que el religioso reconociera que había abusado de uno de sus sobrinos durante años y que la Iglesia silenció el caso, tras el que luego llegaron más denuncias. Aunque fue obligado a dimitir, continuó siendo obispo emérito y sacerdote hasta esta primavera, cuando el Vaticano lo expulsó del estado clerical, la máxima sanción en el ámbito de la Iglesia. Algo que solo hizo tras la indignación popular que suscitó Gotvergeten y las presiones desde Bélgica, que condicionó la visita papal a que Roma diera ese paso. “Es importante que le sigamos recordando a la Iglesia que tiene obligaciones morales y que no está por encima de la ley”, subraya el dibujante, quien en su página web explica los pasos para apostatar.
Un procedimiento que también detalla el Centro de Acción Laica. Y que, según Parmentier, ha suscitado un inusitado interés —llevan más de 10.000 consultas a su página, así como cientos de llamadas— desde la visita papal, lo que le hace prever una nueva oleada de apostasías.
“La visita del Papa ha provocado una emoción muy viva y un sentimiento de rechazo a las formas de la Iglesia, es la primera vez que tenemos una señal tan significativa”, señala. El responsable de la organización laica subraya además que si Gotvergeten indignó a la comunidad católica flamenca, las controvertidas palabras sobre el aborto y la posición de la mujer del Papa fueron lo que colmaron la paciencia de los francófonos valones, históricamente más progresistas que los flamencos en una Bélgica donde, en cualquier caso, leyes como la de la eutanasia o el matrimonio homosexual nunca generaron las protestas sociales de otros países.
La visita papal también fue el momento de “hasta aquí hemos llegado” de Stéphane Vanden Eede, que trabaja en una asociación de alfabetización de adultos. Junto con el antiguo delegado de los derechos de los niños Bernard de Vos, organizó, en octubre, una “vasta acción de apostasía” que reunió 524 firmas, sobre todo de mujeres, para denunciar la “falta de respeto a las mujeres (...) y una dolorosa desconexión entre la doctrina de la Iglesia y las realidades de nuestro tiempo”, advirtieron en una carta abierta.
“Fue un acto político, no de victimismo, ante un jefe de Estado que desembarca aquí y se permite reescribir nuestra historia y cuestionar el derecho al aborto”, subraya Vanden Eede, para quien el enfado es mayor aún debido a las esperanzas que había suscitado un papa que parecía más reformador que sus predecesores. Este fin de semana se ha conocido que el Vaticano ha comenzado ya el proceso de beatificación del rey Balduino de Bélgica —que en 1992 abdicó durante 36 horas para no firmar la ley que legalizaba el aborto— que el Papa anunció por sorpresa en Bruselas tras visitar su tumba en una parada no agendada y que se produjo, precisamente, en el día en que se celebra el día internacional del aborto seguro. Un anuncio que, desde luego, no va a ayudar a calmar los ánimos de los indignados en Bélgica con Francisco y su Iglesia.
Y no son solo las apostasías. De 50.867 bautizos realizados en 2016 se pasaron a 34.826 en 2023, según otro informe reciente de la Iglesia belga, que también cifra en 167.400 los participantes en la misa de Eucaristía de finales de octubre pasado. Son casi la mitad de siete años antes, destacó el diario La Libre, según el cual en este periodo, la Iglesia belga ha perdido entre un 30 y 40% de fieles. ¿Servirán estos gestos para provocar un cambio en una Iglesia que, según Vanden Eede, “ha perdido el pie” en Bélgica? Nadie se atreve a hacer un pronóstico en una institución cerrada como pocas. El humorista Lectrr quiere creer al menos que los obispos no olvidarán este momento. “Hay algo sobre apostatar que muchos no se dan cuenta: conlleva mucho trabajo. El movimiento de apostasía los ha tenido ocupados un buen rato, las diócesis se han visto inundadas de trabajo, creo que es la primera señal que han sentido a nivel operativo. Y han visto, al menos, que 14.000 personas no están de acuerdo con ellos”. Trabajo parece que seguirán teniendo por un tiempo.
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