¿De toda la vida? La costumbre del cambio de hora en España tiene medio siglo

No son nuevos los argumentos a favor o en contra del cambio horario. Ninguno cambiará tampoco el hecho de que este domingo, 27 de octubre, cuando despertemos habremos retrocedido una hora. Sí, también habremos dormido una más, pero los efectos de este desajuste estarán a punto de desencadenarse en nuestro organismo y en nuestro carácter.

Así volveremos un otoño más al horario de invierno entre cambios de humor y la eterna pregunta: ¿hasta cuándo? Pero hay otra pregunta más que podríamos hacernos: ¿Desde cuándo? ¿Hace cuánto que el cambio horario domina nuestras vidas dos veces al año?

Historia del cambio de hora

Los españoles llevamos cambiando la hora cincuenta años consecutivos. Durante la crisis del petróleo de 1974, desatada por la guerra de Yom Kipur, el cambio garantizaba el ahorro energético. A más horas de luz despiertos, menor consumo de energía. En el año 2002, se incorporó al ordenamiento jurídico español una directiva europea que establecía en qué dos momentos del año hacer el cambio: el último domingo de octubre para el horario de invierno, el último de marzo para el de verano.

Pero la crisis del petróleo no fue el primer momento histórico en el que España cambió la hora. Las guerras, transformadoras a la fuerza de las sociedades, han tenido mucho que ver en esto. Cuando el 30 de abril de 1916, con el fin de ahorrar carbón, el káiser Guillermo II de Alemania adelantó los relojes una hora, decenas de países se sumaron a la medida, incluido España. Cuando terminó la contienda, todos los Estados fueron abandonando este régimen horario, a excepción de los británicos.

Pero cuando durante la Segunda Guerra Mundial Hitler volvió a mover las agujas, la Francia de Vichy y la Italia de Mussolini hicieron lo mismo. A ellos se sumó Franco durante la dictadura, en una decisión que dejó a la Península y a las islas en un huso horario que no les corresponde por ubicación geográfica, tal y como explican Matías Helbig y Almudena Á. Herrerías en este reportaje que muestra con gráficos cómo varía la luz solar en las distintas zonas de España según el modelo horario elegido.

Como explicaba muy bien uno de los lectores de EL PAÍS en una carta a la directora hace unos años, “España, situada en el meridiano 3º oeste, tiene el horario del meridiano 15º este que corresponde a Alemania.” Y reclamaba que, desde que se oficializó en España la hora del eje alemán-polaco de Hitler: “Nadie nos ha devuelto la hora real”. De momento, y mínimo hasta 2026, nos tocará seguir esperando.