El actor Juan José Ballesta declara en el juzgado acusado de una agresión sexual este pasado verano
La víctima, que asegura que estaba afectada por no haber tomado su medicación, ha denunciado al actor y a otro hombre al que también acusa de haberla retenido varios días y prostituirla
M. ha ido este martes a los juzgados de Parla para contar a la juez que fue agredida sexualmente por dos hombres en Parla este verano. Uno de ellos es supuestamente el actor Juan José Ballesta, que ha llegado a las nueve de la mañana, dos horas antes de su declaración en sede judicial, para negar cualquier tipo de relación con esta mujer. El otro es R., un conocido de Ballesta que, según la denunciante, fue el que la captó en una discoteca, la agredió sexualmente e incluso la prostituyó con otros hombres. Ambos, en su declaración, han negado los hechos.
Unos minutos antes de entrar al juzgado, la mujer esperaba en los alrededores, preparada para contar lo que vivió. Una historia que sucedió este verano. La denunciante sufre una esquizofrenia paranoide diagnosticada, de la que es tratada desde hace años. Este verano, al observar su estabilidad, el médico le recomendó que empezara a hacer más actividades, como ir al gimnasio y también quedar con su grupo de amigas. Eso es lo que hizo, según su relato, la noche del 16 de julio en la que conoció en un bar a R., un vecino del municipio. Ella asegura que se fueron juntos a la casa de él, aun con la oposición de sus amigas, que no se fiaban de este nuevo conocido. La mujer denuncia que allí la violó, la agarró del pelo, y, además, la retuvo varios días encerrada.
La explicación que ella da a que no saliera de esa casa por su propio pie es que su enfermedad le hizo no ser consciente de sus actos. Ella cuenta que R. le permitió volver a su casa a por su perro, pero que regresó por ese mismo motivo, porque no estaba tomando su medicación y estaba “sometida”. Durante esos días, ella asegura que él la ofrecía a otros hombres, tanto en la casa como en varios locales de ocio, así como en una piscina, y que llegó a presentarle a otra mujer como una “prostituta” que le iba a enseñar a trabajar. Una de estas veces, según su relato, apareció Ballesta, que también le hizo tocamientos indeseados en la vía pública. La mujer defiende que nunca dijo que Ballesta y ella fueran amigos de la infancia, sino que se conocían de vista porque ambos crecieron en Parla.
Finalmente, ella volvió a tomar su medicación, y asegura que en ese momento fue consciente de lo que le había sucedido, le dio un ataque de ansiedad y llamó a su padre. Entonces ingresó en el hospital de Parla, donde, pasadas dos semanas, pidió el alta voluntaria. En ese tiempo mandó mensajes y notas de audio a R. en los que lo acusaba de haberla violado y él le respondía que iba a denunciarla si seguía amenazándolo.
Para el letrado de la mujer, Juan Manuel Medina, el relato de la denunciante es coherente y detallado, aunque hay que entender que es el de una persona con una patología mental determinada que en este momento “no estaba bien”. De hecho, después de estos hechos, ella tuvo que ser internada en un centro psiquiátrico donde relató estas agresiones. Fueron los responsables del propio centro los que activaron el protocolo de agresiones sexuales y denunciaron los hechos, aunque por el tiempo transcurrido fue imposible detectar pruebas físicas que corroboraran su versión. La primera toma de declaración a la mujer sucedió en su habitación del hospital.
La acusación intenta ahora encontrar imágenes de un banco por el que la mujer asegura que pasó una de las noches, aunque todavía no ha sido posible obtenerlas. En otra entidad bancaria ya les notificaron que la grabación había sido eliminada porque había pasado demasiado tiempo.
Ballesta sostiene que no conoce de nada a esta mujer y que todo es falso. Su abogada, Beatriz Uriarte, asegura que su cliente está “tranquilo”, aunque algo inquieto por el “revuelo que causan estos delitos que tienen tanta estigmatización”. La defensa se apoya en las incoherencias que ha mostrado la denunciante, aunque ya se ha demostrado en otros casos, y la literatura científica lo explica, cómo el estrés y el miedo pueden provocar estas incongruencias.
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