La injerencia de un grupo antiaborto en un hospital público aviva el debate sobre los derechos de las mujeres en Italia
Un consejero del partido ultraderechista de Meloni promueve la instauración en el centro sanitario de una “sala de escucha” gestionada por el Movimiento provida para las mujeres que pretendan abortar
Los grupos de defensa de los derechos civiles y las asociaciones feministas temían que la llegada de la ultraderecha al Gobierno en Italia se tradujera en un retroceso social, en particular, en algunas materias sensibles como el aborto, garantizado en Italia desde 1978. Aunque la primera Ministra Giorgia Meloni, primera mujer en ocupar este puesto en el país transalpino, ha asegurado que no tocará la ley que regula la interrupción voluntaria del embarazo —pretende, en cambio “ampliar las opciones” de las mujeres que pretenden abortar— preocupa el corte antiabortista de muchos representantes de su partido, Hermanos de Italia, que ya se está haciendo notar en algunos lugares.
El hospital Santa Ana de Turín, en la región del Piamonte, gobernada por la derecha de Forza Italia, con el apoyo de la ultraderecha, inaugurará el próximo mes la polémica “sala de la escucha”, un espacio en teoría dedicado “a la acogida y la escucha” de las mujeres que tienen intención de interrumpir su embarazo. La gestionarán voluntarios del Movimiento por la Vida, una asociación antiabortista de inspiración católica.
El consejero regional de Políticas Sociales, Maurizio Marrone, de Hermanos de Italia, ha sido uno de los principales impulsores de la iniciativa, que pretende “ayudar a superar las causas que pueden llevar al aborto”. El funcionamiento de esta sala prevé que un grupo de voluntarios del Movimiento provida reciba, sin cita previa, a mujeres que hayan sido enviadas allí por los doctores o que hayan decidido acudir espontáneamente “como parte de un proceso más general de apoyo durante y después del embarazo a las mujeres que viven el momento con dificultad y que, por tanto, podrían plantearse la opción de la interrupción del embarazo o incluso sentirse obligadas a recurrir a ella por falta de ayuda”, ha explicado Marrone.
Este hospital turinés es el primer centro sanitario de Italia por número de nacimientos, con 6.590 recién nacidos en 2022, y también el hospital piamontés donde se realiza el mayor número de interrupciones del embarazo, con unos 2.500 casos en 2021, lo que equivale al 90% de las interrupciones realizadas en la ciudad de Turín y cerca del 50% de las realizadas a nivel regional.
Grupos de activistas, políticos locales y nacionales, sindicatos y asociaciones a favor de la libertad de elección en materia de salud reproductiva se han opuesto enérgicamente a la introducción de la “sala de escucha” y han denunciado que el proyecto supone una grave injerencia de grupos antiabortistas de inspiración católica en una estructura pública y laica como el hospital Santa Ana. El diario La Repubblica lo ha calificado como “el enésimo intento de culpabilizar a las mujeres que deciden abortar”.
Reacciones en cascada
Las reacciones han llegado en cascada. Chiara Appendino, diputada del Movimiento 5 Estrellas y antigua alcaldesa de Turín, ha calificado el programa como “un delirio oscurantista contra las mujeres, su dignidad, su libertad, su derecho a la autodeterminación”. En su formación han denunciado que Hermanos de Italia está “tratando de vender su apoyo simbólico a las asociaciones antiabortistas como apoyo a las mujeres” y han protestado porque en la región “no ha habido ninguna iniciativa apreciable para aumentar las guarderías, para luchar contra la pobreza, o incluso simplemente para apoyar a las familias con vistas a conciliar mejor el hogar y el trabajo”.
El concejal del ayuntamiento de Turín por el Partido Radical, y médico del propio hospital, Silvio Viale ha asegurado que su formación se activará para impedir que el plan se lleve a cabo. “Como en la mejor tradición golpista de la derecha, los bombardeos se hacen en verano, durante las vacaciones”, ha criticado. “Si una mujer quiere que hacer una consulta, puede seguir haciéndolo, como hace ahora yendo directamente a sus oficinas [de los grupos provida], pero no vamos a aceptar injerencias ni acosos”.
Jacopo Rosatelli, concejal de Políticas Sociales del Ayuntamiento de Turín por Izquierda Ecologista, ha definido el plan como “una grave provocación contra la autodeterminación de las mujeres”. Y ha criticado: “En un momento de crisis de la sanidad pública, la principal empresa hospitalaria de nuestra ciudad se pone al servicio de una batalla ideológica de sabor oscurantista, convirtiéndose en instrumento de la extrema derecha política”.
El Partido Democrático tampoco apoya la iniciativa, que ha calificado de “violencia psicológica institucionalizada” contra las mujeres. “Es la enésima humillación a las mujeres y a su libertad de elección y autodeterminación. No se trata de un lugar de acogida, que de otro modo gestionaría el hospital o la autoridad sanitaria local, sino de una concesión directa al Movimiento provida, por tanto, una forma de violencia psicológica institucionalizada”, ha lamentado Nadia Conticelli, presidenta del Partido Democrático Piamontés y líder del grupo en el ayuntamiento de Turín. Y ha reclamado al consejero de Hermanos de Italia que garantice la financiación necesaria para los centros públicos de planificación familiar ya existentes “en lugar de humillar el servicio público con fines electorales”.
Las asociaciones feministas también han rechazado rotundamente el proyecto. “Las mujeres que deciden abortar son conscientes de su vida y de sus opciones”, ha afirmado la presidenta de la sección de Turín de la organización ‘Si no es ahora, cuándo’, Laura Onofri, que también ha reclamado que se dirijan los esfuerzos hacia otros frentes. “Lo que una mujer necesita para llevar adelante un embarazo es un trabajo seguro y bien remunerado, un hogar y unos servicios sociales que funcionen, siempre que las razones por las que recurre al aborto sean de carácter económico y social”, ha dicho.
El principal sindicato del país, la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL) ha pedido que se revoque el proyecto y ha alegado que las mujeres no necesitan “guardianes”, sino “que se protejan sus derechos y libertades”.
Marrone, el hombre de Hermanos de Italia en Piamonte, en cambio, ha argumentado que la iniciativa está enfocada a remediar el “preocupante” descenso de los nacimientos. “Cada vez que una mujer aborta porque se ha sentido abandonada ante el reto de la maternidad estamos ante una dramática derrota de las instituciones. Por eso, abrir en el principal hospital de obstetricia y ginecología de Piamonte un espacio donde las mujeres y las parejas con dificultades puedan encontrar ayuda en proyectos de apoyo a la vida naciente es un logro social para toda la comunidad”, ha opinado.
La creación de las “salas de escucha” se suma a otras iniciativas igualmente contestadas sobre maternidad y aborto emprendidas en los últimos años por la Región de Piamonte, gobernada desde 2019 por Alberto Cirio.
Entre ellas está la prohibición de administrar la píldora abortiva en los consultorios médicos —solo se dispensa en los hospitales—, a pesar de las directrices de 2020 del Ministerio de Sanidad que lo requerían. El Gobierno regional también creó en 2022 el ‘Fondo para la Vida Naciente’, que financia con casi medio millón de euros a organizaciones y asociaciones que promueven el “valor social de la maternidad”, de inspiración católica en la mayoría de los casos.
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