EE UU lanza una alianza global contra el fentanilo: “Si no actuamos juntos, será una catástrofe”
El secretario de Estado, Antony Blinken, convoca a ministros de 84 países para establecer vías de colaboración para hacer frente a la crisis de las drogas sintéticas
El fentanilo, un opiáceo 50 veces más fuerte que la heroína, es el asesino en serie más mortífero de los adultos estadounidenses de entre 18 y 49 años. En 2022 fue el responsable de las dos terceras partes de las 110.000 muertes por sobredosis en el país, un récord histórico. Con tan trágico telón de fondo, el secretario de Estado, Antony Blinken, reunió virtualmente este viernes a representantes de 84 países, una lista que incluía a México, principal vía de entrada de la potente sustancia en Estados Unidos, pero no a China, el tercer vértice de su fabricación, tráfico y consumo globales, en una coalición para aumentar la cooperación en la lucha contra esa y otras drogas sintéticas.
Blinken trató en su discurso inicial de concienciar a sus homólogos con una gráfica metáfora. “Estados Unidos es como el canario en la mina de carbón”: en otras palabras, lo que está pasando aquí con el fentanilo pronto sucederá, vino a sugerir, en el resto del mundo. “Una vez han saturado nuestro mercado, las mafias criminales transnacionales están enfocándose en otros lugares para aumentar sus beneficios”, les dijo. “Si no actuamos juntos con feroz urgencia, será una catástrofe”.
“Las organizaciones criminales que trafican con drogas sintéticas son extremadamente hábiles para explotar los eslabones débiles de nuestro sistema global interconectado”, continuó Blinken. “Cuando un Gobierno restringe agresivamente el precursor químico, los traficantes lo compran en otro lugar. Cuando un país cierra una ruta de tránsito, los traficantes se trasladan rápidamente a otro. Esta es la definición de un problema que ningún país puede resolver solo. Es por eso que estamos creando esta coalición global”.
Todd Robinson, vicesecretario para asuntos internacionales de narcóticos y cumplimiento de la ley, confirmó el jueves en una reunión informativa con periodistas en Washington la ausencia de China en la cumbre del día siguiente. “Los hemos invitado”, añadió, sobre una coalición que, dijo, “solo está en su principio”. “Hay esperanza [de que se sumen más adelante]. No hablan con nosotros, pero están hablando con otros países. Y parte de la razón por la que estamos tratando de armar esta coalición es para involucrar a otros países en sus esfuerzos contra estas cadenas de suministro. Parte de su responsabilidad será arrancar un compromiso de la República Popular China. Estoy seguro de que al final dará sus frutos”.
Blinken prometió organizar más sesiones de trabajo de expertos, así como un encuentro presencial durante la Asamblea General de la ONU, prevista para septiembre. Durante la cita del viernes también habló, entre otros, Ylva Johansson, comisaria europea de Interior de la UE, que recordó que el fentanilo no es aún un problema tan acuciante en Europa como en Estados Unidos.
Además del letal opiáceo, en el orden del día de la reunión virtual estaban la ketamina, potente anestésico, legal para su uso en Estados Unidos; el MDMA, que está en su última fase de aprobación por la agencia del medicamento (FDA son sus siglas en inglés) para emplearlo en pacientes con trastornos como el estrés postraumático; el analgésico tramadol; la metanfetamina, que protagonizó la antepenúltima crisis narcótica del país norteamericano; o el captagon, recetada para el déficit de atención, la narcolepsia o la depresión.
Blinken pintó en su intervención inicial un mapa de la distribución de estas drogas: “Cada región está experimentando un aumento alarmante. En África, es el tramadol; en Oriente Próximo, las píldoras falsas de captagon; en Asia, la ketamina”.
Más fácil de fabricar y transportar
Frente a otras sustancias, las sintéticas son más fáciles de fabricar y de transportar ilícitamente. En el hueco que ocupa un fardo de heroína se pueden ocultar miles de pastillas de fentanilo. En 2022, la DEA (siglas en inglés de la agencia antidrogas) se incautó de 50,6 millones de píldoras falsas y de 4.500 kilos de polvo de fentanilo, el equivalente a “más de 379 millones de dosis potencialmente mortales”; más que de sobra, por tanto, para acabar con toda la población estadounidense (unos 330 millones).
La relación de Estados Unidos con el fentanilo se remonta a los años noventa, cuando farmacéuticas como Purdue inundaron el mercado de unas pastillas llamadas Oxycontin, que comercializaron con el engaño de que no creaban hábito. Cuando los médicos dejaron de recetarlas a una legión de adictos, estos se lanzaron en brazos de la heroína. El fentanilo, droga inventada en los sesenta que revolucionó la anestesiología, entró en escena hacia mediados de la década pasada. Al principio, llegaba desde China, país que prohibió su exportación en 2019. Desde el gigante asiático se comercializan hoy las sustancias precursoras necesarias para su fabricación en México, cuyos narcos aprendieron la fórmula, así como las máquinas necesarias para fabricar las pastillas falsas.
En su reciente visita a China, el tema era una de las prioridades de Blinken. El Departamento del Tesoro decretó recientemente sanciones para 17 personas y empresas del país asiático a las que acusan de lucrarse con el negocio.
La pandemia agravó la situación. En 2020, las muertes por sobredosis crecieron un 20%, hasta los 91.799 casos. En 2021, se registraron 106.699, según el Instituto Nacional de Abuso de Drogas, un 16% más. El año siguiente superaron las 110.000. El tema se ha convertido también en otro frente de la guerra política entre demócratas y republicanos, cuyos miembros más extremistas reclaman a la Administración de Joe Biden que intervenga militarmente en México para descabezar los grupos de narcos que operan en el país, de parecida manera a como se hizo con el Estado Islámico.
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